viernes, 30 de julio de 2010

San Agustín, Del lugar que tienen en la memoria las ciencias matemáticas

















Contiene también la memoria, además de lo referido, innumerables reglas, razones y leyes acerca de los números y dimensiones de la cantidad, que no las ha recibido ni adquirido por ninguno de los sentidos del cuerpo; por cuanto no son ellas de color alguno, ni suenan, ni huelen, ni se gustan, ni se palpan. Es verdad que cuando se habla o se disputa de ellas, oigo los sonidos de las voces o palabras con que estas mismas ciencias y sus leyes y reglas se significan, pero aquellos sonidos son una cosa y éstas cosa muy distinta. Porque aquéllas suenan de un modo en latín y de otro modo en griego, pero dichas ciencias ni son griegas ni latinas, ni de otro algún determinado idioma.
También es cierto que he visto por mis ojos aquellas líneas con que trazan los arquitectos sus obras, no obstante ser tan delicadas y sutiles como el hilo de la araña; pero aquéllas que yo tengo en mi interior son muy diferentes de éstas, pues no son imágenes de las líneas que me mostraron mis ojos; sólo conoce bien qué líneas son aquéllas el que, cuando las contempla y examina, prescinde de todo lo que es cuerpo.
Es no menos cierto que por medio de los sentidos de mi cuerpo han entrado en mi interior las imágenes de los números que exteriormente contamos, pero aquéllos con que contamos a esotros son muy distintos de éstos, y tampoco son imágenes de estos números y, por tanto, su ser es más constante y más cierto.

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