Marcelino Menéndez Pelayo, Programa de Literatura Española, 1878
INTRODUCCIÓN
Tarea nada fácil es el formar
el mapa de una región cuyos límites andan confusos y son materia de
controversia. Tal acontece con la
Historia de
la literatura española (y no
añado el adjetivo crítica , porque sin crítica no hay historia, ni
ciencia alguna ni obra humana de provecho). En sentir de ilustres críticos a
quienes respeto, con el sentimiento de no poder seguirlos, la Historia de la literatura española no es más ni menos que la historia de la literatura
castellana. Este error, a mi
ver, funesto, y que no sólo a la literatura, sino a otras esferas trasciende,
ha contribuido a embrollar y oscurecer hasta lo sumo, muy doctos juicios e
investigaciones. Procuraré concretar los términos de la cuestión para que no se
me acuse de obrar de ligero, ni de ceder a infundadas preocupaciones.
Dejo aparte la distinción
entre historia literaria e historia
de la literatura. Distinción
pueril si sólo a los términos se atiende, pero útil si en la historia literaria
quisiéramos englobar la científica. De los dos sentidos que la palabra literatura tiene(ciencia de letras,
ciencia de la belleza traducida y realizada por medio de la palabra), prescindo en absoluto del primero.
Claro es, que la Historia
Literaria, concebida y
escrita al modo de los Marinos, de Tiraboschi o de nuestros Padres Mohedanos,
abarca el desarrollo de todos los saberes humanos en una extensión geográfica
determinada, y sólo dellugar recibe
su principio unitario. No había razón, v. gr., para incluir
en esa historia a los médicos castellanos del siglo XVI y suprimir a los árabes
y judíos de la Edad Media.
La ciencia, y sobre todo algunas ciencias, se resiente, harto poco de
influencias locales.
Pero aquí no es lícito tomar
el vocablo literatura en esa acepción y menos en la de bibliografía, que a veces le aplican los alemanes
cuando hablan de la literatura de tal o cual asunto o ramo del saber.
Nuestro estudio ha de limitarse a las producciones españolas en que predomine
un elemento estético.
Y ¿qué entendemos por obras y
escritores españoles? Aquí comienza la división y el
desacuerdo. Y los que sostienen no ya la hegemonía, sino el exclusivismo castellano,
se fundan en dos razones, una de nacionalidad y otra de lengua.
Para contestar a la primera
conviene distinguir entre nacionalidad política y nacionalidad literaria. Las
causas de formación de una y otra, los elementos que vienen a acaudalarlas, no
son siempre los mismos, digan lo que quieran aquellos que pretenden convertir
la historia en un apéndice o suplemento de la política, olvidando, si no
desconociendo, la independencia y vida propia del arte, y el personalismo y
subjetivas tendencias de cada artista. El desarrollo estético influye y es
influido por el social: unas veces le guía y otras le tuerce, en ocasiones
viene a ser un reflejo, sin que sea fácil decidir a priori, si es mayor la influencia de la sociedad
en los libros, o la de los libros en la sociedad. Si de algo conviene huir en
crítica es de ese afán de considerar encerradas todas las fuerzas vivas de un
pueblo en una unidad panteística, llámese estado,
genio nacional, índole de raza. No
es de este lugar el poner en su punto la acepción detalles vocablos, pero a
nadie se ocultará que el espíritu y el genio
nacional en literatura deben
de ser algo distinto del Estado político, cuando contemplamos, v. gr. la
imponente unidad de la literatura italiana desde remotas edades con no haber
constituido Italia un solo Estado, desde que se deshizo el Imperio
romano, hasta muy modernas revoluciones. Y ¿qué diremos de la hermandad
literaria entre las metrópolis y sus colonias emancipadas? Literatura inglesa
es la de los norteamericanos: literatura española la de Méjico y las de las
repúblicas del Sur. Y sin embargo las nacionalidades políticas son distintas.
Ni tampoco el concepto de
nacionalidad política es idéntico al de Estado. Dentro de un Estado caben no
sólo naciones sino razas diversas, como acontece en los modernos imperios de
Austria y Rusia. Cuando ni siquiera la Etnografía se ajusta a las divisiones políticas,
¿hemos de pretender amoldar a ellas la historia literaria?
El ideal de una nacionalidad perfecta y armónica no pasa de utopía.
Para conseguirla sería necesario no sólo unidad de territorio y unidad política
sino unidad religiosa, legislativa, lingüística, moral.., et sic de caeteris, ideal que hasta ahora no ha alcanzado
pueblo alguno. Es preciso tomar las nacionalidades como las han hecho los
siglos, con unidad en algunas cosas y variedad en muchas más, y sobre todo en la
lengua y en la literatura.
Sentado pues que existe una
nacionalidad literaria, cuyos lindes, rayas y términos no siempre son los
impuestos por tratados y combinaciones diplomáticas, (¡pobre literatura si a
tales altos y bajos anduviese sujeta!), resta apurar cuándo comienza esta
literatura y en qué señas hemos de conocerla y distinguirla de las demás
antiguas y modernas. Aquí entra para algunos el poner la unidad literaria en la lengua, carácter, a la verdad, mucho menos
vago y contradictorio que el de Estado, pero toda vía insuficiente. En primer
lugar y concretándonos a nuestro estudio ¿existe, por ventura, una lengua española?, ¿es castizo, ni propio, ni adecuado este
nombre?, ¿le usaron alguna vez nuestros clásicos? Antes del siglo XVIII y en lo
que mis lecturas alcanzan, sólo recuerdo haberle visto en autores extranjeros.
Prescindamos del nombre y vamos a la cosa: ¿qué lengua es esa?, la castellana,
se me dirá. ¿Y por qué? Porque desde el siglo XVI viene siendo la lengua
literaria por excelencia, la más cultivada y rica, y porque en tiempos más
cercanos ha podido considerarse como lengua oficial de la Península Ibérica ,
excepción hecha del reino de Portugal, cuya historia consideran algunos tan
distinta y apartada de
la nuestra como la alemana o la inglesa, sin reparar que apenas puede darse un
paso en literatura castellana sin tropezar con huellas portuguesas. Si sólo del
siglo XVI data ese predominio del habla de la España Central ¿qué
hemos de hacer con la literatura de la Edad Media ?, ¿la estudiaremos sólo en uno de los
pueblos peninsulares?, ¿y por qué en Castilla, y no en Portugal o en Cataluña?,
¿qué fuero o privilegio especial teníamos nosotros sobre los demás españoles?
¡Y qué vacíos y
contradicciones resultarían de ese estudio! Alfonso X pertenecería a nuestra
historia literaria como legislador, como didáctico, como historiador, pero no
como poeta, porque las Cantígas están escritas en gallego.
Españoles fueron en la Edad Media los tres
romances peninsulares: los tres recorrieron un ciclo literario completo,
conservando unidad de espíritu y parentesco de formas en medio de las
variedades locales. Eran tres dialectos hijos de la misma madre, habla dos por
gentes de la misma raza, y empeñadas en común empresa. Las tres literaturas
reflejaban iguales sentimientos y parecidas ideas, y recíprocamente se imitaban
y traducían y cedieron el mismo paso a extrañas influencias. Los trovadores
provenzales recorrían de igual suerte las cortes castellanas que las
aragonesas: los cantos de Marcabrú y de Gavaudan anunciaron los triunfos de
Almería y el sol de las Navas: otro provenzal, Rambaldo de Vaqueiras es autor
de los versos más antiguos que quizá poseemos en castellano. Cuando las letras
catalanas adquieren independencia y vida propias, Ramón Lull en el Blanquerna, y en el Libro del orden de la caballería, sirve de inspirador y modelo al hijo
del infante D. Manuel cuando traza el Libro
de los Estados y el del Caballero y del Escudero.¿Cómo
olvidar, por otra parte, que el habla galaico-portuguesa fué lengua lírica y
cortesana aún en las regiones centrales de la península, y que en ella
escribieron Alfonso X, Alfonso XI, Villasandino, el arcediano de Toro y tantos
más, nacidos en Castilla?
Ni siquiera la historia
literaria de los siglos XV y XVI, podríamos comprender desde el punto de vista
exclusivamente castellano. Haríamos un cuadro del renacimiento sin que en él
apareciera la corte napolitana de Alfonso V: una historia de la novela
picaresca en que faltara el precedente del Livre
de les dones, un catálogo
de libros de caballerías sinTirant lo Blanch, no apreciaríamos en su justo valor las
innovaciones métricas de Boscán y Gil Polo: al buscar los orígenes de la novela
pastoril dejaríamos olvidado el autor de Menina
e moça, al paso que
tendríamos que incluir a Jorge de Montemayor, tan portugués como aquél, sólo
porque escribió en nuestro romance. Aparecerían los géneros acéfalos, ni
sabríamos de dónde vienen ni a dónde van las tendencias literarias.
En suma, por lo que hace a
los siglos medios no hay razón buena ni mala que autorice la exclusión de
lemosines y portugueses, y traída su historia hasta el siglo XVI ¿por qué
dejarla mutilada, cuando Dios ha querido que (sin saber muchas veces unos de
otros) siga unida a la nuestra como la sombra al cuerpo? Mucho puede la lengua,
pero no basta a partir en dos a un escritor Gil Vicente, Sá de- Miranda,
Camoens, Corte-Real, Gallegos, Melo..., escriben con el mismo espíritu y
emplean las mismas formas en portugués que en castellano, con igual desembarazo
manejan un instrumento que otro: a veces los dos en una misma composición.
¿Tomaremos un trozo y dejaremos lo demás? ¿No sería incompleto y casi inútil
ese estudio parcial, cuando para quilatar el mérito de un escritor y seguir los
pasos de su ingenio, es fuerza tener a la vista el conjunto de sus
lucubraciones, y relacionarlas y compararlas?
Dios ha querido además que un
misterioso sincronismo presida al desarrollo de las letras peninsulares. No hay
transformación literaria en Castilla a que no responda otra igual en Lusitania.
En pos o al lado de Boscán o de Garci-Lasso aparecen Sá de Miranda y todos los quinhentistas: casi a un tiempo florece la lírica
horaciana en manos de Ferreira y de Fr. Luis de León: el grande ejemplo de
Camoens mueve aunque con desigual resultado a nuestros épicos: el teatroespañol es tan aplaudido en Lisboa como en
Madrid o en Valencia e impide todo conato de teatro provincial: simultáneamente
se desarrolla la epidemia culterana y conceptista simultáneamente penetra el
influjo francés en las dos literaturas, y en la lírica castellana del siglo
pasado pueden distinguirse dos períodos como en la portuguesa dos Arcadias.
La misma similitud, o
digámoslo mejor, identidad que reina en el conjunto brilla en los
pormenores.
Si alguno me objeta que políticamente
los portuguesas no son españoles contestarele con palabras de Almeida-Garret,
el poeta lusitano por excelencia: «Ni una
sola vez se hallará en nuestros escritores la palabra «español» designando
exclusivamente al habitante de la
Península no portugués. Mientras Castilla estuvo separada de
Aragón y ya mucho después de unida, nosotros y las demás naciones de España,
Aragoneses, Castellanos, Portugueses, todos éramos, por extraños y propios,
comúnmente llamados «españoles» así como aún hoy llamamos «alemán» al Prusiano,
Sajón, Hannoveriano, Austríaco: así como el Napolitano, el Milanés, el
Veneciano y el Piamontés reciben indistintamente el nombre de Italianos. La
pérdida de nuestra independencia política después de la jornada de
Alcazarquivir, dió el título de reyes de las Españas a los de Castilla y
Aragón, título que conservaron aún después de la gloriosa (sic) restauración de
1640. Pero españoles somos, de españoles nos debemos preciar todos los que
habitamos la
Península Ibérica : Castellanos nunca». Esto escribe uno de los mayores
enemigos de la idea de unidad peninsular.
Pero no sólo ha gallardeado
el ingenio español en los tres dialectos castellano, catalán y portugués y en
alguna lengua extraña aunque afín, como el provenzal, sino en la madre de todos
los romances, en la latina. ¿Cómo dejar de comprender en nuestra historia
literaria a los humanistas, poetas e historiadores latinos que desde fines del
siglo XV florecieron? Españoles eran como nosotros, pensaban y sentían al modo
de los demás españoles de su tiempo y por la gloria de nuestras letras se
afanaban. Tan español era Mariana cuando escribía su Historia General en latín, como cuando la trasladaba al
castellano. Pensamientos y estilo eran idénticos: sólo variaba la lengua. Y no
en la lengua, forma de suyo variable y sujeta a mudanzas, sino en el estilo,
reside la unidad interna de las literaturas. Cuánto más
españoles en el pensar, en el sentir y en el escribir son por ejemplo, Luis
Vives y Arias Montano que la mayor parte de los prosistas castellanos del siglo
XVIII y del XIX. En los unos resplandece el genio nacional, los otros no son
más que pálidos reflejos de una cultura extraña.
No desconozco, ni en modo alguno
niego, la importancia de la lengua como prenda de nacionalidad y signo de raza,
pero creo que la lengua no es más que la vestidura de la forma. Ni lo
sustancial ni
lo formal lo da la lengua sino el estilo, comprendiendo bajo esta palabra todo
el desarrollo mórfico necesario para que la concepción artística deje de ser idea pura.
Y si extremar quisiéramos las
cosas, quizá diría yo que (fuera de la apartada rama eúskara o turánia) una
sola lengua, la del Lacio ha servido de instrumento al genio nacional. Ya
íntegra y pura, ya corrompida y desmenuzada en tres dialectos, que, al
separarse, quizá se distinguirían menos entre si que los dialectos griegos, y
que más tarde, a pesar de su gran desarrollo léxico y sintáxico han conservado
tales analogías y similitudes y un tal aire de familia (facies non omnibus una nec diversa
tamen quales decet esse sororum) que
claramente los separan y aíslan de las otras ramas del tronco latino. Páginas
enteras hay donde (excepción hecha de los artículos y de algunas formas
verbales) apenas puede decirse si se lee portugués o castellano. ¿Y no se han
hecho en prosa y en verso ensayos que son a la vez, castellanos, latinos y
lusitanos?
Constituyendo el latinismo el
substratum o digamos, lo más íntimo y sustancial de la civilización española,
así en lengua como en costumbres, instituciones y leyes ¿no sería acéfala
nuestra historia, si en ella faltase la literatura hispano-romana, ya gentil,
ya cristiana? Empecemos por notar que muchos caracteres (buenos y malos) del
ingenio español y hasta del ingenio local de la Bética y de otras comarcas,
se revelan muy a los principios. La pompa y altisonancia de dicción, el abuso
de la hipérbole, lo exuberante y encrespado, junto con cierta aspereza y genio
indómito anúncianse ya en aquellos vates cordobeses que celebraron a Metelo, pingue quiddam sonantes atque
peregrinum: en Sestilio Hena,
acusado por Marco Aurelio del mismo defecto: en Porcio Latron a quien llama
Séneca fortem, agrestem quia
Hispaniae consuetudinis morem non poterat dediscere y sobre todo en Séneca y en Lucano.
