jueves, 30 de septiembre de 2010

Borges, El tango























¿Dónde estarán?, pregunta la elegía
de quienes ya no son, como si hubiera
una región en que el Ayer pudiera
ser el Hoy, el Aún y el Todavía.

¿Dónde estará (repito) el malevaje
que fundó, en polvorientos callejones
de tierra o en perdidas poblaciones,
la secta del cuchillo y del coraje?

¿Dónde estarán aquellos que pasaron,
dejando a la epopeya un episodio,
una fábula al tiempo, y que sin odio,
lucro o pasión de amor se acuchillaron?

Los busco en su leyenda, en la postrera
brasa que, a modo de una vaga rosa,
guarda algo de esa chusma valerosa
de los Corrales y de Balvanera.

¿Qué oscuros callejones o qué yermo
del otro mundo habitará la dura
sombra de aquel que era una sombra oscura,
Muraña, ese cuchillo de Palermo?

¿Y ese Iberra fatal (de quien los santos
se apiaden) que en un puente de la vía,
mató a su hermano el Ñato, que debía
más muertes que él, y así igualó los tantos?

Una mitología de puñales
lentamente se anula en el olvido;
una canción de gesta se ha perdido
en sórdidas noticias policiales.

Hay otra brasa, otra candente rosa
de la ceniza que los guarda enteros;
ahí están los soberbios cuchilleros
y el peso de la daga silenciosa.

Aunque la daga hostil o esa otra daga,
el tiempo, los perdieron en el fango,
hoy, más allá del tiempo y de la aciaga
muerte, esos muertos viven en el tango.

En la música están, en el cordaje
de la terca guitarra trabajosa,
que trama en la milonga venturosa
la fiesta y la inocencia del coraje.

Gira en el hueco la amarilla rueda
de caballos y leones, y oigo el eco
de esos tangos de Arolas y de Greco
que yo he visto bailar en la vereda,

en un instante que hoy emerge aislado,
sin antes ni después, contra el olvido,
y que tiene el sabor de lo perdido,
de lo perdido y lo recuperado.

En los acordes hay antiguas cosas:
el otro patio y la entrevista parra.
(Detrás de las paredes recelosas
el Sur guarda un puñal y una guitarra.)

Esa ráfaga, el tango, esa diablura,
los atareados años desafía;
hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía,

que sólo es tiempo. El tango crea un turbio
pasado irreal que de algún modo es cierto,
un recuerdo imposible de haber muerto
peleando, en una esquina del suburbio.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Augusto Monterroso, Caballo imaginando a Dios
















"A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental”, razonaba los otros días el caballo.

“Todo el mundo sabe -continuaba en su razonamiento- que si los Caballos fuéramos capaces de imaginar a Dios, lo imaginaríamos en forma de Jinete."

lunes, 27 de septiembre de 2010

Augusto Monterroso, La oveja negra





























En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.

Fue fusilada.

Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.

Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Augusto Monterroso, Decálogo del escritor


















Primero.
Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.

Segundo.
No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero.
En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto.
Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto.
Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto.
Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

Séptimo.
No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo.
Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno.
Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo.
Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

Undécimo.
No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

Duodécimo.
Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.

Augusto Monterroso(1921-2003)escritor guatemalteco,exiliado en México, es el gran renovador de la fábula y del relato breve en la literatura hispanoamericana. Aquí, este singular Dodecálogo que el lector, a voluntad y según su criterio, puede convertir en Decálogo.

lunes, 20 de septiembre de 2010

José Antonio Labordeta (1935-2010), Somos




Somos
como esos viejos árboles
batidos por el viento
que azota desde el mar.

Hemos
perdido compañeros
paisajes y esperanzas
en duro batallar.

Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas,
para poder andar

tiempos
futuros y anhelados,
de manos contra manos
que es la fraternidad.


Somos
como la humilde adoba
que cubre contra el tiempo
la sombra del hogar.

