martes, 16 de junio de 2009

Enrique Lynch, Pa amb tomàquet (3)

Fui a una presentación que no era una presentación, de un libro que no era un libro,en una galería de arte donde se exponían además unos cuadros que no eran obras de arte.Figuraba que yo era amigo del autor; pero no lo era, y el autor, por otra parte, no se consideraba a sí mismo un autor; y, por cierto, sólo simulaba ser mi amigo. De modo que quien presentaba el libro no lo presentó porque-según dijo- creía que no era un libro presentable.
Dijo:
-Dejemos hablar a la poesía. Y se limitó a leer un par de poemas incluídos en el libro.
A mí me pareció un gesto de desaire hacia el autor, pero no fue así, porque el autor no respondió nada, incluso tuvo palabras de agradecimiento hacia una presentación que había sido a todas luces insuficiente.
Al final, casi enseguida de haber comenzado-porque todo fue muy rápido- llegó el momento de las copas (siempre hay un momento en que aparecen las copas), pero no me quedé para el brindis. No importa, seguro que no fue un brindis.

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