viernes, 29 de abril de 2011

Alvaro Valverde, Feliz quien ha leído
























Feliz quien ha leído. El que en la infancia, a través de los cuentos, fue descubriendo el mundo. El que en la adolescencia, en medio de la nada, supo hallar en lo oscuro siquiera este refugio al abrigo del tiempo. Quien joven, eterno en su belleza, intuyó en la lectura que vivir el momento era el mejor remedio contra aquello que huye. Aquel que, ya maduro, perdido como siempre, se aferró a algunas páginas para aplazar la muerte. Quien, en fin, viejo ya, leyó para ganar la batalla al olvido.
Feliz quien ha leído porque el camino es breve y sólo en la lectura puedes vivir las vidas que una existencia impide. Esas vidas de otros que por arte de magia se convierten en propias.
Feliz quien ha leído y ha encontrado en los libros el consuelo a sus males o el amor que le falta o la dulce alegría que vence a la tristeza. Quien ha llorado a solas al leer unos versos o un pasaje escondido en alguna novela.
Feliz el letraherido, el melancólico, aquel que, solitario, en un libro conoce al amigo que añora cuando va por la calle.
Feliz quien ha leído y tiene su mirada prendida de un poema y tiene su memoria aferrada a un relato. Quien piensa como piensan los que ensayan. El que se siente un griego en el exilio, o acaso un japonés a la espera de un haiku, o un árabe que evoca los sonidos del agua, o un americano que se canta a sí mismo.
Feliz quien ha leído y ha ido construyendo su propia biblioteca, y cada libro es un recuerdo cercano, un momento indeleble de lo que es fugitivo. Y una forma de crítica, porque no todo vale.
Feliz quien ha leído en salas soleadas de bibliotecas públicas y ha sentido las sombras de los mil personajes que pueblan los volúmenes que se apilan en torno.
Feliz quien, como Borges, no se jacta de aquello que ha escrito y, sin embargo, se enorgullece de aquello que ha leído. Quien, como a Jaime Gil de Biedma, la mención de la palabra poesía le suscita la imagen no de un hombre escribiendo un poema, sino la de un hombre leyendo un poema.
Feliz quien ha viajado sin haber recorrido un país extranjero. O aquel que desde el cuarto va más lejos incluso que el viajero más rápido. El que es cosmopolita y vive en la provincia de los libros sin patria, porque el lector es alguien que ignora las fronteras.
Feliz quien ha leído y se apena por todos los que no han encontrado ese placer perfecto.

Nota. Escribí este "manifiesto por la lectura" hace un par de meses a instancia de Leni Ortiz, directora de la Biblioteca Municipal "Juan Pablo Forner" de Mérida, y fue entregado ayer a los asistentes a la celebración del Día del Libro.

Álvaro Valverde (Plasencia, 1959). Es autor de libros de poesía como "Las aguas detenidas","Una oculta razón" (Premio Loewe), "A debida distancia", "Ensayando círculos", "Mecánica terrestre" y "Desde fuera", los tres últimos publicados por Tusquets Editores. También de dos novelas ("Las murallas del mundo" y "Alguien que no existe"), un libro de artículos ("El lector invisible") y otro de viajes ("Lejos de aquí").Administra http://mayora.blogspot.com/ de donde hemos tomado este hermoso manifiesto.

Cairasco de Figueroa, Comedia del Recibimiento




La Comedia del reçebimiento fue gestada por Bartolomé Cairasco de Figueroa probablemente hacia 1581, cuando el Cabildo Catedral le encarga que prepare una obra para celebrar la llegada, al año siguiente, del nuevo obispo de la Diócesis, Fernando de Rueda. Debió representarse, según reza el manuscrito original, en mayo de 1582, en el pórtico de la Catedral de Canarias.

La obra tiene una estructura muy sencilla. Se compone de tres escenas escritas en verso, con algunas partes cantadas, lo que hace suponer que el texto se acompañaba de notación musical. Los personajes son alegóricos. Por una lado están Invención, Sabiduría y Curiosidad; por otro aparecen Guía y Gáldar, nombres tomados de las localidades respectivas de la isla de Gran Canaria a las que representan; y finalmente, como protagonista absoluto de la obra, está Doramas, personaje que rememora al gran líder de la resistencia aborigen grancanaria, muerto a manos del militar castellano Pedro de Vera a finales del siglo XV.