Hemos
perdido nuestra historia
canciones y caminos
en duro batallar.

Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas,
para poder andar

Vamos
hundiendo en las palabras
las huellas de los labios
para poder besar

Somos
igual que nuestra tierra
suaves como la arcilla
duros del roquedal.

Hemos
atravesado el tiempo
dejando en los secanos
nuestra lucha total.

Vamos
a hacer con el futuro
un canto a la esperanza
y poder encontrar

tiempos
cubiertos con las manos
los rostros y los labios
que sueñan libertad.

Somos
como esos viejos árboles.


José Antonio Labordeta es un escritor y cantante español, oriundo de Zaragoza. En 1976 participó de la creación del Partido Socialista de Aragón. Publicó nueve libros de poesía, cuatro entre cuentos y novelas,y libros de viajes como Aragón en la mochila,20 discos y tres libros de memorias.
Aquejado por el cáncer que lo llevó el 19 de septiembre de 2010,su último libro se titula Regular, gracias a Dios.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Augusto Monterroso, El eclipse















Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido, aceptó que ya nada podría salvarlos. La selva poderosa de Guatemala lo había opresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de si mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en el una idea que tuvo por digna de su talento y de si cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles.

Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más intimo, valerse de ese conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Isabel Segura Boutry, Antropofagia














Sus incontables victorias no le impidieron sucumbir a los encantos de la exótica reina negra. Ella, siguiendo ancestrales ritos, no dudó en comérselo. El rey había olvidado que era el blanco del tablero.


Para seguir leyendo, nada mejor que ir al blog de Segura Boutry:
http://ladelospeines.blogspot.com/

lunes, 13 de septiembre de 2010

Nadia Hardy, Como encendida

























Volutas de humo

... que flotan alrededor de mi, de mí, de mi pecho adentro afuera como sea como quieran y fumo fumo el aire fumo la vida fumo me esfumo me fuman desde las puntas de los pies a la cabeza y circulo me odio me amo me extingo y Ud, ¿por qué vive? ¿Acaso porque el aire es gratis? Pero ya se lo están cobrando, y Ud debería reclamar porque el servicio que le prestan es una garcha. No me interesa, yo me quiero ir al Uni y comprarme unas botas de caña alta. Y a Ud ¿qué le interesa? De la vida, de la muerte, de mí. ¿A Ud. qué le da risa? ¿Qué le da pena? ¿De la tele, del cine, de Ud? ¿Ud quiere a su esposa, a su hijo, a su perro? ¿Y Ud qué opina del paro del campo? ¿Lo mismo que opina de la bruma intencional? Yo, ¿sabe lo qué quiero? Quiero unas zapatillas de esas con cámara de todo, un plato de comida con de todo, las calorías se sacan con bisturí, la dieta es para Ud, pobre, pobre, pobre. Ud me da lástima. Qué lástima que se nos acabe el mundo, casi me creo que era un buen lugar para estar. ¿Sabés qué? Dame la mano. Me asusté.

Anormalidad

Paseando en tren me doy cuenta: busco la anormalidad.
Quiero ver un hombre sin uñas, una viejecita sin ombligo, una nariz de un metro real, un tipo sin pito (noten cómo "tipo" es anagrama de "pito", demostrando lo que el miembro viril significa para un hombre), una mujer con un solo seno, un nene con tres ojos y una nena con una lengua de 30 centímetros.
Sin embargo, todo esto me aterraría.

Un Borgeano en el tren

Me gusta viajar en el primer vagón para ser la primera en salir del andén. También me gusta agarrar la barrera baja y cruzar delante de los 42 y 63, taxis, autos y motos que esperan de ambos lados de la vía.

