lunes, 1 de noviembre de 2010

Borges, James Joyce























En un día del hombre están los días
del tiempo, desde aquel inconcebible
día inicial del tiempo, en que un terrible
Dios prefijó los días y agonías
hasta aquel otro en que el ubicuo río
del tiempo terrenal torne a su fuente,
que es lo Eterno, y se apague en el presente,
el futuro, el ayer, lo que ahora es mío.
Entre el alba y la noche está la historia
universal: Desde la noche veo
a mis pies los caminos del hebreo,
Cartago aniquilada, Infierno y Gloria.
Dame, Señor, coraje y alegría
para escalar la cumbre de este día.

1 comentario:

Mista Vilteka dijo...

Claro, claro. Yo pienso inmediatamente en Heráclito, el Oscuro y, por supuesto, en el I Ching.

¡Qué bueno que baile cumbia! Hay que bailar la cienaguera...

¡Muchos saludos!

F.