Alguna parte ha de atribuirse en ello a la general corrupción de las letras
latinas, pero tampoco ha de negarse la influencia local cuando vemos que los
españoles, casi solos, llenan esta segunda época, y que ni en los postreros
días de Augusta ni en los de Tiberio tenía la decadencia literaria el carácter
de ampulosidad y dureza, sino antes bien, el de deslucimiento y falta de
nervio, patente en los últimos versos de Ovidio, o el de elegancia fría y sin
color como
la de Fedro. Se dirá que las escuelas de declamación habían pervertido el
gusto, pero ¿quién ignora que los principales declamadores, y el maestro y rey
de ellos, fueron andaluces?
¡Líbreme Dios, sin embargo,
de afirmar que sólo, para echar a perder el gusto servimos los españoles!
Hartas pruebas hemos dado de lo contrario y las dieron en esa misma época
Quintiliano y otros. Esos mismos defectos (compensados en Lucano y en Séneca
con soberanas bellezas) no eran otra cosa que la exageración y el torcimiento de
algunas buenas cualidades, como la riqueza de estilo, la fantasía colorista, la
sutileza de ingenio, extraviadas por las circunstancias de lugar y tiempo en
que venían a desarrollarse.
Si alguna razón más se
necesitara para defender la inclusión de los hispano-latinos en el programa,
aún pudiera recordarse que Séneca, como moralista y como escritor, fué el
modelo por excelencia de nuestros didácticos y políticos desde A. Pérez hasta
Quevedo y Gracián: y que en el yunque de Marcial aguzaron sus saetas todos
nuestros epigramatarios, los cuales se acordaban harto poco de Catulo ni de los
poetas de la Antología griega.
Y cuando el cristianismo
viene a dar nueva y más poderosa unidad a la gente ibérica, cuando surge el
primer código disciplinario en el Sínodo Iliberitano, y (pasada la tormenta
priscilianista) se promulga la Regula
Fidei en el primer concilio
de Toledo ¿cómo excluir de nuestra historia, ni tratar como a gente extraña,
sólo porque no hablaban el castellano, a aquellos apologistas y poetas, a Prudencio,
v. gr., el lírico más español que ha existido, el cantor de nuestros mártires,
el cronista de los triunfos y penalidades de nuestra Iglesia? ¿Y qué decir de
los escritores hispano romanos que florecen bajo la monarquía visigoda? Hasta políticamente nos pertenecen, puesto que la
nacionalidad española estaba ya constituida en los días de San Leandro y San
Isidoro, de San Braulio y Tajón, de San Ildefonso y San Eugenio.
El estudio de la literatura
latino-eclesiástica tórnase además indispensable como antecedente para el de
los orígenes de la lengua, del metro
y de la rima, y de casi todos los géneros literarios,
incluso los cantares de gesta, incluso los libros deexiemplos, que aparecen antes que en las vulgares
en la lengua latina con la Disciplina
Clericalis de Per Alfonso.
Bien sé que los principios son en
todas las cosas áridos y enfadosos y que es mucho más cómodo y hasta artístico
(si el arte de la historia fuera como el de un poema o una novela) comenzar a
la manera de Ticknor (en otras cosas tan loable) con un capítulo en que se
describiese el amanecer de la poesía castellana entre arremetidas y algaradas,
entrando ipso facto y sin más explicación en el Poema del Cid. Pero si semejante traza y disposición
puede satisfacer a una young
lady britana que por
recreación y deporte tomó en manos el libro de Ticknor, ha de causar forzosa
extrañeza a quien busque la razón y fundamento de los hechos y se encuentre con
disertaciones sobre un poema escrito en una lengua de cuyos orígenes no se ha
hablado, en un ritmo que no se sabe de dónde viene y en alabanza de un héroe
celebrado antes en cantos latinos y en libros históricos de que se le da
ninguna o muy breve noticia.
Por tales razones he juzgado
oportuno seguir el buen ejemplo del señor Amador de los Ríos (mi maestro de
dulce memoria) comprendiendo en el programa la literatura hispano-latina y las
tres vulgares en toda su extensión y desarrollo.
Mucho he dudado (ingenuamente
lo confieso) y aún al presente dudo, si incluir a los escritores judíos y
musulmanes. Por una parte es evidente que su larga residencia en nuestro suelo
los hizo españoles, y que su cultura se modificó más o menos por el trato con
los mozárabes hasta distinguirse bastante en sus caracteres, de la poca o mucha
que trajeron de Oriente. Nadie dudará que sus glorias nos pertenecen, y que
ellos tienen derecho a sonar en la historia de nuestra cultura, siquiera como
elemento antitético. Además, aunque su influjo en la amena literatura de los
pueblos cristianos no fuera tan grande como en otros tiempos se imaginó,
tampoco ha de negárseles el papel de medianeros en la transmisión de ciertos
géneros como el didáctico-simbólico, aparte de la influencia en lo científico y
filosófico, que nadie pone en duda, y que no dejó de trascender, en bien o en mal,
a las letras humanas. Hay sin embargo, tan radicales diferencias de religión,
de raza y de lengua entre esos dos pueblos semíticos y la población cristiana y
latina de la península, que su historia literaria, intercalada en la nuestra,
había de parecer, si no cosa extraña y pegadiza, episodio demasiado largo y
propio para romper la unidad y armonía del programa. En tal duda y desconfiando siempre del
acierto (pues casi tenían igual peso en mi ánimo las razones favorables que las
adversas) he adoptado un término medio que quizá no contente a nadie. En tres
lecciones y con el título de influencias
semíticas hago breve
recopilación de los principales géneros cultivados por árabes y hebreos y
fíjome sobre todo en los que fueron o pudieron ser imitados por los cristianos.
Pocas observaciones tengo que
añadir. Ya he indicado que no incluyo la historia de las ciencias, sin
perjuicio de hacer mérito de algunos de sus cultivadores en concepto de
escritores didácticos. Hago más hincapié en la filosofía por
las mayores relaciones que con la literatura tiene, y por reflejarse
constantemente en la una el espíritu de la otra; pero no la estudio de
propósito sino a manera de episodio y en la relación de estilo y forma.
He sido parco de
preliminares. En una lección los condenso todos. El señor Amador de los Ríos
juzgó oportuno anteponer a su obra una reseña de las vicisitudes de la crítica
en España; mas para los fines de nuestra enseñanza creo preferible estudiar las doctrinas literarias al mismo tiempo que los hechos. Los escritores críticos se encontrarán
repartidos en sus lecciones y épocas respectivas.
A la historia de las
literaturas vulgares anteceden dos lecciones sobre orígenes de las lenguas
romances, digresión filológica (si digresión es) harto justificada siempre y
hoy casi indispensable después de los hermosos trabajos de Federico Díez y de
sus discípulos.
En el espíritu y criterio de
la enseñanza tal como del programa se deduce, procuro alejarme del doble
escollo de la crítica puramente formalista y de la que llaman trascendental, ora aspire a grandes síntesis
históricas, ora a inauditas revelaciones estéticas. No es ya lícito convertir
la historia de la literatura en un descarnado índice de autores y de libros,
juzgados sólo en su parte externa y formal, ni proceder caprichosa y
arbitrariamente en el orden y disposición de las materias. No es acertado
considerar al autor fuera de su época, pero aún es más dañoso anular su
personalidad y convertirle en eco,
reflejo o espejo de una
civilización. El juicio-sentimiento de lo bello y la apreciación histórica
deben caminar unidos. En medio de tanto escarceo y divagar inútil ha logrado la
estética moderna asentar buen número de principios fecundos y razonables, que
lejos de oponerse al examen detenido de las formas exteriores (mero desarrollo
de la forma interna) contribuyen a que éste se haga a mejor luz. Por otra
parte, el desarrollo de los estudios históricos ha hecho notar infinitas
relaciones entre el arte y las demás actividades humanas, que naturalmente se
completan y explican. De aquí la necesidad del criterio histórico al lado del
estético. Según el período que se estudie debe predominar el uno o el otro. Las
producciones de la Edad
Media v. gr., suelen tener más interés arqueológico e
histórico que propiamente estético.
Tampoco me ciega el espíritu
nacional hasta el punto de cerrar los ojos a evidentes influencias extrañas. No
creo que de la epopeya francesa naciera la castellana, pero hay indicios
clarísimos de que fué la primera, conocida y explotada por nuestros cantores.
Y en otro género ¿de qué
serviría negar, por ejemplo, que el libro de los
Reys d'Orient y la Vida de Sta. María Egipciaca son de origen transpirenaico, cuando
hierven en provenzalismos y cuando del segundo ha dado a conocer Mussafia los
originales? Es muy conveniente, pues, para no cegarse ni empeñarse en descubrir
el espíritu nacional donde no se halla, atender mucho a las
literaturas extrañas, sobre todo a las que directamente han influído en la
nuestra, como ésta a su vez en las de Ultra-puertos.
Sin erudición y sin
investigaciones propias no hay conocimiento serio. Por tal razón debe el
maestro recomendar a sus alumnos el estudio directo de las fuentes y de los
autores que se vayan analizando, estudio que, hecho con discreción y buen tino,
les evitará el perder un tiempo precioso en la lectura de obras de segunda
mano, y quizá el adquirir mil nociones erradas o habituarse a lugares comunes y frases hechas: dolencia harto general entre nosotros.
LECCIÓN
PRIMERA
Carácter y límites de nuestro
estudio.—Historia.—Literatura. Historia literaria.—Doble criterio que ha de
presidir a esta enseñanza.—Juicio estético.—Apreciación histórica.—Peligros y
daños que resultan del excesivo predominio del métodoanalítico o del sintético. Crítica formulista.— Crítica trascendental.
Ciencias auxiliares de la Historia Literaria.— Filosofía.—
Bibliografía.—Arqueología.—Historia religiosa, social, científica, etc.
Términos y aledaños de la Historia de la literatura española: por la materia, por el lugar: por el
tiempo.—Distinción entre nacionalidad política y nacionalidad literaria.— Unidad del ingenio español: sus
caracteres desde remotas edades.—Nueva unidad producida por el latinismo.—El
elemento ibérico en la literatura romana. El cristianismo: unidad labrada por la Iglesia Española.
Elemento hebraico y escriturario.—Impotencia del germanismo para torcer el
curso de nuestra civilización.—La tradición latino eclesiástica.—Su influjo en
las literaturas vulgares: orígenes del metro y de la rima.—Paralelismo literario
de los tres romances peninsulares.—Necesidad de llevar de frente su
estudio.—Unidad del genio ibérico: en la oda política: en la ciencia: en el
arte: Influencias extrañas en nuestras letras.
LECCION
2.ª
Indicaciones y conjeturas
acerca de la civilización de los aborígenes y primeros alienígenas
peninsulares.—Turanios.—Iberos: leyes y poemas de los turdetanos.—Celtas.—Influjo
semítico (fenicios).—Influjo griego.—Vestigios que pudieron quedar de las
primeras lenguas ibéricas.
Romanización de España.—Primeros
indicios de la literatura hispano-latina.—Poetas cordobeses que celebraron a
Metelo.— Escuela de Asclepiades Myrleano.—Carácter escrito y declamatorio de la
literatura hispano-romana en tiempos de Augusto y de Tiberio.—Cornelio
Bulbo.—Julio Hygino.—Escuela.oratoria de Porcio Latrón.—Otros declamadores:
Turrino Clodio, Junio Galión, Cornelio Hispano, Víctor Statorio.—Poetas:
Sextilio Hena.
Marco Anneo Séneca, erudito y
colector.—Doctrina crítica.— Doctrina crítica esparcida en los prólogos de sus Controversias
y Suasorias.
LECCIÓN
3.ª
Invasión del elemento ibérico
en la literatura latina.—Séneca representante principal de esta evolución.—Su
vida.—Sus obras.— Séneca como filósofo: debilidad y contradicciones de su
metafísica excelencias de su Moral: eclecticismo de Séneca.—Poderosa influencia
de Séneca como moralista en la
Edad Media y en el Renacimiento.Cualidades literarias de la
prosa de Séneca.— Séneca en relación con la filosofía griega, con la sociedad
de su tiempo, con el cristianismo. —Supuestas relaciones de Séneca y San
Pablo.—Séneca como poeta: sus tragedias.— Séneca cultivador de la sátira
menipea.—¿Qué puesto corresponde a Séneca en la Historia de nuestra
civilización?—Traductores y comentadores españoles de Séneca.
LECCIÓN
4.ª
La poesía épico-histórica de
decadencia.—Lucano.—Indole española de su ingenio.—Lucano y la sociedad romana
del tiempo de Nerón.—Diferencias entre la concepción épica de Virgilio y la de
Lucano.—Lo sobrenatural en la
Farsalia. Roma y la libertad patricia en la Farsalia ideal político
de Lucano. Causas de extravío para su ingenio: elemento histórico: escuelas de
declamación.— Palidez
en los caracteres: hipérbole en las situaciones y en los discursos.—Bellezas y
defectos del estilo y de la lengua de Lucano.—Semejanzas entre el autor de la Farsalia y otros vates
cordobeses (Juan de Mena, Góngora, etc.)—La poesía descriptiva en Lucano y en
Séneca el Trágico.
Pónese en su punto el influjo
de la familia de los Sénecas en la corrupción de las letras romanas.
LECCIÓN
5.ª
Reacción contra la escuela de
los Sénecas y en pro de un gusto más clásico y depurado. —Escritores españoles
que muestran esta tendencia.—Pomponio Mela.—Columela como didáctico.— Id. como
poeta.—La tradición de las Geórgicasconservada
en el poema de cultu hortorum.— Silio Itálico: dudas acerca de su
patria.—Sus impotentes esfuerzos para remedar el tono virgiliano.
Quintiliano.—Doctrina crítica
de sus Instituciones.
La poesía ligera.—Marcial.—En
la pureza de lengua y sencillez de estilo es fiel a la tradición catuliana.—Marcial
pintor realista de la sociedad de su tiempo.—La sátira en Marcial.—Lirismo de
Marcial.—Paralelo entre Marco Valerio y los poetas de la Antología
griega.—Marcial y los epigramatarios españoles de los siglos XVI, XVII, etc.
Poetas españoles amigos y
contemporáneos de Marcial (Canio, Deciano, Liciniano, etc. —Otros escritores de
la España
romana (el emperador Adriano, Antonio Juliano, etc.)—Floro: méritos literarios
de su Epítome.
LECCIÓN
6.ª
Propagación del cristianismo
en España.—Primeros mártires. —Concilio Iliberitano. Constantino da la paz a la Iglesia.— Primeros
escritores cristianos españoles.—Osio: su carta a Constancio.—S. Gregorio
Bético (de fide).
Aparición de la poesía
cristiana con formas clásicas. Poesía narrativa: Juvenco (Historia Evangélica).— Noticias de otros libros atribuídos a
Juvenco.
LECCIÓN 7.ª
Poesía lírica cristiana con
formas clásicas.— Prudencio.— Análisis de los himnos del Cathemerinon.— Id. de los delPeristephanon.— Carácter español y local de muchos de
estos himnos.— Sus maravillosas bellezas.—Prudencio y la lírica horaciana.—
Prudencio poeta didáctico y filosófico: Psicomaquia:
Apoteosis: Hamartigenia.— Prudencio
escritor apologético y controversista: los dos libros contra Simmaco.—Paralelo
entre la lírica cristiana de Occidente y la de Oriente.—Prudencio y los poetas
cristianos de la Edad
Media.
LECCIÓN
8.ª
Otros poetas cristianos: S.
Dámaso.—El orientalismo en las letras cristianas.
Literatura heterodoxa: los
priscilianistas (Prisciliano, Latroniano, Tiberiano Bético, Dictinio, etc.—
Libros apócrifos.— Himnos gnósticos.
