sábado, 25 de junio de 2011

Guía Fodor de España y Portugal,1954: la mujer portuguesa




















Las mujeres portuguesas nunca visten telas de algodón fuera de sus casas:las modistas de más alta categoría jamás tienen ningún modelo en algodón. Portugal no ha adquirido el vestido de noche de piqué blanco que es de uniforme en las Rivieras francesa e italiana.La modista portuguesa ni tan sólo pensaría en desperdiciar un buen corte y acabado en un vestido de algodón; no más de lo que su clienta querría tirar el dinero comprándolo.El algodón es para la gente del pueblo,hasta tal punto que las sirvientas lo desprecian por ser un distintivo de la clase (...)
La mujer portuguesa-tales son los altibajos de las costumbres nacionales-rechaza la sencillez en los vestidos, que la vanidad traduce por pobreza.Va implacablemente cuidada pero, para nuestro gusto,ornamentada con exceso, llevando seda cuando nosotros llevaríamos lino, vistiendo para la comida lo que nosotros llevaríamos para tomar el té; se pone demasiadas joyas y, sobre todo, demasiado maquillaje. Todo ello hace que la mujer portuguesa parezca tener más edad de la que tiene en realidad. Además, sus maneras son muy poco alegres, debido a su rígida educación.No existe sencillez en sus relaciones con los hombres, debido a una simplista teoría que mantiene que no puede existir relación alguna entre hombres y mujeres, a no ser aquellas para las cuales Dios les ha creado...
El sistema de la acompañante "carabina", que está en desuso incluso en España,tiene su última fortaleza en Portugal. Esta actitud defensiva impide toda amistad, ya que es imposible que una mujer esté tranquila cuando una taza de café compartida puede acarrear complicaciones; por otra parte, el deseo de librarse de una tercera persona con quien no se congenia, equivale a arriesgarse a perder la reputación.Además, el interés de un hombre por una mujer puede considerarse sospechoso,ya que el nivel intelectual de la mujer es bajo(*). La mujer portuguesa de tipo medio, si bien es ingeniosa y divertida, carece de auténtica formación intelectual; por lo tanto, constituye una mala compañía para sí misma (sic, página 346) a través de las largas horas en que está sola, puesto que el esposo portugués pasa la mayor parte del tiempo fuera de su casa.

Nota de Lisarda-Me pareció una descripción que, detrás de su aparente modernidad al juzgar a Portugal, esconde una mentalidad tan llena de prejuicios, que lo único que puedo pensar es en lo que habrá sufrido Sor Juana estando en el siglo XVII, cuando esta guía y el pensamiento de quien la redactó datan de 1954.
(*) ¿Cabe inferir, por esta afirmación,que el interés de un hombre por otro sería cosa corriente, ya que tendrían el mismo nivel educativo?

2 comentarios:

Felicidad Batista dijo...

Ignacio, los prejuicios existen y, además, se imprimen, y en una guía doblemente grave por cuanto este tipo de publicaciones suelen tener bastante difusión. Sé que es de mediados del siglo pasado pero, en muchos sectores y lugares, los estereotipos femeninos deformados y maliciosos siguen campando de una forma explícita o de una manera sibilina, acaso no sé cuál es la peor.
Un gran abrazo

Bípede Falante dijo...

Tenho certa curiosidade sobre as mulheres portuguesas. Não consigo perceber com clareza as nuances delas. Ainda que eu seja a sequência de algumas, fico a ver navios.
beijoss