lunes, 7 de noviembre de 2011

El mar no te hace preguntas





















El mar no te hace preguntas. El mar no te analiza.
La alegría no te pregunta por qué estás alegre.

La presión del pie sobre la arena no te hace preguntas.
La arena, bajo el pie, no te analiza.

El olor de la comida no te pregunta si tenés hambre:
te invita.

El abrazo no te analiza:
te abraza.

¿Por qué buscar explicaciones que no explican nada,
cuando aceptar el misterio es descansar y entender?

6 comentarios:

Andrea de Godoy Neto dijo...

tão melhor mesmo o entendimento sem explicação...a entrega que o mar ensina...

beijos, querido Ignacio!

silvia zappia dijo...

fluyamos...


abrazo*

Felicidad Batista dijo...

Ignacio, desde que Descartes, allá por el siglo de las luces, plateó la duda cómo método, dejó la puerta abierta a racionalizar hasta que el amor es una conjunción, una suerte de fórmula química, que hace posible que dos personas se amen. Por fortuna en el último siglo y en el actual, la percepción, las emociones, la sensualidad, han restado hegemonía a la razón. Pero no hay que descuidarse.
Maravillosa entrada. Me ha encantado
Abrazos

Bípede Falante dijo...

Quem nos dera ter essa confiança que dispensa perguntas :)
beijoss

Matias Berrondo dijo...

El amor es una fórmula. Y la fórmula es el misterio.

Genial este poema. Me encantó.

Abrazos!

Fernández Santana dijo...

No, el hermoso mar no hace preguntas... porque no es un hermoso ser humano. El ser humano debe hacer preguntas... para no transformarse en un mar borrascoso
(la Edad Media quedó, por suerte, atrás... ¿o no?)