El personaje Doramas es en realidad un símbolo en la Comedia del recibimiento: al no encontrar ninguna de las figuras alegóricas a nadie realmente capacitado para dar la bienvenida al nuevo obispo, al final deciden que quien merece ese honor es el guerrero Doramas. Como éste no habla el castellano, se le proporciona una bebida para que pueda ser entendido por el obispo. Es entonces cuando Doramas, ya en la tercera escena, pronuncia un largo parlamento en el que, para recibir al obispo, canta las excelencias de Canarias, la bondad de su pueblo y la dignidad de su propia figura.
Se establece así una especie de “duelo de lenguaje” en el que Doramas representa la esencia de la canariedad.
Fuente: Wikipedia

sábado, 23 de abril de 2011

Andrés Ajens, La flor del extérmino











El viernes 29/4 presentamos junto con Mario Arteca el nuevo libro de Andrés Ajens (Chile)
La flor del extérmino. Escritura y poema tras la invención - de América
por Ediciones La Cebra. Los datos del evento en el adjunto.
La tapa del libro reproduce una página del libro de artista de Gabriela Giusti.

Cariños a todos!
r

viernes, 22 de abril de 2011

Vladimír Holan, En la profundidad de la noche



















a Jaroslav Seifert

"¿Cómo no ser?", te preguntas y hasta acabas por decirlo
en voz alta...
Pero el árbol y la piedra lo callan ,
aunque ambos son hijos de la palabra y por tanto mudos,
ya que la palabra se asusta de ver lo que ha sido de ella...
Pero los nombres aún los tienen. Los nombres: pino,
arce, álamo temblón. ..y los nombres: feldespato,
basalto, fonolita, amor... Bellos nombres,
sólo que asustados de ver en qué se han convertido.

Versión de Clara Janés

Javier Adúriz (1948-2011), ¿Oís el río?



















¿Oís el río?


¿Oís el río, Okusai? No está lejos.
Tiene el sonido ambiguo de la vida.
Son como cascotitos limpiándose
con la corriente, algo múltiple.

Prestá atención. Detrás del ruido
se ve el nacimiento rudo de las cosas,
eso íntimo, desesperado, casi, casi
enorme en su notoria nimiedad.

¿Oís, Okusai? ¿Ves? No necesito
que me pongas esa cara de tintorero
feliz. Dejate ir nomás, un poco.
¿O vinimos nada más que para esto?

martes, 19 de abril de 2011

Léonce W. Lupette, Sonnet I


















fromm Fähr ist Krieg Schatz wie dies Eiern Kris',
sät Serb Eib Jutes Ros Maid Neff fährt Ei,
Bad Esse reib Arsch Schutt bei Daim die siehs,
hissten der er Maid Bär hiss Memm Ohr iih:
Bad Sau Kontrakt äh tu sein ohn Brei Theis,
Vieh 'st zeih Leids Flemm Witz elf es ab ist Häntsch Elf Jul,
mäh Kinn geh wem in wer Ebb an Tanz leis,
sei's elf Seif oh tu sei's witz elf tu Krull:
Sau sät Art Nase wallts frisch Ornament,
End ohn lieh er alt tu säg Audi spring,
Witz in sein ohn Bad Porrees zeih konnt End,
entänder Kerl, merkst weißt innig Art Ding:
bitt diese Wöhrl, Tor Else 's glatt und bi,
tu iih Zeh Walz Diu, beiße Gräfin zieh.


Das Original der shakespeareschen Oberflächenübersetzung:

William Shakespeare
Sonnet I

From fairest creatures we desire increase,
That thereby beauty's rose might never die,
But as the riper should by time decease,
His tender heir might bear his memory;

But thou, contracted to thine own bright eyes,
Feed'st thy light's flame with self-substantial fuel,
Making a famine where abundance lies,
Thyself thy foe, to thy sweet self too cruel.

Thou that art now the world's fresh ornament
And only herald to the gaudy spring,
Within thine own bud buriest thy content,
And, tender churl, mak'st waste in niggarding.

Pity the world, or else this glutton be,
To eat the world's due, by the grave and thee.