Apologistas católicos:
Ithacio, Audencio, Potamio, Carterio, S. Paciano de Barcelona, Olimpio,
Bachiario, etc.—Noticia de sus obras.
LECCIÓN
9.ª
Primeras invasiones de los
bárbaros (suevos, alanos, vándalos, etc.— Escritores de este período.—Poetas:
Draconcio (De deo), Orencio (Commonitorium).— Escritos apologéticos de Toribio e
Idacio.—Chronicón de Idacio.—Decadencia de la forma histórica.
Conversión de los suevos al
catolicismo.—S. Martín Dumiense.—La tradición senequista en los libros de S.
Martín.
Dominación
visigoda.—Conflicto religioso.—Escritores hispano-romanos: Vital y Constancio.—Justo
Urgelitano.—Apringio, Liciniano y Severo, etc.—Importancia científica de las
cartas de Liciniano.
Postrera lid entre el
arrianismo y la ortodoxia.—Triunfo de ésta y de la raza latina que impone su
civilización a los invasores. S. Leandro: su homilía en el tercer concilio
toledano.—Crónica del Biclarense.—Influencias bizantinas.
LECCIÓN
10
Unidad de la civilización
española labrada por el tercer concilio de Toledo.—Los doctores hispano-latinos
recogen y armonizan los vestigios de la ciencia antigua. Escuelas de Sevilla,
Toledo y Zaragoza.—S. Isidoro: Indole erudita, enciclopédica y compendiaria de
su doctrina.—Obras de S. Isidoro como teólogo y escriturario, moralista,
escritor de ciencias naturales, gramático, poeta, historiador, etc.—Forma
dramática de su libro de Synonimiis.—Las
Etimologías: su
análisis.—Relaciones entre la obra del prelado Hispalense y las de Casiodoro.
S. Isidoro institutor de la
Edad Media y sobre todo de la gente española.—¿Qué entendemos
por tradición isidoriana?—Cómo se conserva y propaga.— Escuelas episcopales y
monásticas.—S. Isidoro y las letras clásicas.—S. Isidoro y Alcuino.
LECCIÓN
11
Compañeros y discípulos de S.
Isidoro.—S. Braulio de Zaragoza (epístolas, Vita
Scti. Emiliani).— Parte que
le cupo en la corrección y ordenamiento de las Etimologías.—S. Eugenio de
Toledo: sus poesías: color elegíaco de algunas de ellas.—S. Ildefonso: ardorosa
elocuencia de su tratado de virginitate.— Modificación de la forma histórica en
manos de S. Julián(Historia rebellionis Pauli).— San Julián como escritor dogmático (el Apologético).— Las sentencias de Tajón, primer
sistematizador de la ciencia teológica antes de Pedro Lombardo.—Originalidad de
S. Valerio en el libro de Saeculi
sapientia y en las Visiones.— El mundo sobrenatural en los escritos
de S. Valerio.—Leyendas de
Paulo Emeritense.—Influencia de los libros de S. Gregorio el Magno durante todo
el periodo visigótico.
Esfuerzos de la raza visigoda
para asimilarse la cultura hispano-latina (Sisebuto, Bulgarano, etc.).
LECCIÓN
12
Vestigios de una poesía
popular en la época visigoda. Ritos supersticiosos. Cantos de himeneo, trinos,
cantos convivales, etcétera.—Resabios de gentilismo.—Juegos públicos.—Pasajes
de Sisebuto , S. Valerio, el Fuero Juzgo, etc., que acreditan la persistencia de
las representaciones paganas.
Poesía latino eclesiástica
dirigida al pueblo.—Orígenes de nuestra liturgia: se uniforma en el cuarto
concilio de Toledo.—Himnario latino-visigodo.— Sus fuentes: los himnos ambrosianos,
los de S. Hilario, Prudencio... los de iglesias particulares, etc., vienen a
acaudalarle.—Himnos generales que pueden atribuirse al siglo VII (In ordinatione regis, De
profectione exercitus, De ubertate pluviae, De sterilitate pluviae, Pro
nubentibus, etc.)—Significación
histórica y moral de estos himnos.—Sus excelencias literarias.—Sus formas
rítmicas.—Empleo regular del similiter
cadens y del similiter desinens.—Poetas que trabajaron
en nuestro himnario, (Máximo, Conancio, S. Isidoro, S. Eugenio, etc.).—Paralelo
entre estos himnos y los de Prudencio.
LECCIÓN
13
Siglo VIII.—Invasión
mahometana.—Estado del pueblo cristiano.—Persistencia de la tradición
latino-eclesiástica, ya entre los muzárabes, ya entre los cristianos
independientes.—Cronistas y biógrafos: el Pacense, Cixila.—Escritores
dogmáticos y de controversia: herejía adopcionista Félix y Elipando:
impugnación de S. Beato de Liébana y Heterio de Osma.—Importancia de la
tradición española o isidoriana en el renacimiento carolingio.— Teodulfo de
Orleans. Análisis de sus poesías.
LECCIÓN 14
Siglo IX.—Cultura literaria
de los muzárabes cordobeses.— Estado de la población cristiana.—Breve
tolerancia de los muslimes.—Conflicto religioso en tiempos de Abderrahmán II y
de Mohamed.—Persecuciones, martirios y flaquezas.—Escuela del abad Spera in Deo.—S. Eulogio: carácter de su elocuencia.—El Documentum Martyriale: comparación entre este libro y la Exhortación al martirio de Tertuliano.—Condiciones narrativas de
S. Eulogio: El Memoriale
Sanctorum.— La tradición
clásica en manos de S. Eulogio.—Alvaro Cordobés (Indículo luminoso, Epístolas, etcétera).—Méritos de Alvaro como
controversista.—Himno de Alvaro en loor de S. Eulogio: otras poesías del
mismo.—Fidelidad de Alvaro a la tradición hispano-latina.—Formas rítmicas de
sus composiciones.—Herejía de Hostegesis.—Refútala el abad Samsón en suApologético.— Decadencia de los estudios entre los
muzárabes: poesías del Archipreste Cipriano.—Efectos del edicto de Hixem I.—Olvido
de la lengua latina por una parte del pueblo muzárabe.—Ultimas vicisitudes de
la grey cristiana mezclada con los árabes.—La tradición isidoriana en las
Galias.—El español Claudio de Turín, maestro palatino.—Sus obras escriturarias,
sus homilías.—Esparce el yerro de los iconoclastas.—Refútanle Jonás
Aurelianense y Dungalo.—Prudencio Galindo, obispo de Troyes.—Su controversia
con Escoto Erigena.—Alto, obispo de Vich, Josef, etc., cultivan las
matemáticas.—Educación de Gerberto.
LECCIÓN
15
Continúa el desarrollo de la
literatura hispano-latina desde el siglo IX al XII.—La Historia.—Consérvase
la tradición del Biclarense, S. Isidoro e Idacio.—Cronicones de la Reconquista.— Visigotismo
de la corte de Alfonso el Magno.—SuChronicón.— El Albeldense.—El de Sampiro (siglo
X).—El de Pelayo de Oviedo (siglo XII).—Falsificaciones de Pelayo.—El Silense:
va perdiendo algo de su aridez la forma de cronicón.— Aficiones clásicas del Silense.
Carácter más literario de las crónicas posteriores a la Conquista de Toledo.—Gesta
Roderici Campidocti.—Historia
Compostellana: fin a que
responde: influencia ultra-pirenaica.— Aliño retórico: falta de conciencia
histórica.—Crónica de Alfonso VII.—Vidas de Santos: de Sto. Domingo de Silos
por Grimaldo, de Sta. Eulalia, de S. Rosendo, de S. Froilán, etc.
Poesía latina durante este
largo período.—Auméntanse los himnos locales.—Salvo, Grimaldo, Filipo
Oscense.—Himnos anónimos.—Hácese más frecuente el uso de la rima imperfecta y
de los versos leoninos.—Inscripciones y epitafios.—Cantos históricos (de Ramón
Borrell III, de Ramón Berenguer IV, del Campeador.—Poema de Almería).—Espíritu
nacional de estos cantos a través de su forma erudita.—Versos satíricos y de
burlas: el clérigo Adán.—Indicios de influencia francesa en estas y otras composiciones.—Poema
de la Música de Oliva, monje de Ripoll.— Poesía
filosófica: Pedro compostelano (De
consolatione rationis) imita
a Boecio y a S. Isidoro, de
Synonimis. —Introducción del
apólogo oriental: Disciplina
Clericalis de Per Alfonso.
Consideraciones generales
sobre la cultura española en el primer siglo de la Edad Media.— Aparición
de las lenguas vulgares.
LECCIÓN
16
Influencias semíticas. a) Influencia
arábiga.— Carácter de la
poesía árabe anteislámica.—Literatura post-islámica.—Influencias persas y
sirias.—Poesía cortesana, ligera y sutil: versos de circunstancias.—Los árabes
en España.—Esplendor del Kalifato cordobés.—Protección concedida a las letras,
especialmente por Alhakem II.—Manera artística y convencional de la poesía de
los árabes andaluces.—Ausencia del género dramático.—Asuntos líricos: poesía
erótica poesía báquica: analogía de estos géneros con las odas anacreónticas y
con las de Afiz.—Poesía elegíaca. Asuntos históricos
contemporáneos.—Insignificancia del género religioso entre los árabes
andaluces.—Analogías y diferencias entre la poesía cortesana de los árabes y la
de los provenzales.—Escasez de personalismo en la poesía andaluza.—Protección
otorgada a las letras en las cortes de Al-Motamid de Sevilla y Almotacín de
Almería.—Decadencia de la poesía en el reino granadino.—Indicaciones sobre la
métrica arábiga. —Géneros de índole más popular nacidos en España: elzadsjal, la muvaschaja. Probable influjo muzárabe (Ben Guzmán,
Margari, etc.)—Vestigios de poesía épica y popular entre los árabes.—¿Influyeron
o no en la poesía de los pueblos cristianos?—Nulidad de relaciones literarias
entre los árabes y los cristianos independientes antes de 1085.—Incomunicación
de los muzárabes y los reconquistadores.—Insignificancia del influjo arábigo (y
éste más en la música que en la poesía) aún después de la conquista de
Toledo.—Poema de José: elegía del moro de Valencia transcrita en la Crónica general: versos del Archipreste de Hita para
cantadoras moriscas: cuentos de D. Juan Manuel, Garci Fernández de Jerena,
Jorge Manrique (?)—Supuesta procedencia arábiga de algunos géneros de nuestra
poesía.
LECCIÓN
17
Influencias semíticas. a) Influencia
arábiga.— La Historia entre los
musulmanes.—Comienza por tradiciones orales y poéticas.—Crónicas en verso.—Historiadores
en prosa (Ahmed Arrazy el
attariji, Ben Al kotiya,
etc.).—Fecundidad de la historia arábiga hasta Ben Aghatib.—Defectos comunes de
estos historiadores.—Son conocidos por los cristianos.—Quilátase el elemento
arábigo en el Arzobispo D. Rodrigo y en la Estoria d'Espanna.— Traducción parcial del Arrazi
con el título de Crónica del
moro Rasis, en tiempo de
Fernando IV.
Los árabes como transmisores
del apólogo y del cuento oriental.—Son imitados por los cristianos así en la
literatura latino eclesiástica como en las vulgares (Disciplina Clericalis, Calila e Dinna, etc., etc.).
Del género didáctico entre
los árabes.—Sirven de intermediarios entre la ciencia griega interpretada por
los sirios y la latina. En España ha de admitirse además el influjo de los
muzárabes conservadores de la tradición isidoriana.—La Filosofía arábiga: sus
fuentes: misticismo alejandrino: método peripatético.—Conflicto entre la
filosofía griega y el dogma muslímico.—Los Motecallemia.— Noticia de los principales filósofos
arábigo-hispanos (Avempace, Thofail, Averroes).—Doctrina didáctico-simbólica o
novelesca del Autodidacto de Thofail.—Introducción de la ciencia
muslímica en las escuelas cristianas desde fines del siglo XII. En qué fué
útil, en qué dañosa.—Parte que corresponde a España en el desarrollo del
averroísmo, etc.
LECCIÓN
18
Influencias semíticas. b) Los
judíos.— Ligera indicación de
sus vicisitudes en España hasta el siglo XII: Rabí Moseh y Rabí Hansc trasladan
en 948 las academias de Mehasiah y Pombeditah a Córdoba.—Cultura científica y
artística de los judíos.—Influyen en la civilización árabe del Califato y son
influidos por ella. Uso de la lengua árabe por los hebreos.
Filosofía
judaico-hispana.—Avicebrón (Ben
Gabirol): su emanatismo:
análisis de la Fuente de la Vida : enlace de su doctrina con la de los
gnósticos y neo-platónicos alejandrinos.—Peripatetismo judaico: Maimónides: El Guía de los que dudan: susaudaces
tendencias exegéticas.—Controversias a que da origen en las sinagogas de
Provenza.—Filosofía ortodoxa Jehudah Leví: el Cuzary.— La Cábala : sus orígenes: es sistematizada y reducida
a cuerpo de doctrina por Moisés de León en el Zohar (siglo XIII).
Grandeza y sublimidad de la
lírica religiosa de los hebreos españoles (Avicebrón, Jehudá Leví, Isaac ben
Rubén, etc.).— Carácter y muestras de este género de poesía (La Corona Real , etcétera).
Infiltración de la cultura
semítica en el pueblo castellano después de la conquista de Toledo.—Traslación
de las academias hebreas de Sevilla y Lucena a Toledo bajo la protección de
Alfonso VII.—Colegio de traductores protegido por el arzobispo Don
Raimundo.—Domingo Gundisalvo y el converso Juan Hispalense interpretan las
obras de Avicebrón, Avicena, Alfarabi, etcétera.—Gundisalvo propaga el emanatismo en su tratado de processione mundi.— Es difundida en Francia esta doctrina
por el español Mauricio.—¿A qué términos puede reducirse la influencia rabínica
en la cultura española? [1] La
forma didáctico-simbólico (Jehudá Leví, Pedro Alfonso, etc.).—Los hebreos y las
obras científicas del Rey Sabio.
Orígenes y formación de las
lenguas romanas de la península ibérica.—Lengua romana-rústica: sus caracteres:
en las palabras: en las construcciones.—Variedades locales de esta
lengua.—Palabras ibéricas mencionadas por Quintiliano, Plinio el Mayor y San
Isidoro.—Solecismos y olvido de los casos de la declinación en inscripciones de
la época romana.—Elemento griego.—Elemento germánico.—Elemento
semítico.—Documentos de los siglos VIII y IX en que puede estudiarse la
corrupción del latín por lo que hace a nuestra península (inscripción de Sta.
Cruz de Cangas: privilegios de Sta. María de Covadonga: escritura de fundación
del monasterio de Obona por Adelgastro: carta de Elipando a Félix: actas de
Cornelio de Córdoba contra los Acéfalos).—Palabras y formas romances esparcidas
en los Cronicones.Separación
y deslinde de las tres lenguas neolatinas de la península ibérica.— Romance catalán: circunstancias históricas que presiden
a su formación y determinan sus caracteres.—En qué se distingue de las otras
ramas de la lengua de OC,especialmente
del provenzal.—Primeros monumentos escritos en lengua catalana.—Sus variedades
dialectales.—Romance castellano o de la España Central.— Sus
primeros monumentos.—Falsedad del Fuero
de Avilés.— Variedades
dialectales del castellano: bable,
su carácter arcaico: leonés (poema de Alejandro), navarro, aragonés. Monumentos escritos del habla aragonesa
(diversas escrituras, traducción de la crónica de S. Juan de la Peña , traducciones de
Plutarco, Eutropio, etc.)—Romance galaico-portugués.