Esta vez, tuve que correr al maldito tren porque, de perderlo, tendría que esperar unos veinte minutos hasta que pase el próximo. Me subí al último vagón y me animé a caminar hasta el vagón anterior al furgón. Mis papás me enseñaron a no atravesar ni permanecer en el sucio y temido furgón. Bajando en la mitad del tren, sin oportunidad de agarrar la hermosa barrera-semáforo baja, me tomé mi tiempo y prendí un cigarrillo. Detrás de mí, apareció una voz masculina. Dijo:

- ¿Me darías fuego?
- Sí, claro.

Lo miré bien. Pantalón negro, camisa roja y corbata negra. Recordé esos lindos posters promocionales de Cuentos Borgeanos, con el mismo atuendo, con esas caras deliciosas y sus bellos pelos castaños. La versión de elegancia que me pedía un encendedor peinaba muy pocas cabellos y todos rubios. Le di fuego al falso Borgeano.

Seguí caminando, con la risa contenida, y miraba en los vidrios de las esquinas a ver si venía detrás. Venía. Ya con la sonrisa en la boca, crucé Cabildo y saqué el celular del bolsillo. Puse modo "cámara" y apreté.

Llegué a casa y me cagué de risa.

Mentirita

Yo no engaño a nadie:
no soy poeta.

Lo único que soy es
una puerta sin bisagra
chirriando
todo el día.

No leo a nadie
No me sé citas
No reviso ni corrijo
No tengo musa
más que una violencia
de adentro hacia afuera.

¿Qué hago acá, entonces,
cortando las oraciones
por
donde más
me
plaz
ca?

Estoy llorando en público.


Un sueño…debe ser…

Bueno.
De un tiempo a esta parte cambió todo.
Ya no fumo ante el mismo escritorio. Ni en el mismo teclado. Ni con las mismas ganas. Ni con la misma cantidad diaria de nicotina. Oh, no. La dosis aumentó, así como el desgano y la sed de amor.
Estuve soñando. Soñé mucho.
Y, como todo soñador, un día me desperté.
Guau... Auch...
Porque encima, al despertar, me caí de la cama. Me dolió mucho. No va a volver a pasar. Ni ese sueño ni la caída.
El sol acaba de abandonarnos en Buenos Aires. Dicen que se fue para el Oriente. Que le vaya bien, que lo necesito mañana.
Voy a prender un cigarrillo más, luego de cerrar la persiana. Le voy a decir "hola" a la Luna. Voy a seguir escuchando a mi vecino ensayar con su saxo. Voy a seguir encarando esta hora del domingo, que es la más enmarañada de todas las horas de todos los días.




Escuché leer a Nadia Hardy en el recital que organizó CulturaBack hace pocas semanas.
Me gustó tanto lo que leyó como el modo de leerlo.
Con el permiso de ella, elegí diversos textos de su blog.
Fue inevitable, al leerlos, recordar La conciencia de Zeno de Italo Svevo, novela en la que el personaje principal es un fumador empedernido.
De allí que esta selección lleve el provisorio (y poco imaginativo)título que lleva.

¿Dije que el blog de Nadia se llama Mientras fumo? Bueno, hubiera empezado por ahí.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Glauco Mattoso, Verso libre obligatorio vs. forma fija voluntaria

















Bastante symptomatico é o facto de estar sahindo em livro o meu "Tractado de versificação" mais de um seculo depois da publicação do compendio homonymo de Bilac, em parceria com Guimarães Passos. Meu titulo original, typico das theses, era mais especifico e prolixo, "O sexo do verso: machismo e feminismo na regra da poesia", mas o character opinativo não collide com a fundamentação estichologica nem com o detalhamento theorico, essenciaes a toda obra de referencia que aborde tal especialidade litteraria.

Mesmo sendo unanimemente reconhecida a falta de obra analoga durante tantas decadas, não apparecia quem supprisse a lacuna, o que leva a inevitaveis reflexões sobre a necessidade de algo que os maiores interessados (os proprios poetas) não tinham coragem de admittir. Quaes seriam os motivos dessa pretensa indifferença dos auctores em relação à theoria e à technica, si a communidade academica e boa parte do publico leitor continuam attentas a um minimo criterio de avaliação da competencia no processo de creação poetica?