Nota de Lisarda-Léonce W. Lupette, poeta y traductor, es oriundo de Gottingheim. Ha realizado estudios de literatura comparada en Frankfurt y Buenos Aires.Con el poeta Tobías Amslinger ha publicado el poemario Einzimmerspringbrunnenbuch en 2009.
Ya vuelto a Frankfurt, las mesas de La Coruña y en las calles de San Telmo lo sienten en falta.

domingo, 17 de abril de 2011

Pablo Bruna,Tiento de falsas de 2º tono



Pablo Bruna, «el Ciego de Daroca», Z., 1611 - id., 26-VI-1679). Organista de renombre nacional y compositor musical. Fue el segundo hijo de los diez del matrimonio de Blas Bruna y María Tardez. No obstante haberse quedado ciego por enfermedad a los cinco o seis años, el ambiente musical de Daroca , así como el familiar (puesto que, por lo menos, el hermano mayor, Blas, y su hermana Orosia fueron también músicos), facilitaron el desarrollo del talante musical de Pablo; quien ya a sus dieciséis años fue invitado por el cabildo de la colegial de Santa María la Mayor y de los Corporales de Daroca «a quedarse de organista» titular de la misma. No lo fue oficialmente hasta 1631. Y desde esta fecha hasta la de su muerte en 1679, durante medio siglo, no dejó de tañer el órgano de la colegial de su ciudad, a pesar de que en 1639 fue invitado por el cabildo de la iglesia del Pilar de Zaragoza a ocupar el banquillo de su órgano.

En agosto de 1669 «hizo gracia el cabildo a Pablo Bruna del puesto y oficio del magisterio de capilla por estar vacante» -el maestro Juan Baraza se había ido a la catedral de Huesca-, «y ser Pablo Bruna excelente para el magisterio». Y en el cargo de maestro de capilla permaneció, no obstante su ceguera, durante ocho años, hasta 1677, en que fue nombrado el maestro Juan de Torres, que lo era de la catedral de Jaca. Dos años más tarde moría Pablo Bruna, habiendo antes repartido entre sus familiares, amigos y discípulos, sus bienes, y el monocordio, la espineta o clavicémbalo, el arpa y la claviarpa en los que se ejercitaba y enseñaba, y diversos cuadernos de sus composiciones para órgano, que él mismo menciona en su testamento.

Pablo Bruna tañó el histórico órgano que durante los años 1597 a 1607 construyeron Guillaume de Lupe y su hijo Gaudioso, considerado en sus días «de los mejores de España». La colegial de Daroca, por el Misterio de los Corporales, era un centro famoso de peregrinaciones, por lo que Bruna fue escuchado por muchos compatriotas suyos, siendo objeto de controversia pública respecto de si era o no más hábil que otro organista famoso, también ciego, Andrés Peris, de la catedral de Valencia. En vida, fue unánimemente reconocido por sus conciudadanos: Rodríguez y Martel dirá que Pablo Bruna había convertido su ceguera «en gozo y habilidad», dando a Daroca «mucha gloria»; y que dudaba «que en toda España y Europa se taña mejor» el órgano que en la colegial por Pablo Bruna. Los reyes Felipe III (IV) y Carlos II se detenían en Daroca, en su trayecto hacia Zaragoza, para escucharlo. Y, después de su muerte, el licenciado Núñez lo recordará gráficamente como «río caudaloso de Música, insondable por su profundidad».

El acompañar Pablo Bruna, al órgano, a la capilla de música de la colegial contribuiría a la buena música que ésta cantaba, según aparece en los inventarios de los libros de canto de órgano de la colegial en el siglo XVII. Es de destacar también su labor docente: se conocen numerosos organistas en Daroca durante este siglo, correspondientes a las siete iglesias, siete conventos y siete ermitas que la ciudad entonces tenía, probablemente con su respectivo órgano; bastantes de ellos figuran documentalmente como mancebos organistas junto a Pablo Bruna. Destacaremos a sus sobrinos Francisco y Diego Xaraba y Bruna (este último organista de la capilla del gobernador don Juan José de Austria , y de la iglesia del Pilar en Zaragoza, y, finalmente, junto con su hermano, en la Capilla Real de Madrid), a fray Pablo Nasarre (organista del convento de San Francisco de Zaragoza, y ciego, como su maestro), a Diego Montestruque (organista después muy apreciado de la misma colegial), a Pedro Escuín y a otros muchos. En 1979 se celebró pública y activamente la conmemoración del tricentenario de su muerte.

• Obra:
Para órgano: veintidós tientos de diversos géneros; versos para la salmodia de los tonos primero, segundo y tercero; y siete pangelinguas sobre la tradicional melodía española; más dos tientos sobre el himno Ave maris stella. Conservados en ms. de la Biblioteca Nacional de Madrid, del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, de la Biblioteca de Cataluña de Barcelona, de la Biblioteca Municipal de Oporto (Portugal), de biblioteca particular en Felanitx (Palma de Mallorca).
Para voces: dos tonos al Santísimo, a cuatro voces y acompañamiento (Venid, almas, venid, y Suban las voces al cielo), en la Biblioteca de Cataluña y en la catedral de Vich (Gerona), respectivamente.