Sus primeros documentos.
LECCIÓN
20
Las lenguas romances
internamente consideradas.—Transformación del latín. a) Fonética. — Vocales
acentuadas.—Diptongos.—Irregularidad y anarquía en el uso de las vocales
átonas.— Hiato.—Consonantes: reglas de sus cambios y sustituciones.—
Observaciones sobre la gutural castellana.—Idem sobre la nasal
portuguesa.—Sonidos compuestos.
b) Flexión.— Pérdida casi absoluta de los casos de
la declinación—Vestigios en el patronímico.—El artículo: su derivación
pronominal.—Singularidades del artículo portugués.—Comparativos y
superlativos.—Pronombres. Pobreza de formas de flexión en el verbo.—Pérdida de
la voz pasiva sustituída por el auxiliar. Introducción de tres auxiliares de la
lengua romana-rústica (estare,
habere, tenere).— Empleo de
unos tiempos y modos por otros.—Formas de conjugación articuladas.
c) Formación de palabras.— Derivación: sufijos.—Tendencia
analítica de las lenguas modernas. —Composición.—Prefijos.— Uso de las
partículas.
d) Sintaxis.— Principales diferencias entre la
construcción clásica y la de las lenguas neolatinas.—Soltura y flexibilidad que
algunas de estas adquirieron después del Renacimiento.
Caracteres generales del
romance castellano.—Pureza relativa de las raíces.—Terminaciones llanas.
LECCIÓN
21
Formas artísticas del
lenguaje.—Orígenes del metro y de la rima.—Elementos de la prosodia clásica
unidad de tiempos: cantidad.—Poesía rítmica y popular de los
antiguos.—Movimiento yámbico: movimiento trocaico. Thesis, ictus o acento fuerte.— Pervigilium veneris, versos de Adriano y Floro, canto de
los soldados de Aureliano, himno contra los donatistas, etc.—Rimas perfectas e
imperfectas en los fragmentos de Ennio y otros antiguos poetas latinos.—Uso del similiter cadens y del similiter
desines aún por los poetas de
la era de Augusto.—Hácense más frecuentes estas exornaciones en los tiempos de
decadencia.— Llegan a constituir sistema regular y constante en nuestro
Himnario y aun en los escritos en prosa (obras de
S. Valerio, poesías de S. Eugenio, etc.) Series ritmoides y rimadas (Isidoro
Pacense). Ritmo vago y tendencias monorrimas en las crónicas, tratados
didácticos y documentos diplomáticos.—Olvido de la cuantidad prosódica.—Notable
pasaje de Alvaro Cordobés sobre este punto. Versos leoninos usados a lo menos
desde el siglo VI.—Formas artísticas de los primeros monumentos del habla
vulgar.—Series monorrimas de los cantares de gesta: su origen probable.—¿Ha de admitirse
importación francesa?—Series regulares de versos de 16 sílabas: su hemistiquio
(el romance). Tetrástrofos monorrimos alejandrinos.—Pareados de nueve sílabas:
su origen francés o provenzal.—Riqueza métrica de la escuela de los trovadores:
su influjo en la galaico-portuguesa.—Metros líricos de las Cántigas.—El
endecasílabo.—D. Juan Manuel y el Arcipreste de Hita. Metros líricos usados por
el Arcipreste.—Escuela trovadoresca del siglo XV.—Influencia italiana: Micer
Francisco Imperial.—Sonetos del Marqués de Santillana.—Imitación clásica en la
poesía catalana: Versos sueltos de Juan Ruiz de Corella y de Ausias March.
LECCIÓN
22
Primeros monumentos de la
poesía castellana—Poesía heroico popular.—Ciclo épico del Campeador.—Poema de Mío Cid.— La época.—Sus formas artísticas.
Argumento, caracteres y situaciones. Significación histórica y nacional del
poema.—ElMío Cid y los
héroes de la epopeya francesa.—El Cid del poema y el de la Gesta latina.—Discútese el
influjo de la epopeya francesa en la castellana.—Como protesta contra las ideas
y usos galicanos, aunque influida por ellos, surge La leyenda de las mocedades de
Rodrigo, vulgarmente Crónica Rimada.— Estado de confusión y desorden en que
ha llegado a nosotros: materiales extraños que se le agregaron.—Razones que
inducen a suponerla posterior al Poema
del Cid.—Decadencia moral y
literaria que arguye.
Vestigios de otros ciclos
épicos.—Bernardo del Carpio.—Referencias de la Crónica General.— Cómo se forma y desarrolla en la
fantasía popular el personaje de Bernardo.—Fernán González.— Los infantes de
Lara.
Caracteres de la caballería
española y de la epopeya castellana.—Ausencia de lo maravilloso y de la
galantería.—Popularidad del ciclo carolingio en España.
LECCIÓN
23
Poesía narrativa de carácter
religioso.— Libro de los Reys
d'Orient.—Vida de Madona Sta. María Egipciaca. Origen francés de estos
poemas.—Provenzalismos de que adolecen.
Poesía lírica.—Falta de todo monumento
en lengua castellana.—Indicaciones y nombres de juglares, trovadores y poetas
en escrituras, crónicas, etc.—La poesía provenzal en Castilla.—Versos
castellanos de Rambaldo de Vaqueiras.—Trovadores que visitaron la Corte de Castilla en los
reinados de Alfonso VII el Emperador y de Alfonso VIII.—Cantos de cruzada de
Marcabrú y Gavaudán, etc.
Poesía dramática—Sus
orígenes.—Restos de las representaciones paganas en la época
visigoda.—Representaciones litúrgicas .—Misterio
de los Reyes Magos.— Análisis
de esta obra.—Formas rítmicas.—Lenguaje.
LECCIÓN
24
Siglo XIII.—Segundo período
de la Edad Media
castellana.— Poesía erudita narrativa (Mester
de clerecía).— La forma
rítmica: el tetrástrofo monorrimo de 14 sílabas. Fuentes de estos poemas
latino-eclesiásticas, francesas y orientales.—Asuntos religiosos: Gonzalo de Berceo.— Fuentes de sus vidas de santos:
comparación de la de S. Millán con la que escribió S. Braulio, de la de Santo
Domingo de Silos, con la compuesta por Grimaldo, del Martiryo de San Lorenzo, con el himno prudenciano,
etc.—Episodio de los votos de S. Millán.— Milagros
de Nuestra Señora: comparación
con los de Gautier de Coincy.—La poesía alegórica en Berceo: introducción de
los Milagros.— Berceo como lírico (Duelo de la Virgen ). Berceo como didáctico: (El Sacrificio de la Misa ).— Condiciones artísticas de Berceo.—Su
estilo y lengua.
Asuntos clásicos.—Libro de Apolonio.— Vicisitudes de esta leyenda noticia de
los textos más notables.—Carácter de Tarsiana en el Apolonio.— La leyenda de Apolonio en el Patrañuelo de Timo nada.—Libro de Alexandre.— Particularidades de la lengua usada en
el poema.—Análisis.—Fuentes.—Desarrollo de la leyenda de Alejandro desde el
Pseudo Calístenes y Quinto Curcio.— Alexandreís de Gualtero de Chatillon, Líber de proeliis, epítome de Julio Valerio, Li Romans de Alixandre de Lambert li Tors.—Otros textos
secundarios.—Episodio troyano: sus fuentes.—Guido de Columna, el Pseudo-Píndaro
Tebano.—La tradición clásica en el poema de Alejandro.
Mester de Clerecía.— Asuntos históricos nacionales. Poema de Fernán González, compuesto por un monje de
Arlanza.—Relaciones entre el Fernán
y el Alexandre.— Idem entre el Fernán y la Estoria d'Espanna.— Resabios de poesía popular conservados
por el Fernán . Asuntos orientales: Poema de Jusuf,
aljamiado, compuesto por un mudéjar.—La tradición coránica de José.
Poesía lírica castellana (Velat, aljama, etc., de Berceo).—Poesía didáctica Disputación entre el alma y el
cuerpo.— Poesía dramática:
juegos de escarnio: representaciones satíricas de los albigenses de León.
LECCIÓN
26
Cultivo literario de la
prosa.—Notable desarrollo científico el siglo XIII..—Fundación de escuelas
generales y universidades. La
Historia en lengua vulgar.— Anales
toledanos primeros y segundos, etc.—Obras
latinas que influyen en el desarrollo de la forma histórica: el Tudense: el
Arzobispo D. Rodrigo.— Estoria
de los godos.—¿ El Arzobispo
D. Rodrigo tradujo, o no, sus historias? —Pensamiento unitario y nacional que
domina en los trabalos del Arzobispo.—Sus tendencias clásicas. Protección
otorgada a la lengua vulgar por S. Fernando. Fuero Juzgo romanzado. —Proyectos
de unidad legislativa.—Género didáctico: compilaciones morales (Libro de los doce Sabios, Flores
de Filosofía, etc.)
LECCIÓN
27
Alfonso X el Sabio.—Sus
múltiples esfuerzos en pro de la cultura.—Alfonso X cultivador de la poesía
lírica en lengua galaico-portuguesa.—Orígenes literarios de esta lengua.—Son
apócrifos o dudosos sus primeros monumentos.—Influencia provenzal.—Las Cantigas del Rey Sabio.—Parte narrativa:
orígenes de las leyendas.—Parte lírica.—Formas rítmicas.—El Sentimiento
religioso de las Cantigas.— La devoción a la Virgen en la poesía
castellana.—Importancia del dialecto galaico como lengua palaciana y
trovadoresca.
Protege el Rey Sabio a los últimos
trovadores provenzales (Nat de Mons, Bonifacio Calvo, Giraldo Riquier,
etc.).—Reqüesta de Riquier sobre el nombre de juglar y respuesta de Alfonso X.
Supuestas poesías castellanas
del Rey Sabio (El Tesoro, Las
Querellas).
El apólogo
oriental.—Traducción de Calila e Dinna. Traducción del Sendebar por orden del Infante D.
Fadrique.—Peregrinaciones de estas fábulas.
LECCIÓN
28
Obras históricas del Rey
Sabio.— Estoria d'Espanna. Sus fuentes: el Tudense y el Toledano: los
cantares de gesta.—Las crónicas árabes, etc., etc.—La tradición clásica en la Crónica general.— La Grande et general Estoria: materiales de esta compilación.
Obras legislativas del Rey
Sabio: Espéculo: Fuero
Real.—Las Partidas literariamente
consideradas.—Sus fuentes.—Su carácter especulativo y didáctico.—Méritos de la
prosa de las Partidas.— Otras obras legales del reinado de D.
Alfonso: Ordena miento de las Tafurerías de Maestre Roldán: Flores de las leyes
de Maestre Jacobo.
Obras didácticas.—El
Septenario.—Relación entre el Septenario
y el Tesoro de Brunetto Latino.—Compilaciones morales
cuya traducción o arreglo se atribuye al Rey Sabio: Bonium o Bocados de oro.—Poridat de
Poridades (De secretis secretorum), Libro de los fechos et de los castigos de
los philosophos.
Libros de astronomía.—Noticia
de los principales colabora dores del Rey Sabio.—Protección que otorga éste a
los rabinos españoles—Otras obras científicas: Lapidarios de Rabí Jehudá, Mosca, etc.
Obras varias y de recreación: Libro de los dados et tablas, etc.
Observaciones generales sobre
los estudios y obras del Rey Sabio.
LECCIÓN
29
La literatura en las regiones
orientales de la Península
hasta fines del siglo XIII.—Influencia de la lengua y literatura provenzal. —Trovadores
extranjeros que visitaron la corte aragonesa.— Poesías políticas en loor y en
vituperio de Alfonso II, Pedro II, Jaime I y Pedro III.—Trovadores catalanes en
lengua provenzal: Alfonso II, Giraldo de Cabrera.—Guillem de Bergadá: licencia
y ferocidad de sus serventesios.—Hugo de Mataplana.— Ramón Vidal de Besalú: su
autoridad como gramático: sus poesías narrativas.—Arnaldo, el
catalán.—Guillermo de Cervera.—Serverí de Gerona: forma didáctico-simbólica de
sus poesías.—Pedro III, el de
los franceses.— Arnaneo des
Escás.—D. Fadrique de Sicilia y Pons Hugo de Ampurias.—Trovadores roselloneses:
Berenguer de Palasol, Guillém de Cabestany.—Escasos monumentos poéticos en
lengua catalana (Planctus Stae
Mariae Virginis, Epístola farcita, Poesías
a Nuestra Señora, etc.).
La prosa catalana: su cultivo
en tiempo de D. Jaime. Obras atribuidas a este monarca: Libro de la Saviesa : Crónica.—Crónica
de Desclot.—Escritos heréticos de Arnaldo de Vilanova.
LECCIÓN
30
La filosofía en lengua
vulgar.—Ramón Lull.—Su vida. Sus obras.—Exposición de su sistema
filosófico.—Indole popular y armónica de la doctrina luliana.—Sus vicisitudes.—Sus
errores: controversias entre lulianos y tomistas: Fr. Nicolás Eymerich.— El
simbolismo y la alegoría en las obras lulianas.— Arbor Scientiae.— Apólogos del Arbor exemplificalis.— Lulio como novelista (Libro del orden de la caballería,
Blanquerna).— Utopía
cristiana y filosófica del Blanquerna.— El poema deRenart en el Libro Felix.— Lulio, poeta lírico y didáctico (Plant de nostra Dona Sta. María,
Els cení noms de Deu, Horas de Sta. María, etc.).—Análisis del Desconort.— Otras composiciones.—Poesías apócrifas
de Lull.
LECCIÓN
31
La literatura en Castilla
bajo los sucesores de Alfonso X.— Obras de D. Sancho el Bravo o por él
protegidas: Traducciones del Libro
del Tesoro, de B. Latino, de
la Gran Conquista de Ultramar y del Elucidario.— Fuentes de la Gran Conquista: aparición de la novela caballeresca en
nuestro suelo.—Los Castigos et
documentos del
Rey D. Sancho.—Otras muestras del género didáctico.—Elocuencia sagrada S. Pedro
Pascual, obispo de Jaén, Fr. Jacobo de Benavente.—Decadencia del mester de clerecía poemas del Beneficiado de
Ubeda.—Historiadores: Jofre de Loaysa, etc.
LECCIÓN
32
El Arcipreste de
Hita.—Análisis de su miscelánea poema.— Personalidad artística del
Arcipreste.—Sus modelos (colecciones esópicas, apólogos orientales, comedia de
Pamphilo, fabliaux de la Francia del Norte, pastorelas de los trovadores del Mediodía, cantos
goliardescos, etc.).—En qué estriba la originalidad del Arcipreste.—Pintura de
costumbres.—Sátira.—El Arcipreste de Hita precursor de Fernando de Rojas y
padre de la novela picaresca.—La poesía lírica en el Arcipreste.