A questão me parece flagrantemente elementar: as ultimas gerações litterarias se accommodaram na desculpa de que, tendo as modernas tendencias "abolido" as formas fixas, todos os poetas estariam automaticamente desobrigados de dominar e até de conhecer regras de versificação. Isso me lembra um bando de alumnos relapsos que, certos da approvação pela "progressão continuada", consultam seus botões: "Estudar p`ra que, si ja passei de anno? Apprender a compor versos? P`ra que, si ja me considero poeta e ninguem me desmente?"

E, antes que me accusem de caretice, vou mais longe e digo o que penso dos vanguardismos tendentes a "abolir" regras. Sempre admirei auctores iconoclastas que ousaram transgredir valores vigentes, como Mario e Oswald no modernismo ou Augusto e Haroldo no concretismo, para não fallar na constante inquietação creativa de Bandeira e Drummond. Mas, quando reaffirmo que lhes applaudo a coragem e a irreverencia, é justamente por saber a que poncto conhecem, elles todos, cada norma que se propuzeram a contestar. Quando quizeram, tanto Mario como Augusto compuzeram impeccaveis sonetos, e só não os fizeram em quantidade porque estavam interessados em outras alternativas estheticas. Tracta-se de procedimento muito differente da attitude que observo nos poetas das gerações mais recentes (exceptuados uns tantos chordelistas, lettristas, trovadores e sonetistas): são, na maioria, arrogantes na defensiva de justificarem sua ignorancia technica com a supposta "obsolescencia" de quaesquer "regulamentos" no campo da arte. Ja ouvi muitos destes allegarem: "Metrica? Ora, cada um tem a sua! Rima? Ora, isso é coisa superada! Rhythmo? Ora, meu ouvido decide qual será!" Conversa molle! O Homem Legenda do Adão Iturrusgarai, si estivesse por perto, poderia traduzir taes desculpas assim: "Ora, si não sei escandir, digo que metrica é coisa individual... Ora, si não sei rimar, digo que não me prendo a processos ultrapassados... Ora, si não sei accentuar, digo que rhythmo é relativo a como o poeta declama..." Me enganna, que eu gosto!

A minha percepção, por outro lado, é a de que cada experiencia poetica mais transgressiva só tem razão de ser quando contrasta com um contexto mais retrogrado e burocraticamente mediocrizado. Como si o poeta de vanguarda nos advertisse: "Sim, estou quebrando regras, mas vejam bem!
Não estou rompendo com a monotonia da regra para inaugurar a monotonia da quebra! Não estou convidando todos os novos poetas a insistirem nesta tecla! O que talvez eu esteja fazendo é dar uma chacoalhada nessa mesmice e alertar para que as regras, que agora desrespeito, sejam practicadas com mais cuidado e maior rigor, ja que a rotina vem tornando a poesia muito mechanica e repetitiva!"

Eis como interpreto a acintosa intenção bandeiriana ou drummondiana naquelles poemas explicitamente livres, que os subbandeirianos e subdrummondianos passaram a macaquear "ad nauseam", o mesmo valendo para as aventuras mais radicaes da poesia dicta visual, contra a qual nada tenho só por ter ficado cego, ja que tambem a practiquei emquanto enxergava.

Em summa, sejamos honestos, intellectualmente honestos, si não no mercado editorial ou na midia cultural, ao menos nos bastidores das feiras litterarias e nos corredores academicos, e admittamos que, tal como os fundamentos para um jogador de futebol, os rudimentos estichologicos representam o preparo basico para quem se pretenda poeta.
Dahi a natural expectativa que venho constatando desde que, annos atraz, disponibilizei virtualmente o conteudo do volume que agora é lançado pela Annablume: sempre me questionavam por que não sahia a versão impressa e, si estivesse programmada a publicação, por que tardava tanto a sahir.