Fuente: Gran Enciclopedia Aragonesa

jueves, 7 de abril de 2011

Javier Marías, Refutando a la Real Academia























No sé si una de las funciones, pero desde luego uno de los efectos y grandes ventajas de la ortografía española era, hasta ahora, que un lector, al ver escrita cualquier palabra que desconociera (si era un estudiante extranjero se daba el caso con frecuencia), sabía al instante cómo le tocaba decirla o pronunciarla, a diferencia de lo que ocurre en nuestra hermana la lengua italiana. Si en ella leemos "dimenticano" ("olvidan"), nada nos indica si se trata de un vocablo llano o esdrújulo, y lo cierto es que no es lo uno ni lo otro, sino sobresdrújulo, y se dice "diménticano". Lo mismo sucede con "dimenticarebbero" ("olvidarían"), "precipitano", "auguro" y tantos otros que uno precisa haber oído para enterarse de que llevan el acento donde lo llevan: "dimenticarébbero", "prechípitano", "áuguro". Del francés ni hablemos: es imposible adivinar que lo que uno lee como "oiseaux" ("pájaros") se ha de escuchar más o menos como "uasó". El inglés ya es caótico en este aspecto: ¿cómo imaginar que "break" se pronuncia "breic", pero "bleak" es "blic", y que "brake" es también "breic"? ¿O que la población que vemos en el mapa como "Cholmondeley" se corresponde en el habla con "Chomly", por añadir un ejemplo caprichoso y extravagante, y hay centenares?
Este considerable obstáculo era inexistente en español –con muy leves excepciones– hasta la aparición de la última Ortografía de la Real Academia Española, con algunas de sus nuevas normas. Vaya por delante que se trata de una institución a la que no sólo pertenezco desde hace pocos años, sino a la que respeto enormemente y tengo agradecimiento. El trabajo llevado a cabo en esta Ortografía es serio y responsable y admirable en muchos sentidos, como no podía por menos de ser, pero algunas de sus decisiones me parecen discutibles o arbitrarias, o un retroceso respecto a la claridad de nuestra lengua. Tal vez esté mal que un miembro de la RAE objete públicamente a una obra que lleva su sello, pero como considero el corporativismo un gran mal demasiado extendido, creo que no debo abstenerme. Mil perdones.
Lo cierto es que, con las nuevas normas, hay palabras escritas que dejan dudas sobre su correspondiente dicción o -aún peor- intentan obligar al hablante a decirlas de determinada manera, para adecuarse a la ortografía, cuando ha de ser ésta, si acaso, la que deba adecuarse al habla. Si la RAE juzga una falta, a partir de ahora, escribir "guión", está forzándome a decir esa palabra como digo la segunda sílaba de "acción" o de "noción", y no conozco a nadie, ni español ni americano (hablo, claro está, de mi muy limitada experiencia personal), que diga "guion". Tampoco que pronuncie "truhán" como "Juan", que es lo que pretende la RAE al prohibir la tilde y aceptar sólo "truhan". De ser en verdad consecuente, esta institución tendría que quitarle también a ese vocablo la h intercalada (¿qué pinta ahí si, según ella, se dice "truan" y es un monosílabo?),
lo mismo que a "ahumado", "ahuyentar" y tantos otros. O, ya puestos, y siguiendo al italiano y a García Márquez en desafortunada ocasión, ¿por qué no suprimir todas las haches de nuestra lengua? Los italianos escriben "ipotesi", "orrore", "eresia" y "abitare", el equivalente a "ipótesis", "orror", "erejía" y "abitar". Y dado que la Academia parece inclinada a facilitarles las cosas a los perezosos e ignorantes suprimiendo tildes, no veo por qué no habría de eliminar también las haches. (Dios lo prohíba, con su hache y su tilde.)
En cuanto a "guié" o "crié", si se me vetan las tildes y se me impone "guie" y "crie", se me está indicando que esas palabras las debo decir como digo "pie", y no es mi caso, y me temo que tampoco el de ustedes. Hagan la prueba, por favor. Tampoco digo "guió" y "crió" como digo "vio" o "dio", a lo que se me induce si la única manera correcta de escribirlas es ahora "guio" y "crio" (en la Ortografía de 1999 poner o no esas tildes era optativo, y no alcanzo a ver la necesidad de privar de esa libertad). En cuanto a "riáis" o "fiáis", si yo leo "riais" y "fiais", como ordena la RAE, me arriesgo a creer que he de pronunciar esas formas verbales igual que la segunda sílaba