miércoles, 24 de febrero de 2010

Anónimo, Entrevista a Kazufumi Miyazawa

Esta es una historia de coincidencias, de casualidades. La primera es más o menos conocida, pero no está de más repetirla. Alfredo Casero suele ir a comer comida japonesa al restaurante Nikkai. Allí trabaja Gustavo Agarigue, un hijo de okinawenses que lo encaró y le dijo "tengo una canción para vos". Ahí nomás le dio Shimauta (la canción de la isla), cantada por The Boom, el grupo que lidera el compositor Kazufumi Miyazawa. Casero la escuchó, le gustó y decidió incluirla en Casaerius, su último disco. El tema —cantado en perfecto japonés por el actor— se convirtió en un hit, ganó un premio Gardel como canción del año (Casero se llevó cuatro en total) y estará incluida en un disco que se editará durante el próximo mundial y será lanzado internacionalmente.

Ahora, Kazufumi Miyazawa (Miya para los amigos, pronúnciese Mia) está en la Argentina sin muchos más planes que conocer a ese personaje corpulento que hizo famosa su canción aquí. Miya tiene 36 años, es menudo, muy serio en sus respuestas, pero muy cálido a la vez. Su apariencia es la de un personaje de animé, las historietas japonesas que son furor entre los adolescentes. Sus ojos acumulan cansancio (se entiende, tuvo 27 horas de vuelo hasta llegar), pero está entusiasmado. Casero pregunta si él también tiene que salir en las fotos. "El quía es muy grosso —dirá—. Yo soy un invitado."

Como buena estrella que es (el disco Shishunki, que incluía Shimauta, vendió un millón y medio de copias en Japón), Miya no está solo. Lo acompaña su director musical, Shin Miyoshi —que muestra en su computadora de mano fotos junto con Mick Jagger, Bob Marley, AC/DC, Marillion, en fin, el tipo enseguida hace notar que es un capo y que llevó a esos artistas a Japón—, una asistente personal, un ejecutivo de la compañía discográfica de Japón, dos de la de aquí y una traductora. Ver para creer, la parte nipona de la delegación saca fotos y filma en video digital cada paso que da Miya, incluida la entrevista.

- ¿De qué trata Shimauta?
- Es una canción muy espiritual, que se me ocurrió durante una visita a la isla de Okinawa. Habla de la separación de un hombre y una mujer, pero es una separación que ellos no pudieron controlar, no querían separarse.

En un tono muy medido, Miya da más precisiones. "La canción tiene una historia muy larga detrás. Cuando los Estados Unidos estaban por invadir Japón durante la guerra, el país educaba a la gente diciendo ''antes de que te tenga Estados Unidos, te suicidas''. En Okinawa se murieron 200.000 personas. Y a la mayoría no las mató Estados Unidos". Y, oriental al fin, agrega: "Se escondieron abajo de la tierra".

Casero dice: "Es una coincidencia cósmica, algo de Dios. La canción habla de una injusticia increíble, que tiene que ver con la guerra. Y llega acá en un momento de increíble injusticia y deja bien claro quiénes son nuestros enemigos y contra quiénes nos rebelamos."

Que el tema vaya al Mundial de Corea y Japón no es algo que desvele a ninguno de los dos. Miya no quiere que en Japón crean que Casero canta Shimauta para promover el Mundial. Y dice que va a invitarlo a su país para que cante con su banda y que la gente entienda que el mensaje es otro. Alfredo dice ni siquiera saber cómo ni dónde va a estar incluída la canción. Más coincidencias: ninguno de los dos se copa con el fútbol. Es más, los dos reconocen un pasado como jugadores de béisbol. "Que un japonés juegue al béisbol es común, pero que un argentino lo confiese, es raro", ríe el Gordo.

- Miya, ¿qué sentiste al escuchar tu canción por un cantante argentino?
- Jamás se me hubiera ocurrido que Alfredo no supiera japonés. Cuando uno escucha cantar a alguien en otro idioma, enseguida nota si entiende la letra que está cantando. Y el sentimiento que él le dió a la canción es el correcto, palabra por palabra.

"Tomá", se jacta Casero y cuenta que la toma que quedó en el disco es la última de todas las que grabó. Que cuando Claudia Ashiro (con quien canta en el tema) le dijo que había quedado bárbara, era para quedar bien. Pero que luego la escucharon otros amigos japoneses que le dijeron lo mismo. Y que cuando la cantó en el Jardín Japonés y vió a viejos japoneses llorando, lo terminó por creer. "Pensé, o lloran porque la estoy haciendo mierda, o realmente esto está bien."

Aya Ito, la eficiente traductora, va desgranando una a una las palabras de Casero. Miya ríe cada vez con más soltura. Se conocen hace poco más de una hora y parecen amigos de siempre. "Conocerlo me hace sentir menos solo", dice Casero y sueña con llevarlo para presentarlo con sus amigos de Puerto Madryn y hacer un concierto juntos en Ushuaia.

"Miya: vos tenés que venir con tu banda, te vamos a organizar algo en un teatro grande. Vengan pocos, los músicos nomás. Nosotros conseguimos el resto, la hacemos bien a la Argentina
", se entusiasma Casero.

Y el japonés devuelve gentilezas: "Shimauta la canté en San Pablo con okinawenses. Ahora Alfredo la cantó con okinawenses aquí. Estoy contento porque esa energía se va desparramando por el mundo. Yo ya creo que la canción es de los dos, de Alfredo y mía."

(Diario Clarín, 28/4/2002/ Lamentablemente no tengo datos del entrevistador)

2 comentarios:

Gerana Damulakis dijo...

Eu não conhecia essas histórias. Ótima postagem.

Roca Rodrigo Cabrera dijo...

http://www.clarin.com/diario/2002/04/28/c-00811.htm aqui va el link! para darle el credito al periodista... jaja