sábado, 14 de mayo de 2011

Ignacio Vázquez, Aquel vecino de Santos Lugares



Cumpliendo la premisa de que todos los hombres son mortales, Sábato no fue una excepción. Su muerte era previsible. Que la cuerda elegíaca la pulsaran con más dolor los anónimos vecinos de Santos Lugares que el establishment cultural, también. Y que los lugares comunes menudearan sobre la figura mediática de Sábato, también era fatalmente previsible.













No leí todo lo que se escribió sobre Sábato en estos días. Si escribió algo Damián Tavarosky, lamentaría no haberlo leído. De lo que sí leí, me detuve en María Rosa Lojo, que tiene sobrada autoridad en la materia y un interés en la obra de Sábato que tiene larga data. Cuando nos referimos a la obra, hay que aclarar que nos referimos a la obra literaria, ya que en estos días el escritor estuvo prácticamente confinado a una foto de 1976 y a su papel en la comisión de la Conadep.
Así, dos circunstancias en una vida que arañó el siglo se destacan sobra la peripecia que ya conocemos: Rojas…1911…familia de inmigrantes italianos…estudios de Física…el PC…París…el surrealismo…despedí la ciencia, saludé el arte…Houssay me bloqueó el saludo…tiene una relación con Matilde…publica ensayos y novelas…EN 1976 ALMUERZA CON VIDELA…EN 1984 INTEGRA LA CONADEP…NUNCA MÁS…publica libros que derivan de reportajes o libros anteriores…el premio Cervantes…la viudez…la muerte anunciada.




Un lugar común es el del “vecino cascarrabias”: el escritor que sale a los gritos, en la vereda, a pedir que bajen la música. Yo me pregunto: ¿da lo mismo el silencio que el bochinche? ¿Da lo mismo escuchar música acotada al propio ámbito que poner la música al palo para el vecindario? ¿Nos tiene que dar lo mismo la concentración y el silencio de un creador que el atronar egoísta de un alienado? ¿A nadie se le ocurre calificar a los que ponían música a un volumen intolerable? El periodista que se hizo eco de esa nimiedad, ¿qué ambiente necesita para redactar sus notas?




Ya se sabe, desde la Edad media, que los vitrales eran la Biblia de pobres y analfabetos. Ahora bien: saltando a nuestros tiempos de refinada barbarie, nos topamos con otra suerte de analfabetismo. Como bien señalara Pedro Salinas, se trata del analfabetismo de los ya alfabetizados, de la incapacidad de leer entre líneas y el no pasar del sentido literal. A dicho analfabetismo habría que agregar un aniconismo: la imposible sinapsis entre la neurona que lee textos y la neurona que descifra imágenes.

Una foto representa figuras cristalizadas en el devenir del tiempo, pero una foto no es asertiva ni argumenta y por tanto, desde el afuera, puede dar para un barrido y un fregado. Obraría, por tanto, de mala fe quien pretenda explicar todo a partir de una foto. Las fotos podrán convencer a los analfabetos prácticos y confundir a los espíritus cómodos que no admiten más autoridad que un copete deíctico al pie de la imagen.

La foto que por estos días parece sintetizar los 99 años del escritor retrata, en efecto, a Videla rodeado por Esteban Ratti-presidente de la SADE- Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Leonardo Castellani S.J. Lo que de ninguna manera puede manifestar la foto es lo que ocurrió durante el almuerzo con los escritores. Para esto, más que a la remanida foto, hay que recurrir a un testimonio directo como el que proveyó el mismo Castellani en un reportaje para la revista Crisis en mayo de 1976.
En dicho reportaje el sacerdote y escritor-que, dicho sea de paso, es el personaje oculto tras el nombre de “padre Rinaldini” en Sobre héroes y tumbas- se refirió a los entretelones del encuentro.Cada uno de ellos debía reclamar por escritores detenidos por la dictadura militar; puntualmente por Haroldo Conti, Antonio di Benedetto y alguno más que no puedo precisar.Eso fue lo que en sustancia ocurrió; nada de esto le importaba a la junta militar que no tenía más objetivo que sacarse la foto junto a la plana mayor de la literatura nacional. El triunfo mediático-entonces y ahora- se lo llevó la peor parte.

Detengámonos, una vez más, en esta imagen. Es innegable que allí están pero ¿cómo están? Sábato mira ostensiblemente hacia el suelo; Borges, serio, mira hacia cualquier punto, quizá buscando esquivar el flash o disimulando su hartazgo; Castellani, sereno, mira hacia delante; Ratti está al margen, por ubicación y actitud. Videla esboza una sonrisa maquiavélica, de circunstancias, buscando la mirada de Sábato y Castellani. Su gesto queda en el vacío. Están allí, en el espacio de la imagen, como podrían haber coincidido en un ascensor; pero no hay sintonía.