LECCIÓN
33
D. Juan Manuel.—Sus
obras.—Análisis de las que quedan.— Imita a Ramón Lull en. el Libro de los Estados y en el del caballero et del escudero, a Pedro Alfonso en el Libro de Patronio.— Semejanza entre el dato fundamental
del Libro de los Estados y el del Autodictado de Thofail.—Originalidad de D. Juan
Manuel.—Estudio de sus apólogos: fuentes.—Noticia de otras obras suyas: Libro infinido, Libro de la caza, etc.—Otras muestras del género
didáctico simbólico: Libro de
los ejemplos, Libro de los gatos, Espejo de Legos, etc.—Tendencia satírica del libro de los gatos.— Tendencia moralizadora de D. Juan
Manuel.
LECCIÓN
34
Movimiento literario de los
reinados de Alfonso XI y de Don Pedro.— Libro
de Montería, de Alfonso
XI.—Traducciones:Regimiento de Príncipes, de Egidio Romano: Román de Troie, de Benoit de St.More.—Orígenes de la
leyenda de Troya.—Su importancia en las literaturas de la Edad Media y en el
desarrollo del arte caballeresco.—Obras históricas: las Tres Crónicas, Crónica Abreviada, etc.— Crónica general de Castilla y
Crónica del Cid.— Poesía: asuntos
históricos: Crónica rimada de Alfonso XI, por Rodrigo Jannes.—Género
didáctico.— Consejos et
documentos del Rabí Don Sem
Tob: Doctrina Christiana, de Pedro de Veragüe.—Otros ensayos
poéticos: indicios dramáticos (Cantares
escénicos, plautinos e terencianosde D. Pedro González de Mendoza, etc.).
LECCIÓN
35
La ficción caballeresca en la
literatura española.—Origen extranjero de estas narraciones: ciclo bretón:
ciclo carolingio.— El segundo tarda en ser conocido en Castilla: razones que se
oponían a su desarrollo.—Elementos caballerescos en laEstoria d'Espanna, en la Crónica de Ultramar, etc.—Alusiones de Giraldo de Cabrera,
el Arcipreste de Hita, etc.—Las guerras civiles del reinado de D. Pedro
contribuyen a propagar las narraciones bretonas y francesas.—Primeras muestras
del género: cuentos del
emperador Ottas, de la reina
de Sevilla, de la emperatriz
de Roma, etcétera.—Alusiones
de Ayala, Pedro Ferrán, Villasandino, etc., a los poemas bretones. El arte
español modifica el género y crea un monumento original en el Amadís de Gaula.— Controversia sobre su origen portugués
o castellano: razones en pro del Amadís castellano.—Análisis del Amadís.—En qué
se separa y distingue de las novelas del ciclo bretón.—Ideal caballeresco y
exótico del autor del Amadís.—Orígenes de este libro.—Sus ulteriores
desarrollos.
LECCIÓN
36
Pero López de Ayala.—Su
vida.—Ayala poeta didáctico: El Rimado
de Palacio.— La sátira en Ayala.—Ayala
poeta lírico.— Estudios eruditos y traducciones de Pero López (Tito Livio, San
Isidoro, Boecio, etc.).—Ayala como historiador: susCrónicas: tendencias clásicas de Ayala.—Otras
obras suyas: Libro de las aves
de caza, Libro de su linaje, etc.
Poetas didáctico-satíricos
contemporáneos de Ayala. Danza
de la muerte.— Orígenes y
anterior desarrollo de la
Danza Macabra. Sus diversas formas en España.— Visión del ermitaño.
Literatura catalana.—Crónicas
del siglo XIV.—Ramón Muntaner.—D. Pedro IV el Ceremonioso, etc.—Género
didáctico: sentencias morales del rabino Jahudá Ben Astruch.—El Christiá de Eximenis: otras obras suyas (el libro de las donas, etc.).—Género didáctico-simbólico con
tendencias satíricas: el Asno, de Fr. Anselmo de Turmeda imitado por
Maquiavelo.—Poetas catalanes: Sermó de Muntaner, Versos del Infante D.
Pedro el Ceremonioso, etc.— Narraciones y cuentos: Historia del Rey de Hungría, Historia del Caballero Tutglat,
etc.—La ficción caballeresca en Cataluña.— Género dramático: representaciones
litúrgicas en la Catedral
de Gerona.— Mascarón.
Literatura
galaico-portuguesa.—Escuela provenzal.—Trovadores pre-dionisios: Cancionero de
Ajuda.—Trovadores del tiempo de D. Alfonso III.—El Rey D. Diniz: Cancionero de la Vaticana. Los bastardos de D. Diniz: El Conde de
Barcellos, Alfonso Sánchez.—Caracteres generales de la poesía de los trovadores
portugueses: su influencia en Castilla.—Trovadores castellanos que escribieron
en gallego.
LECCIÓN
38
Trovadores castellanos en los
reinados de Enrique II, Juan I y Enrique III.—Pero Ferrús.—Alfonso Alvarez de
Villasandino. Garci Fernández de Jerena.—Introducción de la alegoría dantesca
por Micer Francisco Imperial.—Su Desyr
de las Siete Virtudes. Imitadores
de Micer Imperial (Payo de Ribera, los Medinas, Ferrán Manuel de Lando, Fernán
Sánchez Talavera, etc.).—Principales géneros cultivados por los trovadores
castellanos.—Formas rítmicas.
Prosistas: compilaciones
históricas de D. Juan Fernández de Heredia: traducciones hechas por orden suya (El Libro de Marco Polo, etc.).— Sumario de los Reyes de España.— Crónica de Juan de Alfaro.—Itinerario
de Ruy González de Clavijo.—Influjo de la novela caballeresca Crónica Sarracina de Pedro del Corral.— Didácticos: Libro de las consolaciones de la vidahumana,
del antipapa Luna.
Siglo XV.—Reinado de D. Juan
II.—Albores del Renacimiento.—Influencia italiana.—Españoles que asistieron a
los concilios de Constanza y Basilea.—D. Alonso de Cartagena. Sus traducciones
y las de D. Enrique de Villena, Juan de Mena, etc.—Carácter erudito y cortesano
de la poesía de la época: resabios pedantescos: tendencia docente: abuso de la
alegoría: falsedad en los sentimientos.—Excepciones.—Riqueza métrica.—Adelantos
de la lengua: el latinismo: sus excesos.—Reseña de los principales trovadores
de la corte de D. Juan II.—Escuelas provenzal
y alegórica.— Ultimos poetas
del Cancionero de Baena: Macías, Juan Rodríguez del Padrón.
—Abandono del gallego como lengua literaria.—Fernán Pérez de Guzmán: índole
grave y didáctica de sus últimas poesías (Loores
de los claros varones de España, Vicios y Virtudes, etc.).—Semejanzas literarias entre
Fernán Pérez y el Canciller Ayala.
LECCIÓN
40
Principales poetas de la
corte de D. Juan el II.—Don Iñigo López de Mendoza.—Variedad de sus estudios y
aficiones.—Sus poesías didácticas (Proverbios,
Blas contra fortuna, Doctrinal de Privados).— D. Iñigo como imitador de la poesía
italiana(Comedieta de Ponza, Sonetos). — Poesías eróticas del Marqués: las
serranillas, imitación del Arcipreste de Hita.—Doctrina crítica del Marqués
expuesta en su carta al Condestable de Portugal. Esfuerzos de Santillana en pro
de la cultura.—Su Biblioteca.— Traducciones hechas por su mandado.
Juan de Mena, principal
imitador de la alegoría dantesca.— El
Labyrintho.— Análisis del
poema y noticia de sus principales episodios.—Méritos de Juan de Mena.—Otras
obras suyas: La Coronación, los Siete
pecados mortales, etc.
Poetas erudito-vulgares de la
corte de D. Juan II.—Versos de burlas.—Sátira política.—Juan Alfonso de Baena,
Antón de Montoro, el Tañedor, Juan Poeta, Pedro de la Caltraviesa.
—Profanaciones de textos sagrados en la poesía erótica (Juan de Dueñas, Suero de
Ribera, Mossén Diego de Valera, etc.).—Indicación de algunos géneros
subalternos cultivados por los trovadores.—Estudio bibliográfico de los
principales Cancioneros.
LECCIÓN
41
Prosistas de la Corte de D. Juan II.— Elocuencia sagrada: San Vicente Ferrer Oracional de D. Alonso de Cartagena: Espejo del alma, de Fr. Lope Fernández, Confesional, del Tostado, Estímalo del amor divino, etc.—Relación entre estos libros
piadosos y los del siglo XVI. —Elocuencia profana declamatoria Lamentación d'España, del Marqués de Santillana.—Oración de
D. Alonso de Cartagena en el concilio de Basilea.
Moralistas: Trabajos de Hércules y otros libros de D. Enrique de
Villena.— Libro de las
virtuosas y claras mujeres, de
D. Alvaro de Luna.— Triunfo de
las Donas y Cadira del Honor, de
Juan Rodríguez de Padrón.— Corbacho, del Arcipreste de Talavera.—
Tendencias satíricas del Arcipreste: sus pinturas de costumbres: sus relaciones
con Juan Ruiz y el autor de laCelestina. Escritos castellanos del Tostado (Amor e amicicia,
Paradoxas, etc.).— Vita Beata, de Juan de Lucena.—Visióndelectable, de Alfonso de la Torre.—Formas
alegóricas: forma epistolar: demuéstrase ser apócrifo el Centón del Bachiller
Cibdad-Real.
Novela sentimental y
alegórica con elementos caballerescos.— El
Siervo libre de amor, de Juan
Rodríguez del Padrón.—Libros de caballerías: Cifar, etc.—La Historia.—Crónicas
generales (sumas, atalayas y
mares de historias). Crónicas en
lengua latina (Anacephalosis, de Cartagena, Historia Hispánica, de D. Rodrigo Sánchez de
Arévalo.—Progresos de la forma clásica.—Crónicas Reales: la de D. Juan II: sus autores.—Crónicas particulares: de D.
Alvaro de Luna: de D. Pedro Niño. Elementos novelescos ingeridos en el Victorial, de Gutiérrez Díez de Gámez.—Relaciones
de sucesos particulares: Seguro
de Tordesillas: Paso Honroso. Relaciones
de viajes (Pero Tafur, etc.).Galerías biográficas: Generaciones y semblanzas de Fernán Pérez (fragmento de su Mar de Historias).
Literatura
catalana.—Tentativa erudita de restauración de la poesía provenzal por el
Consistorio de Tolosa. D. Juan I ,
el amador de toda gentileza, funda
en 1391 el Consistorio de Barcelona. —Artes poéticas.—Principales trovadores en
lengua catalana (Jaume March, el Vizconde de Rocaberti, Pere March el Viejo,
Lorenzo Mallol, Armán March, Vallmanya, Ferrer, Joganot, etcétera).—Influencia
italiana: Dalmau de Rocaberti (su comedia dantesca de la Gloria de amor), Mossén Andrea Febrer (traducción de
Dante); imitaciones petrarquescas de Mossén Jordi de S. Jordi. Ausías March (Cantos de amor, cantos
espirituales, cantos de muerte).— Paralelo
entre Ausías y el Petrarca.—Ideal erótico de Ausías.—Ausías y el
Renacimiento.—Progresos de la forma clásica en manos de Ausías- sus
endecasílabos sueltos.—Tendencias satíricas y ligeras de la poesía
valenciana.—Nuevas formas rítmicas (noves
rimades, codolada).—Llibre de les dones, de
Jaume Roig. Su importancia para la historia de la novela picaresca.—Jaime Roig
y Cristóbal de Castillejo. —Influencia clásica en la poesía catalana: Juan Ruiz
de Corella.
La novela.— Tirant lo Blanch, de Johanot Martorell. Curial y Güelfa.— Traducciones de la Fiameta y de la Griselda (esta última por Bernat Metge).
Escritos didácticos: Sueño, de Bernat Metge sobre la inmortalidad
del alma, etc.
LECCIÓN
43
La corte literaria de Alfonso
V en Nápoles.—Predominio de los estudios clásicos.—Protección a sabios
italianos (el Panormita, Lorenzo Valla, etc.).—Primeros humanistas y poetas
latino hispanos: Fernando de Valencia, Fernando de Córdoba, Juan Llobet, Jaime
y Jerónimo Pau, etc.—Panegírico de S. Agustín, de Jerónimo Pau.—Poetas castellanos
de la corte de Alfonso V.— Cancionero
de Lope de Stúñiga.— Carvajal:
sus serranas y romances.— Juan de Tapia y Juan de Andújar, Diego
del Castillo, etc.— Poetas
aragoneses y catalanes que escriben en lengua castellana.—Apreciación general
de este movimiento literario.
Las letras en Navarra.—El
Príncipe de Viana: su traducción de Aristóteles: su Crónica: sus tentativas
oratorias.
LECCIÓN
44
Decadencia literaria y moral
en tiempos de Enrique IV.— Excepciones: los dos Manriques.—Otros poetas: Pero
Guillén de Segovia, Juan Alvarez Gato, etc.—La sátira política: Coplas de Provincial, Coplas de
Mingo Revulgo, etc.
La historia: crónica de Diego
Enríquez del Castillo: décadas latinas de Alonso de Palencia influjo de Alonso
de Palencia como humanista.—Crónica del Condestable Miguel Lucas de Iranzo.—
Ficciones alegórico-novelescas de Alonso de Palencia (Batalla de los lobos e perros,
Perfección del triunfo militar).— Místicos:
D.ª Teresa de Cartagena (Arboleda
de enfermos).
LECCIÓN
45
Literatura portuguesa.—Influencia
castellana.—Trovadores del Cancionero
de Resende.— Ciclo poético de
la isla de Madera (Tristán. Teixeira, Pero Correa, Manuel de Noronha, etc.) —
El Infante D. Pedro: sus relaciones con Juan de Mena: su poema del Contempto del Mundo, El Condestable D. Pedro (Sátyra de felice e infelice
vida). — Corte de Alfonso V
de Portugal (Alvaro de Brito, Alvar Barreto, los Monises).— Corte de D. Juan II
(Luis Henríquez, Nuño, Pereira, Duarte de Brito, Juan Gómez de Abreu, los
Silveiras).
Obras didácticas en prosa: El Leal Conselheiro del Rey Don Duarte, el libro de Virtuosa bemfeitoria del Infante D.
Pedro, etc.— Crónicas: Fernán
López, Rui de Pina, Azurara.—Traducciones.— Apunta la influencia clásica en
Portugal: Relaciones con Italia cartas de Angelo Poliziano a D. Juan II.
LECCIÓN 46
Los Reyes Católicos.—Triunfo
del Renacimiento en España.— Influencia de los acontecimientos políticos de
aquel reinado.—Introducción de la Imprenta.—Doña Isabel como protectora de las
letras.—Humanistas de su corte.—Sabios extranjeros venidos a España (Pedro
Mártir, Marineo Sículo, etc).—Humanistas españoles: Ambrosio Nicandro, Alonso
de Palencia, Antonio de
Nebrija, Arias
Barbosa.—Trabajos gramaticales de Nebrija: importancia que concede a la lengua
vulgar.—Nebrija como historiador.—Nebrija como poeta latino: sus elegías.—Arias
Barbosa, patriarca de los helenistas españoles.—La historia con formas
clásicas: D. Juan Margarit.—El Cardenal Ximénez: escuela de Alcalá: estudios
orientales: Políglota Complutense.—Los estudios clásicos de Alcalá: Demetrio el
Cretense, Lorenzo Balbo de Lillo, Diego López de Stúñiga, etc.