A resposta a estes e outros questionamentos cabe aos officinandos ou officineiros de creação poetica e aos pesquisadores na area de theoria litteraria, publico alvo, alem dos bardos propriamente dictos (ou maldictos), dum tractado do genero, cuja utilidade, descontados os meus pessoaes ponctos de vista, será indubitavel, ao menos quanto à consolidação dos innumeros conceitos e termos technicos que se achavam dispersos pelos diccionarios geraes da lingua e pelas exgottadas edições dos tractados precedentes. Ja é alguma coisa, não acham?

Fuente: http://www.cronopios.com.br/site/colunistas.asp?id_usuario=28#texto


Nota
Una de las mejores noticias del año:nuestro admirado Glauco Mattoso publica su Tratado de Versificación; tomamos la noticia del blog de Douglas Diegues, Portunhol Selvagem, quien a su vez lo toma de Cronopios.
Glauco señala que los más de cien años transcurridos entre la publicación de su tratado y el de Bilac-Guimarães Passos muestran un alarmante síntoma:que los mismos poetas descuidasen o fingiesen descuidar-en nombre de las vanguardias-normas elementales de poética.
"Não estou rompendo com a monotonia da regra para inaugurar a monotonia da quebra!"
Palabras para grabar a fuego en más de algún taller, obrador, ouvroir o workshop literario.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El diminutivo que te acuesta

















Yo he publicado un librito que salió en una tirada chiquita y que salió gracias al subsidito para el incentivo de pequeñas editoriales que hay en mi tierra, una provincia pobre, humildita, pero llena de gente de bien, nepotista y generosa como no he podido encontrar aquí en Buenos Aires donde la gente no se puede hacer un tiempito para echarse una siestita o tomarse un vinito. ¡Cómo nos desprecian los porteños, chamigo!

El párrafo precedente es el verosímil resumen de cierta especie de escritor venido de las provincias a la ciudad de Buenos Aires. Digo venido de las provincias y no provinciano, porque el adjetivo ya tiene un matiz peyorativo que los mismos provincianos se encargan esmeradamente en propalar. Y digo cierta especie para no caer en la generalización absoluta a partir de casos particulares.
Aclarado esto, vamos al asunto que nos ocupa: la insoportable humildad con que los escritores de provincias martirizan a los pacientes porteños que deben escuchar sin protestar.

“La suerte está echadita”- Julio César
“Yo soy el caminito y la vidita”-Jesús.
“ Un pasito adelante, dos pasitos atrás”-Lenin.
“Tengo un sueñito” Martin Luther King


En su afán por minimizar y domesticar, jibarizando todo para que todo esté en las mismas dimensiones que ellos, los provincianos emplean a ese embajador plenipotenciario de su mentalidad: el diminutivo.

A veces ya pasan los 40 y se dan cuenta que crecieron y sacan un disco que se llama “Rodolfo”, porque todos le dicen Fito como a los 6 años. Otros ya son abuelos y se siguen llamando “Palito”. Es verdad, como dice el tango, que 20 años no es nada, pero 50 o 60 ya es un tiempito, que no?

Yo le canto a mi tierra, a las pequeñas cosas que aquí, en la gran ciudad, no les dan valor, pero que para nosotros son fundamentales: mi ranchito, mi lunita tucumana, mi carnavalito, mi chinita, mi humahuaqueñito, mi vidalita, mi guachi guachi tori toritó, toritó de corralitó, mi poca o mucha suertecita, y estos, mis versitos humilditos... Mi dique: “Las Pirquitas” (¿hay acaso en “términos” de ingeniería algo más grande que un dique?), mi laguna: “Mar Chiquita” (la laguna interior más grande de la Argentina, ¡la mayor superficie lacustre de la Argentina! ¡y el quinto lago salado endorreico más grande del planeta!)

