martes, 25 de mayo de 2010

Dinko Pavlov (1943-2010)

Estábamos sentados en Maldita Ginebra, hace dos viernes, con Andrés Kurfirst y Julio Leite, dos poetas patagónicos. Yo, que de los quince días a los diez años fui habitante de Viedma y viví meses de magia en Ushuaia, me sentía fácilmente comprovinciano. Toto del Abasto proyectaba Bagdad Café para la concurrencia cervecera y Urruspuru charlaba con el Papacho.
Hablábamos de Tierra del Fuego, y se me ocurrió preguntarle a Julio qué sabía de Dinko Pavlov; Julio me habló con entusiasmo de su poesía y de la personalidad de Dinko hasta que cambió el tono de voz para contar que estaba muy mal de salud y que estaba muriéndose.
Tomamos unos fernets, seguimos charlando, Julio leyó poemas, pasó la noche.
El domingo 23 de mayo murió Dinko Pavlov en Punta Arenas, en el extremo sur de Chile.
Podría rastrear y pegar poemas de Dinko, pero prefiero recomendar una selección bien hecha que leí del blog El Placard, de la poeta y traductora Sandra Toro-quien, a su vez, cita la fuente original que es: http://lavquen.tripod.com/dinkopavlov.htm
Alguna vez voy a volver a Ushuaia y de ahí viajaré a Punta Arenas. En el entretanto, releo esa presencia invisible en un poema tan lúcido como éste:

Cuando quede solo,
sin mi sombra siquiera,
y no me refleje en los espejos,
cuando haya equilibrio en mi vida,
será que ya no viva más sin darme cuenta,
intentaré tocar tu casa
pero mi mano crispada
traspasará la madera;
confundido pensaré entonces
sino seré mi sombra
y caminaré por las murallas
perdiendo la vertical
me cruzará la lluvia murmurando
que soy todo y nada,
que soy parte del aire, el agua,
el fuego y la lluvia;
cuando me quede solo
sin mi sombra siquiera.
Las loqitas de Punta arenas !


2 comentarios:

Gerana Damulakis dijo...

Belo poema, Ignacio.

Lisarda dijo...

Sim, Dinko é -uso adrede o tempo presente- um bom poeta.