Literatura en lengua vulgar:
principales poetas: Fray Iñigo López de Mendoza: su Vita Christi.— El cartujano Juan de Padilla (Retablo de la vida de Cristo,
Triunfos de los doce apóstoles). —Cancionero Spiritual, de Fray Ambrosio Montesino.—Juan del
Enzina: su Cancionero: carácter semi-popular y villanesco de
muchas de sus composiciones.— Cancionero de Pedro Manuel de Urrea. Ultimos
trovadores del Cancionero
General y del de Burlas que pueden referirse a este reinado:
Garci Sánchez de Badajoz, Pedro de Cartagena, etc.
Predominio de la lengua
castellana.—Poetas valencianos (Gazull, Tallante, etc.).
LECCIÓN
47
Géneros en prosa.—Obras
didácticas y morales: Fr. Hernando de Talavera, Mossén Diego de Valera,
etc.—Traducciones de clásicos.—Obras históricas: compilaciones generales de
Valera y Diego Rodríguez de Almella.—Crónicas de los Reyes Católicos, por
Hernando del Pulgar y el Cura de los Palacios.—Biografías: Claros varones, de Pulgar, etc.—Relaciones y
apuntamientos: Galíndez
de Carvajal y otros.—Estudios auxiliares de la Historia.—Cronistas
catalanes: Pere Miquel Carbonell.
Novela amatoria y
sentimental: traducciones de la Fiameta, de Boccacio, y del Eurialo, de Eneas Silvio.— Cárcel de amor,de Diego de St.
Pedro.— Arnalte y
Lucenda.—Question de amor.— Proceso de cartas. Grisel y Mirabella, etc.
Novela corta: traducción del
Decamerone.—Novela de costumbres: género lupanario: la Celestina.— Influencias clásicas e
italianas.—Caracteres, estilo y lenguaje de la tragicomedia de Fernando de
Rojas.
Novela fantástica: traducción
de Apuleyo, por Diego López de Cortegana.—Forma epistolar: cartas de la Reina Católica , de
Mossén Diego de Valera, de Hernando del Pulgar, de Gonzalo de Ayora, del
Cardenal Cisneros, etc.—Cristóbal Colón.—Oratoria profana.— Razonamientos.
LECCIÓN
48
El Teatro.—Resumen de cuanto
se ha apuntado sobre sus orígenes en lecciones anteriores. —Noticias de
representaciones litúrgicas.—Idem de representaciones palaciegas. —Juegos y
espectáculos de índole dramática.—Estudios clásicos: traducciones de las
tragedias de Séneca.—Diálogos esparcidos en los Cancioneros (Moxica, Juan de Dueñas, Juan de
Tapia, etc.).— Diálogo entre
el amor y un viejo, de
Rodrigo de Cota.—Canon del Concilio de Aranda sobre representaciones en los
templos. El teatro en Cataluña y Valencia: traducciones de Vilaragut: L'hom enamorat, etc., de Domingo Mascó: Passió en cobles, de Fenollar y Pere Martínez. — Danza de la Muerte , de Carbonell.—El teatro en Aragón:Representación
del Misterio de la Natividad , por Mese Just.—El teatro en Castilla:
Juan del Enzina; sus églogas y representaciones: progreso artístico
que se nota en la de Fileno y
Zambardo y en la Farsa de Plácida y Vitoriano.Influjo
del teatro italiano.—Lucas Fernández: sus obras profanas: elementos
cómicos.—Sus representaciones religiosas, especialmente el Auto de la Passión.—Otros dramáticos del mismo período:
Francisco de Madrid, Yanguas, el Bachiller de la Pradilla , etc.—El teatro
en Portugal: Gil Vicente.—Clasificación y análisis de sus escritos.—Obras de devoción: Auto de los Reyes
Magos, Auto de la
Sibila Casandra , etc.—Autos
alegóricos: La Barca del
Infierno, la Barca de la Gloria , etc.— La Danza de la Muerte , en Gil Vicente.—Espíritu satírico y
rebelde de sus Autos.—Comedias de Gil Vicente: Rubena, El Viudo.—Tragicomedias
alegóricas. Romería de
agraviados, Exhortación a la guerra, etc.—Farsas: Quem tem farelos, Inés Pereira, etc. —Poderoso ingenio de Gil
Vicente.—Su significación en la historia del teatro peninsular.
LECCIÓN
49
Poesía popular.—Los Romances.—Su origen probable.— ¿Nacen de los
cantares de Gesta?—Materia de los romances: su clasificación.—Populares,
juglarescos, semi-artísticos, artísticos de trovadores.—Romances históricos
nacionales: noticia de los que pueden ser tenidas por viejos: sus fuentes.—Romances caballerescos
sueltos: en Castilla: en Portugal: en Cataluña: paralelo con las poesías
populares de otras literaturas.—Romances del ciclo carolingio.—Romances del
ciclo bretón.—Romances fronterizos.—Glosas y Romances líricos de trovadores.—En
los últimos años del siglo XV comienzan a ser impresos en pliegos sueltos los
Romances.—Entran algunos en los Cancioneros.
Poesía lírica
popular.—Escasas muestras del género. Composiciones semi-populares, etc.
Formas de la didáctica
popular.—Los Refranes.— Sus tendencias morales, satíricas,
higiénicas, etc.—Espíritu de la sociedad castellana reflejado en los Refranes.
Sus formas satíricas.—Primeras colecciones (el Marqués de Santillana, etc.)
Siglo XVI.—Edad de
oro.—Continúa y llega a su apogeo el Renacimiento.Carácter que toma en España.
Sus principales resultados.—Espíritu crítico.—Pensadores y filósofos (Juan Luis
Vives.—Sebastián Fox Morcillo, Juan Ginés de Sepúlveda, Antonio Gouvea, Gómez
Pererira, etc.).—Sus condiciones como escritores didácticos. Teólogos
latinistas (Fr. Luis de Carvajal, Melchor Cano, etc.). Oraciones pronunciadas
en Trento (Gaspar Cardillo, etc.).—Oratoria académica (el P.
Perpiñá).—Historiadores en lengua latina (Jerónimo Osorio, Sepúlveda, Cristóbal
Calvete, etc.).—Poetas latino-hispanos (La Sigea , Alvar Gómez, Juan de Vergara, Juan
Petreyo, Andrés Resende, Fernán Ruiz de Villegas, Arias Montano, Juan de
Verzosa, Antonio Serón, Francisco Sánchez, Faltó, etc.).—Filólogos preceptistas
y comentadores (los Vergaras, Hernán Núñez, Gélida, Antonio Agustín, Páez de
Castro, Pedro Juan Núñez, Matamoros, el Brocense, etc.).— Estudios de erudición
y arqueología.—Influencia del Renacimiento en los estudios jurídicos (Gouvea,
Antonio Agustín, etc.).— Influencia de la literatura latina del Renacimiento en
la vulgar.
LECCIÓN
51
De la poesía en el reinado de
Carlos V.—Lírica imitación toscana: mayor cultivo del endecasílabo: géneros
nuevos.—Boscán: sus canciones y sonetos petrarquescos: sus estancias a
imitación del Bembo.—Boscán imitador de la poesía clásica.—(Hero y Leandro, epístolas horacianas). —Garci-Lasso
como bucólico (imitaciones de Virgilio, de Sannázaro, etc.—Garci-Lasso poeta
petrarquista.—Garci-Lasso primer lírico horaciano en lenguas vulgares (La Flor del Gnido).
— D. Diego de Mendoza sus
poesías petrarquescas.—Originalidad de D. Diego en las epístolas
horacianas.—Fábula de Adonis,
Hipomenes y Atalanta.— Otras
poesías clásicas de D. Diego: Himno
al Cardenal Espinosa.— D.
Diego cultivador de la poesía trovadoresca soltura y gracia de sus versos
cortos.—Sus obras de burlas (imitaciones del Berni y del Dolce).—Gutiérre de
Cetina: Pureza y dulzura de sus versos eróticos.—D. Luis de Haro, primer traductor
castellano de Anacreonte.—Hernando de Acuña, traductor de Ovidio, del Boyardo,
etc.—Acuña poeta de sociedad.— Otros seguidores de la escuela de
Garci-Lasso: D. Hierónimo de Urrea, etc.
LECCIÓN
52
Contradictores de la escuela
de Garci-Lasso.—Cristóbal de Castillejo: sus sátiras (Sermón de amores, Diálogos de las
condiciones de las mujeres, Diálogos de la vida de la Corte , etc.).—Sátiras de Bartolomé de Torres
Naharro.—Antonio de Villegas (el Inventario).— Joaquín Romero de Cepeda.—Gregorio
Silvestre.—Ríndense Silvestre y Villegas a la imitación toscana. —Triunfo
definitivo de la escuela de Garci-Lasso.
El teatro en los cuarenta
primeros años del siglo XVI. Bartolomé de Torres Naharro.—Perfección artística
de su Himenea: pinturas de costumbres en la Soldadesca
y en la Tinelaria.— Paralelo entre Naharro y los cómicos
italianos (Maquiavelo, Bibiena, Ariosto, etc.).—Imitaciones del teatro de
Naharro (Vidriana y Thesorina, de Jaume de Huete, etc.).— La Constanza ,de
Cristóbal de Castillejo.—Traducciones e imitaciones del teatro griego y latino
(Villalobos, Hernán Pérez de Oliva, etc.).—Ensayos trágicos de Vasco Díaz Tanto
de Frexenal.—Autos y representaciones religiosas: sencillez de su artificio.
LECCIÓN
53
Prosa didáctica, satírica y
epistolar en el reinado de Carlos V. Transformación que experimenta por influjo
italiano y clásico. Adelantos de la lengua.—Juan López de Palacios Rubios (Esfuerzo Bélico Heroico), Hernando de Herrera (Ocho levadas contra Aristotil), Francisco de Villalobos (Problemas y Diálogos), Fr. Antonio de Guevara (Menosprecio de la Corte , Epístolas, etc., etcétera). Cartas censorias del
Bachiller Pedro de Rua.—Juan y Alfonso de Valdés: noticias biográficas de estos
dos hermanos.— Importancia de Juan como heresiarca y reformista.—Sus obras satíricas y morales (Diálogo de Lactancio, Diálogo de
Mercurio y Carón, Diálogo de las lenguas).— Cuánto influye en la manera y estilo de Juan
de Valdés el estudio de Luciano y de Erasmo.—Obras dogmáticas de Valdés (Consideraciones divinas,
Comentarios a las Epístolas de S. Pablo, etc.).—La
heterodoxia y la lengua castellana.—Otros prosistas: Juan Boscán (Traducción
delCortesano).— Hernán
Pérez de Oliva: gravedad y elegancia que comunica a la prosa castellana (Diálogo de la dignidad del hombre,
Razonamiento de la navegación del Guadalquivir, etc.).—Cervantes de Salazar.—El
protonotario Luis Mexía.—Pedro Mexía (Diálogos, etc.).—Diálogos satíricos: D.
Diego de Mendoza.— El
Crotalón.
Ascéticos y místicos:
traducciones de libros de la escuela alemana: fatal influencia que ejercieron: la Inquisición los
prohibe. Juan de Avila funda la escuela ascética castellana: sus obras: su Epistolario.
Moralistas no teólogos (Alejo
de Venegas, D. Pedro de Navarra, etc.).
Consideraciones sobre la
forma dialogística: carácter de las producciones de esta
época.
LECCIÓN
54
LECCIÓN
55
La novela en tiempos de
Carlos V.—Libros de Caballerías.— Los Amadises (Florisando y Lisuarte de Grecia, del Bachiller Juan Díaz).—Otros libros
caballerescos de F. de Silva: (Amadís
de Grecia, Florisel de Niquea, Rugel de Grecia).— Los Palmerines (Primaleón y
Polendos.—Palmerin de Inglaterra.— Disquisición
acerca de su autor verdadero).—Libros de caballerías sueltos: D. Cloribalte, de G. Fernández de Oviedo: Lepolemo, D. Florindo, D. Clarisel
de las Flores, etc.
Novela sentimental y de
aventuras (género bizantino).—Clareo
y Florisea, de Alonso Núñez.
—Traducciones de Heliodoro, etc.
Novela histórico-didáctica: Marco Aurelio, del Obispo Fr. A. de Guevara.
Novela de costumbres: género lupanario (segunda Celestina de Feliciano de Silva: La Lozana , de Delicado: Tragicomedia de Lisandro y Roselia, de Sancho Muñón: Comedia Hipólita, Comedia Tebaida,
Comedia Serafina, etc.).—Desastrosa
fecundidad de este género.
Novela de costumbres: género picaresco: sus orígenes.— Lazarillo de Tormes, de D. Diego H. de Mendoza: sus
continuadores.
LECCIÓN
56
Reinado de Felipe II.—Apogeo
literario.—Poesía lírica.— Predominio del elemento clásico sobre el
italiano.—Escuela salmantina.—Fr. Luis de León.—Su vida: sus obras.—Su genio
poético: sus modelos: géneros en que se ejercita.—Canciones y sonetos al modo
italiano: Traducciones de griegos y latinos.— Idem de la poesía
bíblica.—Imitaciones directas de odas de Horacio.—Odas morales.—Odas místicas
con forma horaciana.—Procedimiento lírico de Fr. Luis de León.—Sus imitadores:
muestras.— Otros ingenios salmantinos cultivadores de la lírica horaciana (D.
Juan de Almeida, D. Alonso de Espinosa etc.).— El Bachiller Francisco de la Torre.— Demostración de su existencia.— Indole
poética del Bachiller.—Sus imitaciones de Garci-Lasso y de los italianos: sus
odas horacianas.—Formas rítmicas usadas de preferencia por la escuela
salmantina (estrofa de
Francisco de la Torre ,
lira de Garci-Lasso, metros
cortos).—Poetas afines a los salmantinos: Francisco de Figueroa, Pedro Láinez,
etc.—Francisco de Medrano pertenece a la escuela salmantina, aunque hijo de
Sevilla.—Sus odas horacianas: sus innovaciones rítmicas.—Poetas que secundan a
los salmantinos en la introducción de metros clásicos (Sáficos, de A. Agustín, el Brocense y Jerónimo
Bermúdez).
Poetas místicos afines de Fr.
Luis de León.—S. Juan de la Cruz ,
Fr. Pedro Malón de Chaide, Arias Montano, el P. Sigüenza, etcétera.—La poesía
religiosa con formas clásicas.
LECCIÓN
57
Escuela sevillana.—Sus orígenes.—Primer
periodo: humanistas y poetas latinos: el canónigo Pacheco, el licenciado
Tamariz, Juan de Mal-Lara, Francisco de Medina, Diego Girón.—Noticia de sus
obras.—Segundo período: Herrera.—Doctrina literaria expuesta en sus Comentarios a Garci-Lasso.— Elegías y sonetos petrarquistas de
Herrera.—Sus tentativas pindáricas y horacianas. —Herrera poeta bíblico:
canciones a la batalla de Lepanto y a la pérdida de D. Sebastián.
—Controversias literarias de Herrera con la escuela salmantina: el Prete Jacopin: réplica. —Amigos y discípulos de
Herrera.—Pablo de Céspedes.—Arguijo.—Francisco Pachecho. —Disidentes de la
escuela sevillana Juan de la
Cueva.—Indole varia y movediza de su ingenio: ejecución fácil
y descuidada: tendencia a las formas nacionales.—Doctrina literaria del Ejemplar Poético, de Cueva.—La poesía ligera y de
donaire en la escuela sevillana: Baltasar de Alcázar, Juan de Salinas.