Preguntas: ¿hay foto de Jorge Amado refugiado en casa de Sábato? ¿Por qué resulta tan contaminante la figura de Videla? Si es tan determinante salir con alguien en una foto, ¿no será que a Videla le interesaban los derechos humanos? ¿Le interesaban a Videla los laberintos, los espejos y la prosa de Stevenson? Están Borges y Castellani en la foto: ¿probaría, eso, el improbable interés de Videla por Chesterton?





El día que Sábato cumple 24 años, en 1935, Carlos Gardel se estrellaba en Medellín.
Gardel: el Morocho del Abasto, el Bronce que sonríe, la pinta de Carlitos, la sonrisa de Gardel. Una sonrisa tan profusamente difundida que oculta para siempre el hecho puntual de que Gardel grabó el tango ¡Viva la patria! en homenaje al golpe militar de 1930. Pero claro: no hay foto de Gardel junto a José Félix Uriburu. Para el pueblo, que nunca se equivoca, bastará la síntesis biográfica de su sonrisa.


10 comentarios:

Felicidad Batista dijo...

Ignacio, me ha encantado tu entrada y la reflexión que realizas en torno a Sábato y la fotografía que paraliza un instante. Harto conocida es la propensión del poder y del poder autoritario, en particular, de aparecer junto a emblemas, símbolos, personas que representen o pertenezcan a un sector determinado. Dudo mucho que un dictador le interesasen las letras y/o la cultura. Esta foto es triste, sin duda, pero tal vez haya que situarse en el contexto histórico, en el momento exacto en el que se realiza y si, en esa época, se tenían ya todos los datos de los acontecimientos que ahora conocemos. No obstante, mi me interesa Sábato, Borges, etc. como escritores, su obra y su repercusión literaria.
Un abrazo

Celia Clara dijo...

Ignacio, me ha interesado ésta tu reflexión. Es claro que una foto dice nada o puede decir mucho. Sabemos que, desde lejanos tiempos, la censura a la palabra fue un arma usada por los dictadores, tiranos y autócratas. Algunos agregaron tortura, desaparición y también la muerte. Una foto fuera de contexto tendría que impulsar a la búsqueda de la verdad, por lo menos a los que quieren usar su cerebro y NO dejarse llevar por las ideologías que cercenan esa capacidad de la libertad. Celia Clara.

Bípede Falante dijo...

Maravilhoso! Parabéns :)
beijos

silvia zappia dijo...

ignacio,creo que las fotografía cuentan historias.y, como toda historia, hay que saber leerla.
pero también creo, en cuanto a la fotoperiodismo, que es manipulada por el poder (y sabemos que "poder" no sólo es gobierno)
creo que la imagen es tal vez más difícil de leer, porque el impacto que produce es inmediato y "nubla"la visión.
vos mismo das las diferentes lecturas posibles a estas "famosas" fotos...y, pregunto, quién las hizo famosas? y por qué?

muy buena tu entrada, sos grande.

un beso*

Lisarda dijo...

Gracias, Felicidad, por tu comentario.

Creo que casi cien años de vida es mucho tiempo como para que la foto de un día malhadado estigmatice para siempre. Y es verdad que esta foto fue funcional al gobierno de turno y a los enemigos de Sábato.

Cuando fue lo de esa foto yo tenía 12 años; empecé a leer a Borges a los 14 y Sábato a los 15; jamás recordé esa foto mientras los leía.

Un abrazo.

Lisarda dijo...

Celia,¿qué agregar a tu comentario?
Coincido totalmente:anestesiarse siempre va a ser más cómodo que buscar la verdad.

Lisarda dijo...

Bípede...com saudades da sua escrita...sempre que vc queira voltar neste recanto, volte.
Obrigado por pasar!

Lisarda dijo...

Silvia, la inmediatez busca eso en fotoperiodismo: arrinconarnos, ponernos contra cuerdas irracionales
e impedirnos juzgar.
Muy bueno lo que observás sobre la dificultad: justamente lo muy plano o simple, es lo más difícil de leer.

Quién haya divulgado por primera vez esta foto, desconozco: pero sin duda es alguien que confía plenamente en que, para la gente que no conoce el contexto, basta la foto como evidencia.
Un beso.

Eva Magallanes dijo...

Los dictadores que se pudran.
Sábato para mi es "Entre héroes y tumbas" una novela que quedó dentro de mi para siempre.
Me alegra verte por mi blog y me alegra estar en el tuyo.

clo migliore dijo...

LO PEOR FUE CUANDO LEÍ " YO Y EL UNIVERSO" .. LUEGO DE el informe s..ciegos.. ME ASUSTÓ PARA SIEMPRE..
GRACIAS POR LA RESEÑA.