lunes, 26 de abril de 2010

Mar paraguayo

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Jean Baptiste Debret - Guaratuba, 1827

A lo largo de dos sábados-el 10 y 24 de abril- disfruté de los mejores saraos en lo que va del año. Y no es gratuito que escriba saraos en lugar de tertulias, ya que el objeto de la convocatoria era juntarnos a leer-o releer, según el caso- Mar paraguayo de Wilson Bueno.A la hospitalidad proverbial del anfitrión-Marcelo Silva, además de poeta, es un providente cocinero- se sumó la alegría de reencontrarnos con Andrés Kurfirst, Daniel Durand, Ignacio Osorio, Leónce-el traductor alemán de Kanese- Fernado Calero y Tomás Fadel.
Disponíamos de las ediciones de Tsé-Tsé y la edición mexicana que trajo Durand. Sé que en alguna caja debo tener la edición original-de Iluminuras,1992- que me envió el mismo Wilson hacia 1992-1993, luego de escribirle a Nicolau; pero preferí no revolver libros y compartí los ejemplares que pasaban en la ronda de lectura.
Fue una experiencia estimulante haber leído ese libro en voz alta. Por la mezcla mayoritariamente contante entre la grafía-y, por ende, la fonética- entre portugués y español, la lectura daba lugar a interpretaciones sobre la marcha.Buscamos en Google el mapa satelital de la bahía de Guaratuba, conocida popularmente como mar paraguayo por ser un lugar preferencial de veraneantes paraguayos.


Y noté algo que jamás me había dado cuenta: ¡es una perfecta obra dramática!. El monólogo de la marafona es lo que atraviesa todo el libro, todo está visto a través de su discurso.Y es una tragedia: ella oscila entre el joven que le gusta y el viejo que muere en el sofá, delante suyo.El nivel de delirio alucinatorio al que llega el personaje es para ser dicho en voz alta.Un frenesí de soledad y desahogo equivalente a la versión teatral de Cinco horas con Mario de Miguel Delibes o a esa maravilla de unipersonal que es Las manos de Eurídice de Pedro Bloch.
Policial inconcluso-la trama se eterniza en la escena de esa muerte dudosa- la lectura de Mar paraguayo es un hecho del lenguaje. Hay una trama mínima, pero el verdadero argumento pasa por las lenguas implicadas.
Ninguna de las lenguas alcanza para dar idea exacta de lo ocurrido y sus invisibles motivaciones.¿Irracionalidad?
No vayamos tan rápido: al fin y al cabo, Althusser despacha en una página cómo su mujer quedó involuntariamente ahogada en sus manos (sic) y todo el interminable resto de El porvenir es largo no es más que el marafonesco recurso de enredar más lo que no se entiende: ¿por qué pasó lo que pasó?
En el prólogo a Mar paraguayo, Perlongher asocia (tradúzcase: busca legitimar) a Wilson Bueno emparentándolo con búsquedas que van del barroco de Lezama Lima al pop de Manuel Puig;. En otros momentos desbarranca: no es un gran honor tener de adláter a Julián Ríos, por más esfuerzos que se haga en equipararlo a Cabrera Infante, anche a Joyce. La referencia a Deleuze también tiene el sabor de la cita obligatoria en el mundillo académico.
En mitad de la lectura hicimos una pausa para leer la entrevista de Douglas Diegues a Wilson, que salió en el número 12 de Tsé-Tsé. Ambas jornadas estuvieron generosamente regadas de vino tinto y la siempre exquisita selección de jazz que tiene Marcelo en su PC.
A todo esto, y como postre, la invitación de Marcelo a que nos juntemos a leer el Mamotreto; Andrés propone una lectura-traducción al mejor estilo Ferdydurke. Marcelo nos previene que no es un juego de niños, pero ¿hace falta decirlo?Porque la invitación es a largo plazo: comenzar a leer, como quien no quiere la cosa, el Catatau.
No sé por qué, pero intuyo que nuestra amistad va a perdurar en el tiempo.Quizás, perhaps, perhappiness...


4 comentarios:

Janaina Amado dijo...

Ignacio, após ler este seu texto, acho que não conseguirei passar nem mais um dia sem conhecer "Mar paraguayo"...

Lisarda dijo...

Janaína o romance foi publicado em 1992 por Iluminuras, agora vou completar datos.É um livro bastante singular na trama assim como no estilo.

Gerana Damulakis dijo...

Andas pasando bastante bien, ya lo sinto por esta postaje consaraus, amigo cocinero. Muy bien. Y sobre el libro ese, fue publicado por Samuel de la Iluminuras.

Lisarda dijo...

Cara Gerana, o outono pone-me de excelente humor.E a comum aventura de ler com amigos leitores é, além de muito estimulante,maravilhosa.
Certo, Samuel León é um paisano que mora lá.