LECCIÓN
58
Otros grupos literarios que
no pueden calificarse en escuelas.— Ingenios granadinos y
cordobeses.—Movimiento literario en Granada: sus fautores.—Resultados que
produce. Caracteres de estilo y versificación comunes a los poetas
granadinos—Juan de Arjona: su traducción de la Tebaida.— Sátiras de Gregorio
Morillo.—Madrigales de Luis Martínez de la Plaza.—Agustín de
Tejada: pompa y altisonancia de sus canciones.—D.ª Cristobalina Fernández de
Alarcón.—Pedro Rodríguez.—Vicente Espinel.— Luis Barahona de Soto.—Poetas
cordobeses: Juan Rufo, etc.
Grupo valenciano: sus
caracteres.—Los Aldanas.—Ramírez Pagán.—Gil Polo: sus innovaciones rítmicas:
nuestrosprovenzales y franceses.—Cristóbal de Virués.—Micer Andrés Rey de
Artieda. [p.
46] Academia de los Nocturnos.— Los poetas valencianos y Lope de Vega.
Poetas aragoneses.—Los
Argensolas.—Tendencia moral y didáctica.—Condiciones literarias de los
Argensolas: sus defectos.—En qué se apartan del ideal de la sátira
horaciana.—Discípulos de los Argensolas: Villegas.—Originalidad de Villegas
como poeta anacreóntico. Imita la antigüedad a
su manera.— Las Latinas: sáficos hexámetros de Villegas.
Poetas no incluidos en los
grupos anteriores (podemos llamarlos de
transición).— Pedro de
Padilla.—Bernardo de Valbuena: sus églogas: riqueza y lozanía de su
estilo.—Cristóbal de Mesa, etc.
LECCIÓN
59
Líricos portugueses: a la
innovación de Boscán responde la de Sá de Miranda.—Poesía bucólica con formas
trovadorescas: Bernardim Ribeiro, Cristóbal Falcao.—Escuela ítalo-clásica o de
los quinhentistas.— Sá de Miranda: sus poesías castellanas
y portuguesas: mérito de sus epístolas.—Sá de Miranda como bucólico.—Antonio
Ferreira: sus odashoracianas.— Superstición
lingüística de Ferreira.—Pero de Andrade Caminha.—Diego Bernardes.— Fr. Agustín
de la Cruz.—Camoens
como lírico horaciano.—Idem como petrarquista.—Idem como cultivador de los
metros nacionales. —Poesías castellanas de Camoens.—Andrés Falcao de Resende:
la sátira horaciana.—El verso suelto: Jerónimo de Corte-Real.
Líricos catalanes: Pere
Seraphí, imitador de Ausías March.— Líricos valencianos: Andreu, Martí, Pineda,
etc.
LECCIÓN
60
Vicisitudes de la poesía
popular en el siglo XVI.—Es recogida en pliegos sueltos y Romanceros.—Noticia
de las principales colecciones: Cancionero
de Romances, de Amberes: Silva de Romances, de Zaragoza, etc.—Glosas y letras de
Rodrigo de Reinosa, Alcaudete, etc. Romances eruditos tomados del texto de las
crónicas: Alonso de Fuentes y el Caballero Cesáreo, Lorenzo de Sepúlveda, Juan
de la Cueva ,
Gabriel Lasso, etc.— Las
Rosas, de Timoneda. —Romances
artísticos.—Transformación verificada en [p. 47] nuestra
poesía a fines del siglo XVI. Escuela nacional: romances de Lope de Vega, Pedro
Liñán, Pedro de Padilla, Góngora, etc.— Romances moriscos y novelescos,
pastoriles, villanescos y amatorios, satíricos y de burlas, de cautivos y
forzados.—Romances históricos.—Romancillos líricos.—Importancia y estimación
que cobra el género.—Preceptistas y gramáticos que le mencionan.—Los romances
en la novela y en el teatro.—Poesía lírica semi-popular en el siglo
XVI.—Colecciones: Cancionero
Flor de enamorados, etcétera.—Muestras
del género aun en los poetas más eruditos.
La poesía religiosa con
formas nacionales y semipopulares: villancicos, glosas: coloquios pastoriles:
endechas, etc.—Juan López de Ubeda.—Damián de Vegas. Pedro de
Padilla.—Francisco de Ocaña.—Francisco de Avila.—Francisco de Velasco.—Santa
Teresa.—Lope de Vega.—Sor Marcela de San Félix, etc.
Poetas judaizantes: Mosén
Pinto Delgado.—David Abenatar Malo.
Poetas moriscos: Mahomad
Rabadán, etc.
LECCIÓN
61
Poesía épico-erudita del
siglo XVI.—Pobreza de este género en Castilla.—Multiplicidad de
ensayos.—Clasificación por asuntos: ciclo histórico peninsular.— Poemas en loor de Carlos V: Austriada, de Juan Rufo: Bética conquistada de Juan de la Cueva : poemas de Cristóbal
de Mesa, etc.— Ciclo
histórico-ultramarino: poemas
en alabanza de Hernán Cortés: Araucana,de
Ercilla: mérito relativo de este poema: Arauco
Domado, de Pedro de Oña.— Elegías de varones ilustres de
Indias, de Juan de
Castellanos.
Poemas caballerescos a
imitación del Ariosto: Las
lágrimas de Angélica, de Luis
Barahona de Soto: Bernardo de Valbuena:Florando de Castilla, de Jerónimo de Huerta.—Poemas
religiosos: Cristiada, de Fr. Diego de Hojeda: paralelo con
la de Vida: La creación del
Mundo, del Dr. Acevedo:
riqueza descriptiva de este poema.—Poemas religioso-legendarios.—Montserrate, de Cristóbal de Virués.—Poemas cortos
sobre asuntos mitológicos.— Poemas burlescos: Mosquea, de Villaviciosa, etc.
Poesía épico-erudita en
Portugal.—Predecesores de Camoens: Juan de Barros: estancias intercaladas en su Clarimundo:Luis de Camoens: su
vida: sus obras.—Modelos de Camoens: Virgilio, Ariosto.—Concepción épica de Os Lusiadas: suunidad y
principios vitales.—Carácter erudito a la vez que nacional del poema. —Espíritu
peninsular del siglo XVI reflejado en Os
Lusiadas.— Camoens épico del
Renacimiento y de la raza latina.—La antigüedad y Camoens.—Lo maravilloso en Os Lusiadas: sincretismo incongruente.—Elemento
histórico y tradicional en Os
Lusiadas.— Episodios.—Elemento
lírico y personal: tono elegíaco: sentimiento de la naturaleza.—Paralelo entre
Camoens y el Tasso. Epicos portugueses de segundo orden: Jerónimo de Corte-Real (Naufragio de Sepúlveda), Francisco de Andrade (Segundo Cerco de Día), Luis Pereira (Elegiada).
LECCIÓN
63
Poesía dramática en la
segunda mitad del siglo XVI. Imitaciones de la Celestina y del teatro italiano, Comedia Pródiga, de Luis de Miranda.—Lope de Rueda:
originalidad de su ingenio: sus coloquios,
sus comedias.— Imitadores de
Lope de Rueda: Timoneda, Alonso de Vega. —Imitaciones clásicas: los Menechmos, de Timoneda.—Ensayos trágicos: Josephina,de Micael de
Carvajal.— Nise lastimosa y
Nise laureada, de Fr.
Jerónimo Bermúdez.— Ultimas Danzas
de la muerte: Juan de
Pedraza, Micael de Carvajal y Luis Hurtado de Toledo.—Autos: su desarrollo
dramático.—Representaciones de Sebastián de Orozco.—Obra del Pecador, de Bartolomé Aparicio. Auto de las Donas, Auto de los
Desposorios, etc.—Representaciones
escolares bilingües.—El teatro en Sevilla: poetas clásicos: Mal-Lara.—Juan de la Cueva : sus innovaciones. —El
teatro en Valencia: Cristóbal de Virués, Rey de Artieda.—El drama de Cuevas y
Virués, informe bosquejo del de Lope.—Tragedias de Lupercio Leonardo.—Primeras
obras dramáticas de Cervantes.—Lope de Vega y los poetas de Valencia Tárrega y Aguilar,
etc.), dan forma definitiva al drama español en los últimos años de la centuria
XVI.
El teatro en
Portugal.—Escuela de Gil Vicente: autos del infante D. Luis, de Alfonso
Alvarez, Antonio Prestes, Baltasar Díaz, etc.—Comedias clásico-italianas: Sá de
Miranda, Ferreira, Camoens.—Tragedia clásica: la Castro, de Ferreira.—Imitaciones de la Celestina: Jorge Ferreira de Vasconcellos (Ulysipo, Euphosina, etc.).—Representaciones
escolares.—Esterilidad del teatro portugués.
LECCIÓN
64
La novela.—Ultimos libros de
caballerías: D. Duardos, D.
Belianis, El Caballero del Febo, etc.—Decadencia
del género: invectivas de los moralistas contra él.—Libros de caballerías a lo divino. —Novela sentimental y de aventuras: Luzmán y Arbolea, de Jerónimo de Contreras.—Novela
histórica: Abencerraje, de Alonso de Villegas.—Guerras civiles de Granada, de Ginés Pérez de Hita.—Novela de
costumbres: siguen las imitaciones de la Celestina:
Comedia Selvagia, de Alonso
de Villegas.—Género picaresco: Guzmán de
Alfarache, de Mateo Alemán y
su continuador.—Novela corta: el Patranuelo, de Timoneda, etc.—Traducciones de
novelistas italianos (Giralda Cinthio, Bandello, etc.).
Novela pastoril: su falso
idealismo: sus modelos: la Arcadia, de Sanázaro.—Desarrollo del género en
Portugal: Menina eMoça, de
Bernaldim Ribeiro: su análisis: ¿Tiene o no un sentido autobiográfico?—La
novela pastoril en Castilla.—Jorge de Montemayor: su Diana. —Continuadores: Gil
Polo.—Imitadores de Montemayor (Luis Gálvez de Montalvo, Jerónimo de
Covarrubias, Bernardo de Valbuena, Cristóbal Suárez de Figueroa, Lope de Vega,
etc.).
LECCIÓN
65
LECCIÓN
66
Progreso de los estudios
históricos y de las ciencias auxiliares en la segunda mitad del siglo XVI.
—Doctrinas literarias sobre la
Historia (Fox Morcillo, etc.).—Historiadores generales:
Esteban de Garibay: Jerónimo Zurita: Ambrosio de Morales.—El P. Juan de
Mariana: su vida: sus obras latinas, especialmente los Septem tractatus y el De
Rege: su Historiacastellana.—Estilo histórico de Mariana: forma
clásica.—Crítica de Mariana: aplicaciones morales y políticas: historiapragmática.— Espíritu nacional de la obra de
Mariana.—Controversias suscitadas por su libro: advertencias de Pedro Mantuano:
réplica de Tamayo de Vargas.—Historiadores de reinos y ciudades.—Historiadores
de sucesos particulares: Don Diego H. de Mendoza (Guerra de Granada): imitaciones de Tácito y Salustio:
afinidad de D. Diego con los historiadores italianos del Renacimiento.—Mármol
Carvajal. Gonzalo de Illescas.—Historiadores de Indias: el Inca Garci-Lasso
Antonio de Herrera, etc.—Historiadores de Flandes: D. Bernardino de Mendoza, el
coronel Verdugo, D. Carlos Coloma, Villalobos y Benavides, Martín del Río,
etc.—Memorias y autobiografías: Francisco de Encinas.
Historiadores religiosos: Fr.
José de Sigüenza (Vida de S.
Jerónimo y
Crónica de su Orden): la
filosofía de la historiaprovidencialista expuesta por el P. Sigüenza. —El
P.Pedro de Rivadeneyra (Vidas
de S. Ignacio, S. Francisco de Borja, Diego Láinez, etcétera. Cisma de Inglaterra).— Fr. Diego de Yepes: Vida de Sta. Teresa: El Padre Martín de Roa, etc.
Genealogistas: Gonzalo Argote
de Molina (Nobleza de
Andalucía).
Historiadores religiosos: Fr.
Luis de Sousa (Crónica de la Orden de Sto. Domingo).
LECCIÓN
67
Prosa didáctica.—Razones que
limitan el número y calidad de sus cultivadores.—Empleo general del latín para
los libros de ciencia y filosofía.—Excepciones: libros filosóficos en lengua
vulgar: Huarte (Examen de
ingenios).— D.ª Oliva Sabuco
de Nantes (Nueva filosofía de
la naturaleza del hombre).— Pedro
Simón Abril, etcétera.—Moralistas y políticos: Rivadeneyra(El Príncipe
cristiano): Márquez (Gobernador cristiano): Fr. Juan de Madariaga,
etc.—Preceptistas y retóricos: Juan de Guzmán, Alonso López Pinciano, Bartolomé
Jiménez Patón, Cascales, etc.—Forma epistolar: cartas de Antonio Pérez.—Idem de
Eugenio de Salazar.
Literatura teológica
heterodoxa: protestantes españoles: Constantino Ponce de la Fuente , Juan Pérez,
Cipriano de Valera, etc. Sequedad habitual de su estilo. Influencias
ginebrinas.
Escritores de materias
varias: Jerónimo de Urrea (Diálogo
de la verdadera honra militar); Juan
de Espinosa (Diálogo en laude de
mujeres): Cristóbal de
Acosta, etc.—Traductores de los Diálogos de
amor, de León Hebreo.— Tratado de la hermosura y del amor, de Calvi.
Ascéticos y
místicos.—Distinción entre unos y otros. Orígenes del misticismo
español.—Misticismo ortodoxo y heterodoxo en la Edad Media : influencia
de los libros del pseudo-Areopagita: Scoto Erígena: la escuela de S. Víctor: S.
Buenaventura: Gerson: el misticismo alemán (Eckart, Ruysvroeck, Suso, Tauler,
etc.).— El misticismo en España durante la Edad Media : las Contemplaciones, de Ramón Lull.—Siglo XVI: traducciones
de místicos alemanes: Juan de Valdés: otros místicos heterodoxos (Secta de los alumbrados, etc.).
Desarrollo de la Escuela mística española
desde Juan de Avila. Sus caracteres y resultados: observación psicológica:
respecto al libre albedrío: elemento activo mezclado con la contemplación.— La
mística española bajo su aspecto teológico-filosófico.—La mística española
literariamente considerada.
Ascéticos franciscanos: S.
Pedro de Alcántara, Fray Juan de los Angeles, Fr. Diego de Estella.—Ascéticos
dominicos: Fr. Luis de Granada: su vida: sus principales obras (Guía de pecadores, Símbolo de la fe,
Oración y contemplación, Memorial de la vida cristiana, etc.).—Granada como ascético.—Idem
como místico.
