domingo, 4 de septiembre de 2011

Tirso de Molina, Yo os prometí mi libertad querida



































Yo os prometí mi libertad querida,
no cautivaros más, ni daros pena;
pero promesa en potestad ajena,
¿cómo puede obligar a ser cumplida?

Quien promete no amar toda la vida
Y en la ocasión la voluntad enfrena,
saque el agua del mar, sume su arena,
los vientos pare, lo infinito mida.

Hasta ahora con noble resistencia
las plumas corto a leves pensamientos
por más que la ocasión su vuelo ampare.

Pupila soy de amor; sin su licencia
no pueden obligarme juramentos.
Perdonad, voluntad, si los quebrare.

Nota de Lisarda-Raro destino el de Tirso de Molina, que en la página del monasterio de Estercuel, en Aragón no se lo mencione-cuando estuvo allí entre 1614 y 1615- y merezca el frontispicio de una taberna de Madrid.
El cuadro es de Tomás Castaño.

1 comentario:

Felicidad Batista dijo...

Ignacio, gracias por rescatarnos a los clásicos, en este caso a Tirso de Molina, tan necesarios en estos tiempos. Pensar que han ya pasado unos cuantos siglos y siguen totalmente vigentes.
Un abrazo, amigo