Nada de Buenos Aires les viene bien a estos seres genéticamente rencorosos, que putean contra Buenos Aires viviendo en una ciudad que se llama… ¿Venado Tuerto, acaso? ¿Tilcara? ¿China Muerta? Nooooooooo…Hablan mal de Buenos Aires…! ¿Y dónde viven, pobrecitos? En Buenos Aires, muchos de ellos, en Barrio Norte, claro.

Me gané una bequita gracias a una ayudita del comité editorial de la Universidad, y así escribí mi tesis, bah, mi tesina, sobre las literaturas marginales-los chicanos, los negros, los hermanos originarios y todos los que estamos fuera del sistema y hacemos una resistencia desde nuestro rinconcito.

Soy salteño (por ejemplo) y escribo poesía. Mi poesía, entonces, es distinta de toda la poesía que se hace en el eje Buenos Aires-Rosario, mi poesía es distinta de la poesía latinoamericana. Mi poesía tiene algo único, nuevo, intransferible. Mi poesía es... salteña.

Yo no digo mi verso, yo canto mi versito.
Yo no tomo vino, me convido un vinito.
Hasta quedar machadito.
Yo no hago un asado-(podría venir gente a pedir)-hago un asadito.
Viajo a España, pero no es un viaje; digamos que hago un viajecito.
¿Cuándo me enteré del viajecito? Reciencito…
España no queda lejos; qué dónde queda? Ahicito…

El provinciano, taimado como el zorro de las fábulas, sabe que el diminutivo acorta distancias y diluye jerarquías. El diminutivo enchamiga a los recién conocidos. Y prepara el colchón al patroncito que ha prometido apadrinar toda la prole del puestero y se pagará un asadito para el bautismo del nene o el cumple de 15 de la mayorcita. ¿No? ¿No le has escuchado lo que le ha dicho el patroncito al Eusebio?

El Eusebio, que es el puestero,no admite diminutivos.

¿No me escribís un prologuito, una reseñita?

Así hablan algunos escritores provincianos. Para disimular que, después que te compraste el cuento de la humildad, te acuestan.
Así que a cuidarse. Y que les garúe… finito.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Yukio Mishima, Patriotismo












Deleitándose en su propio calor, los jóvenes rememoraron en silencio los éxtasis recientes. Revivieron cada momento de la pasada experiencia, recordaron el gusto de los besos nunca agotados, el contacto de la piel desnuda, tanta embriagante felicidad. Pero ya entonces, el rostro de la muerte acechaba desde las vigas del techo. Aquellos habían sido los últimos placeres de los que sus cuerpos de los que sus cuerpos disfrutarían nunca más. Ambos pensaron que aun cuando vivieran hasta una edad avanzada, no volverían a disfrutar de un goce tan intenso.

(Fragmento del cuento Patriotismo, del libro Muerte en el estío;Monte Ávila, 1969; Yukio Mishima en este cuento condensa la trama hacia el mismo final trágico-el ritual del seppuku- que en su novela Caballos desbocados y que en su propia vida.El placer y el dolor en la misma copa)

viernes, 3 de septiembre de 2010

Pierre Louys, La mujer y el pelele





























"Quiero" es un verbo sorprendente que lo dice todo.Equivale a desear, a apetecer, a amar; significa "querer" y "estimar". Alternativamente, y según el tono que se le da, expresa la pasión más imperativa o el capricho más fútil. Es una orden o una súplica, una declaración o una condescendencia.En ocasiones, no es más que una ironía.
La mirada con que André acompañó aquella palabra significaba sencillamente "quiero amarla".

Fragmento de la novela La mujer y el pelele de Pierre Louys; de una edición chilena de 1925, con prólogo de Vicente Blasco Ibáñez.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Jorge Lanata, Déjenme pensar; ¿es mucho pedir?



Jorge Lanata (1960), ex director de Página/12 y Crítica de la Argentina, en una reciente y lúcida emisión televisiva.

Borges, Los dos reyes y los dos laberintos















Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso." Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con Aquel que no muere.