de "ibais", lo cual, francamente, no es así. Y si leo "hui" en vez de "huí", nada me advierte que no deba decir esa palabra exactamente igual que la interjección "huy" (tan frecuente en el fútbol) o que "sí" en francés, es decir, "oui", es decir, "ui". Si un número muy elevado de hablantes percibe todos estos vocablos como bisilábicos con hiato, y no como monosilábicos con diptongo, ¿a santo de qué impedirles la opcionalidad en la escritura? La RAE parece tenerle pánico a la posibilidad de elegir en cuestión de tildes (que es algo menor y que no afecta a la sacrosanta "unidad de la lengua"). Pero es que además es incongruente en eso, porque sí permite dicha opcionalidad en "periodo" y "período", "policiaco" y "policíaco", "austriaco" y "austríaco" (yo siempre las escribo sin tilde), lo mismo que en "alvéolo" y "alveolo", "evacúa" y "evacua" y otras más. ¿Por qué no permitir que cada hablante opte por "truhán" o "truhan", como aún puede hacerlo (por suerte) entre "solo" y "sólo", "este" y "éste", "aquel" y "aquél"? La posibilidad de seguirles poniendo tildes a estas palabras no es para mí irrelevante. ¿Cómo saber, si no, lo que se está diciendo en la frase "Estaré solo mañana"? Si se la escribe en un mail un hombre a su amante, la diferencia no es baladí: sin tilde significa que estará sin su mujer; con tilde que mañana será el único día en que estará en la ciudad. No es poca cosa, la verdad. Por menos ha habido homicidios.
Además hay algunas objeciones que quisiera hacer a las nuevas normas de la reciente Ortografía de la Real Academia Española y de las otras veintiuna, sobre todo americanas, que la han acordado por unanimidad.
a) Mayúsculas y minúsculas. En realidad no entiendo por qué tal cosa ha de ser regulada, ya que, a mi parecer, pertenece al ámbito estilístico personal de cada hablante -o, mejor dicho, de cada escribiente-. Habrá ateos que escriban siempre "dios" deliberadamente, y todo creyente optará por "Dios", por poner un ejemplo extremo. Según la RAE, supongo, habría que escribirlo en toda ocasión con minúscula, ya que ha decidido que todos los nombres que sean comunes ("rey", "papa", "golfo", "islas", etc.) han de ir así obligatoriamente aunque formen parte de lo que para muchos hablantes funciona como nombre propio. Así, "islas Malvinas", "papa Benedicto", "mar Mediterráneo" o "rey Juan Carlos". E, igualmente, al referirse a un rey concreto, omitiéndole el nombre, habría que escribir "el rey" y nunca "el Rey". Yo no pienso seguir esta norma, porque considero que algunos títulos y nombres geográficos funcionan como nombres propios y topónimos, o son sustitutivos de ellos. Cuando en España decimos "el Rey" -y dado que sólo hay uno en cada momento-, utilizamos esa expresión como equivalente de "Juan Carlos I", algo a lo que casi nadie recurre nunca. De la misma manera, "Islas Malvinas" funciona como un nombre propio en sí mismo, equivalente a "República Democrática Alemana", que era el oficial del territorio también conocido como Alemania Oriental o del Este. Según las últimas normas, deduzco que nos tocaría escribir "la república democrática alemana", con lo cual no sabríamos bien si se habla de un país o de qué. Si yo leo "el golfo de México", ignoro si se trata de una porción de mar o de un golferas mexicano -tal vez del golferas por antonomasia, ¿acaso Cantinflas?-. Y si leo "príncipe de Gales", dudo si se me habla del tejido así llamado o del heredero a la corona británica.
b) Zeta. La RAE ha decidido que el nombre de esa letra se escriba sólo con c, porque con ésta se representa ese sonido -en parte de España- antes de e y de i. Siempre me pareció tan adecuado que el nombre de cada letra incluyera la letra misma que durante largo tiempo creí que la x se escribía "equix", aunque todos digamos "equis" y así se escriba de hecho. Pero es que además el reciente Diccionario panhispánico de dudas, de la misma RAE, valida grafías como "zebra" (aunque la juzga en desuso), "zinc" o "eczema". Y, desde luego, no creo que se oponga a que sigamos escribiendo "Ezequiel" y "Zebulón". No veo, así pues, por qué "zeta" pasa a ser ahora una falta. No está mal que haya algunas excepciones o extravagancias ortográficas en las lenguas, y en español son tan pocas que no veo necesidad de suprimirlas.

