Ayer fui a visitar a Oscar López; tras salir del edificio y saludar, me entregó un libro que hacía tiempo quería pasarme. Seguimos la charla en un bodegón cutre, advenedizamente injertado en la maciza arquitectura del ex colegio San José.
El libro en cuestión-La poesía es como el aroma. Poética de Luis Benítez-es un ensayo del reconocido ensayista y catedrático peruano Camilo Fernández Cozman.
Lo leí, lo dejé, lo volví a tomar. Creo que el libro acierta cuando se circunscribe a los poemas de Benítez;Fernández Cozman se detiene en el despojamiento de artificios, la asertividad cautelosa, próxima a la lengua coloquial, la distancia entre los sentidos y el limitado matiz de las palabras.
Así, al comentar el poema De las tantas cosas que no puede, el análisis se centra en la progresión temática y lo pone en relación con el poema Las cosas de Borges. Me parece acertada dicha interpretación, a la que agregaría cierto eco subterráneo de Juan Ramón Jiménez cunado decía: Inteligencia,dame/ el nombre exacto de las cosas/ Que mi palabra sea/ la cosa misma/creada por mi alma nuevamente/
No me parece, en cambio, que únicamente la lectura de Vallejo, Neruda, Paz o Borges haya gravitado sobre él. Era la lectura obligada de toda una generación, era imposible no leerlos. Y era imposible que algunos giros sintácticos-sobre todo de Borges- no se evidenciaran en los poetas de entonces. La poesía de vanguardia-de lengua inglesa, francesa o castellana- ya tiene un rango de tradición que los poetas no pueden eludir.
Algo que me llamó la atención y que habla bien de este ensayista, es la amplitud de su registro: encontrar que en la bibliografía conviven el estudio de Lakoff y Johnson sobre las metáforas de la vida cotidiana junto a nada menos que Douwe Draaisma-autor que todavía no ha recibido siquiera la bendición del esnobismo local- es un alivio frente al socorrido batallón posestructuralista que acecha tras cada escaramuza teórica. Es buena señal, también, para leer a Luis Benítez: un escritor que dialoga con la tradición poética-de su país y del continente- merece un lector que dialogue desde diversas corrientes críticas.
Fernández Cozman señala expresamente los alcances de su trabajo: "Todo poeta, en la más estricta acepción de la palabra, es un hacedor de mundos imaginarios, y el crítico literario, por lo tanto, solamente podrá ofrecer aproximaciones de la más variada índole. Que este libro sea, sobre todo, una provocación para releer, quizá con nuevos ojos, la obra de este gran poeta argentino. "
No hay comentarios:
Publicar un comentario