Es el silencio un
reservado archivo
donde la
discreción tiene su asiento;
moderación del
ánimo que, altivo,
se arrastrara sin
él del pensamiento;
mañoso ardid del
menos discursivo
y del más
discursivo entendimiento;
pues a nadie pesó
de haber callado
y a muchos les
pesó de haber hablado.
Es, contra el más colérico
enemigo
el más templado freno de
la ira;
de la pasión el más legal
testigo,
pues dice más que el que
habla el que suspira;
de la verdad tan familiar
amigo,
que a la simulación de la
mentira
le destiñe la tez, pues
cuanto errante
mintió la lengua,
desmintió el semblante
Es quietud del espíritu
divina,
a quien el mundo contrastar no pudo;
de la modestia imagen peregrina,
que una mano da al labio, otra al escudo;
de cuantos sacrificios vio la indina
adoración, el pez, animal mudo,
prohibido fue; que a luz de sacrificio,
aún no estragó esta virtud el vicio.
Y si de hablar y de callar le dieron
tiempo al que más la perfección codicia,
fue porque al corazón árbitro hicieron
de su sinceridad o su malicia;
no porque del silencio no creyeron
ser el culto mayor de la justicia,
pues si a Dios en sus obras reverencio,
el idioma de Dios es el silencio.
Dígalo el cielo en el primero día
que el poder del Criador manifestaba,
pues en el cielo gran silencio había
mientras Miguel con el dragón lidiaba;
pues la tierra y la noche helada y fría
que humano le adoró, en silencio estaba;
y ya que árbitro fue de paz y guerra,
lo que le amaron digan cielo y tierra.
La escuela de Pitágoras cinco años
sabiamente lección de callar daba;
la
Tebaida, en sus cuerdos desengaños,
a callar solamente se juntaba;
pues si a sus propios filósofos y
extraños
retórico el silencio doctrinaba
¿qué gimnasio se orló de más laureles
que el que cursaron
fieles y no fieles?
Confieso que es
una interior batalla,
por eso se corona
el que pelea,
y para aquél que
menos fuerte se halla
consejo fue de
iluminada idea,
sacro proverbio
en que se escribe: «O calla,
o algo di que
mejor que callar sea»,
y si ha de ser
mejor callar, calle entre tanto
el silencio,
hasta ver si lo es el canto.
Fuente: Exhortación /
panegírica al / silencio./ Motivada de su apóstrofe / «Psalle et
Sile». / A la protección del
/ Eminentísimo Reverendísimo / Señor Don Baltasar de Moscoso y Sandoval, Carde-
/ nal Presbítero de la Santa Iglesia de Roma, del Tí- / tulo de la Cruz en
Jerusalén, del Consejo de / Estado de su Majestad, Arzobispo de Toledo, /
Primado de las Españas, y Gran Canciller / Mayor de Castilla, &c. / Por / Don Pedro Calderón de la Barca /
Caballero de la Orden de Santiago, y Capellán / de su Majestad en su Real
Capilla de los / Señores Reyes Nuevos, (s.l., s.a. [1661]), 6 hs.+12 fols.
Reedición digital por Evangelina Rodríguez Cuadros, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2000
Rodríguez Cuadros, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes,
2000
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