c) Qatar. La RAE decide que este país y sus derivados -"qatarí"- se escriban con c. El origen de esa peculiar grafía -aceptada en casi todas las lenguas- está, al parecer, en la recomendación de arabistas, que distinguen dos clases diferentes de fonema k en árabe. Por eso, arguyen, se escribe "Kuwait" y se escribe "Qatar", pese a que nosotros percibamos el fonema en cuestión de una sola manera. La representación gráfica de las palabras -eso lo sabe cualquier poeta- tiene un poder evocativo y sugestivo que las nuevas normas desdeñan. Si yo leo "Qatar", en seguida se me sugiere un lugar exótico y lejano. Si leo "Catar", en cambio, lo primero que me viene a la imaginación es una cata de vinos. Pero es que además, para ser consecuente, la RAE tendría que condenar la ortografía "Al Qaeda" y proponer "Al Caeda" o quizá "Al Caida" o quién sabe si "Al Caída". Los internautas iban a tener graves problemas para encontrar información sobre esa organización terrorista, desconocida en el resto del mundo, y de la que lamentablemente hoy se habla a diario.
d) Ex. Decide la RAE que no se separe ese prefijo del vocablo que lo acompañe, y que se escriba "exmarido", etc. Sin embargo, y dado que en español hay numerosas palabras largas que empiezan por "ex" sin que esa combinación sea un prefijo, un estudiante primerizo de nuestro idioma puede verse en dificultades para saber si "exayuntamiento" es un vocablo en sí mismo o si "exacerbación" o "execración" se componen de dicho prefijo y de las inexistentes "acerbación" y "ecración".
e) Adaptaciones. Las grafías "mánayer" o "pirsin", que la RAE propone, son tan irreconocibles como lo fue "güisqui" en su día (fea y además mal transcrita, como si escribiéramos "güevos"). En cuanto a "sexi", es directamente una horterada, siento decirlo.
En la Academia hay quienes consideran que discutir y objetar a estas cosas es perderse en minucias. Puede ser. Pero habrá de concedérseme que también lo es, entonces, dictaminar sobre ellas y aplicarles nuevas normas. Si la Ortografía se ha molestado en mirarlas, no veo por qué no debamos hacerlo quienes estamos en desacuerdo con sus modificaciones.
Termino reiterando que mis modestas objeciones no me impiden reconocer el gran trabajo que, en su conjunto, supone la nueva Ortografía, obra admirable en muchos sentidos. Habría sido redonda si no hubiera querido enmendar lo que quizá ya estaba bien, desde su versión de 1999. Porque para mí nuestra lengua es ahora un poco menos elegante y menos clara.

Los hermanos Butaca, Evita

viernes, 1 de abril de 2011

Leo Masliah, Werner



















Werner era ignorante, inmoral, morboso, sórdido, mentiroso, feo, malpensado, sucio, execrable, pervertido, impuntual, lujurioso, porfiado, haragán, egoísta, académico, desordenado, inhábil, detestable, mezquino, huraño, holgazán, intrigante, creído, lascivo, desatento, inmundo, culturoso, avaro, libertino, altanero, traidor, coqueto, arrogante, soberbio, presuntuoso, insensato, trasnochador, malviviente, vanidoso, antipático, demasiado pagado de sí mismo, torpe, desconfiado, tramposo, estafador, avieso, desabrido, irascible, fatuo, obstinado, vicioso, displicente, mugriento, abstruso, depravado, cruel, chismoso, grosero, despiadado, soez, intrigante, presumido, testarudo, perverso, descarado, tacaño, glotón, vago, informal, quisquilloso, intratable, engreído, malicioso, suspicaz, malcriado, necio, entrometido, jactancioso, fullero, senil, descortés, atolondrado, fanfarrón, insufrible, terco, desleal, inmaduro, ruin, maleducado, simplón, incapaz, desvergonzado, pérfido, fluctuante, cargoso, lerdo, rústico, descocado, receloso, esquivo, hostil, atropellado, enredador, infame, adulador y malhablado.
Es una suerte, hija, que no te hayas casado con él.

"La tortuga y otros cuentos" (Ediciones de la Flor, 1ra edición 1990, 2da e