Místicos y ascéticos
agustinos: Fr. Luis de León: sus obras en prosa (Nombres de Cristo, Exposición de
Job, Perfecta Casada).— Doctrina
filosófica de los Nombres de
Cristo.— Forma literaria de
este libro.—El platonismo en Fr. Luis de León.—Malón de Chaide.—Cristóbal de
Fonseca: sus doctrinas estético-platónicas.— Alonso de Orozco.—Fr. Hernando de
Zárate.—Místicos carmelitas: Sta. Teresa: su vida.—Escritos de Sta. Teresa:
clasificación y análisis.—Libros históricos(Vida, Relaciones, Fundaciones) preceptivos (Constituciones, Avisos, etc.); doctrinales (Camino de perfección, Moradas,
Conceptos del amor divino).— Doctrina
mística de la Santa :
análisis de las Moradas: punto de partida psicológico.—Cartas
de Santa Teresa.—Su espíritu práctico.—S. Juan de la Cruz.—La reforma del
Carmelo.—Especial carácter del misticismo de S. Juan de la Cruz.—Sus obras en prosa (Subida al Carmelo, Noche oscura
del alma, Llama de amor viva, etc.).—
Fr. Jerónimo Gracián.—Fray Juan de Jesús María.
Ascéticos jesuitas: Pedro de Rivadeneyra (Tratado de la tribulación).— Luis de la Puente , Alfonso Rodríguez,
Alvarez de Paz, Francisco Arias... —Influencia de nuestra escuela mística fuera
de España (S. Francisco de Sales, etc.).
La oratoria sagrada en España
durante el siglo XVI: Santo Tomás de Villanueva, Juan de Avila: Fr. Luis de
Granada, etc.
LECCION
69
Siglo XVII.—Poesía
dramática.—Apogeo del teatro español.— Elementos populares y eruditos que
vienen a acaudalarle.—Su fecundidad portentosa.—Carácter nacional de nuestro
teatro, cifra y compendio de los instintos de la raza.—Ideal religioso.— Ideal
del honor caballeresco.—La mujer en el teatro español.— Asuntos y fuentes de
inspiración.—Drama religioso: sus variedades. —Dramas históricos, mitológicos y
fantásticos.—Comedia de costumbres: sus especies (de capa y espada, de figurón, etc.).— Géneros subalternos
(entremeses, loas, bailes, etc.). El drama español artísticamente considerado:
bellezas y defectos: invención inagotable: riqueza de intriga: pobreza de
caracteres (excepciones): tipos convencionales: lugares comunes: ejecución
precipitada: primores de lengua y versificación.—El teatro español comparado
con los demás de la moderna Europa.—Distínguense dos períodos en la dramática
española del siglo XVII.—Indicaciones sobre el aparato escénico y el histrionismo.
LECCIÓN
70
Lope de Vega.—Su vida.—Su
teatro.—Personalidad artística de Lope.—Sus doctrinas literarias. —Su sistema
dramático.— Apreciación general de los méritos y defectos de Lope.—Ensayo de
una clasificación de sus dramas.—Lope imitador de laCelestina: la Dorotea.— Comedias pastorales: imitaciones de
Tasso y de Guarini (El
verdadero amante, la Pastoral
de Jacinto,etc.).—Lope imitador de la comedia clásica e italiana (El Rufián Castrucho, El Anzuelo de
Fenisa, etc.).—Comedias de intriga, amor y celos (El Acero de
Madrid, Las Flores de D. Juan, El Premio de bien hablar, La Esclava de su Galán, Los
milagros del desprecio, La moza de cántaro, Lo cierto por lo dudoso, La discreta
enamorada, La viuda valenciana, Querer su propia desdicha, Por la puente,
Juana, Las bizarrías de Belisa, Amar sin saber a quién, etc., tec,).—Asuntos trágicos (La estrella de Sevilla, El castigo
sin venganza, La fuerza lastimosa, La inocente sangre, etc,),—Dramas históricos: asuntos de
la antigüedad (El honrado
hermano, Roma abrasada, etc.).—Asuntos
nacionales (El mejor alcalde
el rey, El testimonio vengado, Los Tellos de Meneses, La corona merecida, El
Nuevo Mundo Arauco domado, etc.).—Dramas
religiosos (La fianza
satisfecha, El santo Niño de la
Guardia , etc.),—Dramas
mitológicos (La bella
Andrómeda, etc,).
LECCIÓN
71
Dramáticos contemporáneos de
Lope.—Poetas valencianos: el canónigo Tárrega (La
enemiga favorable, etc,).
Gaspar de Aguilar (El mercader
amante, La gitana melancólica, etc,).—D,
Carlos Boyl.—Ricardo del Turia.—Guillén de Castro: géneros en que ejercitó su
pluma: drama histórico (Las
mocedades del Cid): comedias
de costumbres (Los mal casados
de Valencia, El Narciso en su opinión, etc,).—El Cid de Guillén de Castro y el de
Corneille,
Otros contemporáneos o
discípulos de Lope: Miguel Sánchez (La Guarda cuidadosa)— Mira de Amescua: su fecundidad e
inventiva: lozanía de su ingenio (La
rueda de la fortuna, La desgraciada Raquel, Galán valiente y discreto, La Fénix de Salamanca, El Conde
de Alarcos, El esclavo del Demonio, El pleito del Diablo, etc.).— Jiménez Enciso (El Príncipe D. Carlos, Los Médicis
de Florencia).— Luis Vélez de
Guevara (La luna de la sierra,
El ollero de Ocaña, Los hijos de la
Barbuda , Más pesa el rey que la sangre, Si el caballo vos han
muerto, Reinar después de morir: el
asunto dramático de Inés de Castro en las dos literaturas peninsulares),—
Andrés de Claramonte, Salustio del Poyo, etc,—Juan Pérez de Montalbán: su
ingenio trágico(No hay vida como la honra, Como padre y como rey, Los amantes
de Teruel: plagio del drama
de Tirso), —Comedias de Montalbán (La
toquera vizcaína, La doncella de labor, etc,),—Belmonte
Bermúdez (El Diablo
predicador, La renegada de Valladolid, etc.)
Tirso de Molina (Fr. Gabriel Téllez).— Noticias biográficas y bibliográficas:
originalidad del ingenio de Tirso: en qué se aparta y distingue de los demás
dramáticos españoles.—Géneros que cultiva.—Drama religioso-fantástico (El condenado por desconfiado, El
Burlador de Sevilla).— Drama
histórico (La prudencia en la
mujer, El Rey D. Pedro en Madrid, etc.).—Comedias
de intriga y amor: fuerza cómica de Tirso (El
vergonzoso en Palacio, la villana de Vallecas, El castigo del Pensé qué, Quien
calla, otorga, Por el sótano y el torno, D. Gil de las calzas verdes, El Amor
médico, Celos con celos se curan, etc.).—Espíritu
mordaz y poco ideal de Tirso: excepciones (Pruebas
de amor y amistad).— Argumentos
favoritos de Tirso.—Las costumbres villanescas en sus dramas. La comedia de
carácter en Tirso (Marta la
piadosa, La celosa de sí misma, etc.).
LECCIÓN
73
D. Juan Ruiz de
Alarcón.—Tendencia ética de sus composiciones.—Limpieza y corrección de su
estilo.—Primeras comedias de Alarcón: imitaciones del estilo de Lope (El semejante a sí mismo, El
desdichado en fingir, La cueva de Salamanca).— Progresos dramáticos de Alarcón: Todo es ventura.— Madurez de su ingenio: Ganar amigos, Los favores del
mundo, Las paredes oyen, La prueba de las promesas, Mudarse por mejorarse, La
verdad sospechosa, Los pechos privilegiados, No hay mal que por bien no venga,
El examen de maridos, etc.—Alarcón
y la comedia terenciana.—Alarcón y Moliére.—Ensayo de Alarcón en otros géneros:
drama religioso (El
Anti-Cristo): drama
novelesco: El tejedor de
Segovia.
LECCIÓN
74
Segundo período.—D. Pedro
Calderón.—Noticias biográficas y bibliográficas.—Modificaciones traídas por
Calderón al sistema teatral de Lope.—Alto sentido del drama calderoniano: su
simbolismo.—Bellezas e inconvenientes de la forma dramática de Calderón. —Sus comedias de capa y espada: móviles de la fábula: el honor: complicación y similitud en los
enredos: monotonía en los caracteres.—Comedias de intriga (No siempre lo peor es cierto, La
dama duende, Casa con dos puertas, Mañanas de Abril y Mayo, Dar tiempo al
tiempo, Los empeños de un acaso, La banda y la flor, Antes que todo es mi dama, etc.).—Comedias de carácter aun que
idénticas en la traza y disposición a las anteriores (No hay cosa como callar, Cuál es mayor
perfección..., El astrólogo fingido, Hombre pobre todo es trazas, Guárdate del
agua mansa).— Dramas trágicos
de Calderón (Amar después de
la muerte, La niña de Gómez Arias, El alcalde de Zalamea, A secreto agravio,
secreta venganza, El médico de su honra, El tetrarca de Jerusalem, Tres
justicias en una, etc.).—Los
celos en el teatro calderoniano y en el de Shakespeare: Otelo y el
Tetrarca.—Comedias heroicas y de espectáculo (La
hija del aire, Afectos de odio y amor, Duelos de amor y lealtad, Las armas de
la hermosura, etc.).—Costumbres
españolas y caballerescas en todos los dramas históricos de Calderón. Idem en
los mitológicos: su riqueza lírica (La
estatua de Prometeo, Fieras afemina Amor, El monstruo de los jardines, Eco y
Narciso, etc.).— Zarzuelas (El laurel de Apolo, La púrpura de
la rosa).— Cómo trató
Calderón las fábulas de los Metamorfoseos.—Argumentos tomados de las novelas
bizantinas y de los libros de caballerías.
Drama simbólico (La vida es sueño, El mágico
prodigioso, En esta vida...).— Drama
religioso (El Príncipe
Constante, La devoción de la cruz, La virgen del Sagrario, El purgatorio de S.
Patricio, Los dos amantes del Cielo, etc.).—Consideraciones
generales sobre el drama religioso español.—Calderón y sus críticos.
LECCIÓN
75
Autos sacramentales.—Orígenes
del género: institución de la fiesta del Corpus por Urbano IV: representaciones
con que desde el siglo XIV fué solemnizada en España.—Falta de carácter propio
en las primeras muestras del género: Auto
de S. Martín, de Gil
Vicente.—Pasan los Autos de la
Iglesia a la plaza pública.—Desarrollo del drama eucarístico
como reacción contra la
Reforma. —Autos anónimos del siglo XVI (Auto del Maná, La fuente de la
gracia, El entendimiento niño, La esposa de los Cantares). —Ternarios sacramentales de Juan
de Timoneda: Auto de la oveja
perdida. Segunda época de los
Autos: su completo desarrollo y separación del drama profano.—Lope de Vega (Auto de la Siega , Auto de los Cantares,etc.).—El
maestro José de Valdivielso (El
hijo pródigo, La serrana de Plasencia, etc.).—Tirso
de Molina (El colmenero
divino).—Forma alegórica de los Autos sacramentales: singularidades de su
estructura.—Apogeo del drama eucarístico.— Autos de Calderón (El divino Orfeo, El sagrado
Parnaso, La cena de Baltasar, La primer flor del Carmelo, La vida es sueño, La
nave del mercader, etc.).—Pujanza
sintética del ingenio de Calderón.— Cómo traduce y comprende la universal
armonía.—Doctrina teológica de los Autos.—Dante y Calderón como representantes
del simbolismo cristiano.—Por menores escénicos y de exhornación en los Autos.
LECCIÓN
76
Dramáticos contemporáneos de
Calderón.—D. Francisco de Rojas: sus cualidades: vigor trágico (García del Castañar, El Caín de
Cataluña, El más impropio verdugo, Progne y Filomena).— Vis cómica de Rojas: facilidad y
ligereza de sus obras decapa y espada (Lo que son las mujeres, Entre bobos
anda el juego, Obligados y ofendidos, Abre el ojo..., D. Diego de Noche, No hay
amigo para amigo, etc.).—Obras
de Rojas en colaboración con otros ingenios.—Culteranismo y extravagancia de su
estilo.
LECCIÓN
77
Dramáticos contemporáneos de
Calderón.—D. Agustín Moreto.—Su talento de ejecución: destreza para
perfeccionar ajenas invenciones: tendencias a la comedia clásica a estilo de
Tirso y de Alarcón (De fuera
vendrá, El parecido, Trampa adelante, El lindo D. Diego, No puede ser..., Yo
por vos y vos por otro).— Análisis
de El desdén con el desdén: la metafísica amorosa y la galantería
de las cortes occitánicas en este drama.—Dramas históricos de Moreto (El valiente justiciero, Los jueces
de Castilla).— Dramas
religiosos (S. Franco de
Sena).— Imitaciones de
Calderón (Los engaños de un
engaño, La confusión de un jardín, El Caballero, etc.). Drama trágico (La traición vengada).— Ensayos de Moreto en otros géneros:
comedias de valentías y guapezas; comedias burlescas, etc.—Autos sacramentales (La divina Margarita).
LECCIÓN
78
Dramáticos de segundo orden
contemporáneos y discípulos de Calderón.—D. Antonio Hurtado de Mendoza (Los empeños del mentir, El
montañés indiano, El trato muda costumbres, etc.).— Villaquirán.—Cubillo de Aragón
(La perfecta casada, Las muñecas
de Marcela, etc.). —Comedias
heroicas de Cubillo.—D. Antonio Coello (El
Conde de Essex).— Córdoba y
Figueroa, Leyva, Monroy, Cuéllar...—Comedias burlescas de Monteser y Cáncer.
Matos Fragoso (El yerro del
entendido, Lorenzo me llamo, El villano en su rincón, etc.).—Fecundidad de
Matos.—Antonio Enríquez Gómez: su drama calderoniano A lo que obliga el honor.—D. Fernando de Zárate (La presumida y la hermosa, Mudarse
por mejorarse, etc.).—Diamante (El honrador de su padre: imitación de Corneille).—Hoz y Mota (El castigo de la miseria, El
villano del Danubio, El montañés Juan Pascual, etc.).—Bances Candamo (El esclavo en grillos de oro, Por
su rey y por su dama, etc.).—
Don Antonio Solís (El amor al
uso, Un bobo hace ciento, etc.).—
Sobriedad y mesura de Solís.—Decadencia del teatro español en los postreros
años del siglo XVII.—Vanse agotando los antiguos géneros.—Crecen y se
desarrollan el de figurón y el de espectáculo.
Loas, entremeses y bailes
durante el siglo XVII.—Principales cultivadores de estos géneros: Cervantes,
Agustín de Rojas, Luis Quiñones de Benavente, Quevedo, etc.
El teatro en Portugal: su
pobreza: predominio del drama castellano.—D. Francisco Manuel de Melo (Farsa del fidalgo aprendiz).— Poetas portugueses que escribieron en
lengua castellana.— Introducción de la ópera en Portugal: el Juicio de Paris, de Francisco Manuel.
El teatro en Cataluña:
Fontanella (Amor, firmeza y
porfía, Lo desengany).— Vivente
García (Comedia de Santa
Bárbara).
La poesía lírica y
épico-erudita en el siglo XVI.—Fuentes de corrupción: culteranismo: conceptismo y
equivoquismo: prosaísmo. Su
similitud con otras epidemias literarias.—Elementos del culteranismo.— Poetas cordobeses culteranos: Carrillo
y Sotomayor. Góngora. Primeras composiciones de Góngora.—Sus altas cualidades
como lírico y satírico.—Lozanía descriptiva.—Temple nacional de su
ingenio.—Romances y letrillas de Góngora.—Sonetos y canciones. Generosa
abundancia de su estilo.—Motivos personales que explican la caída de
Góngora.—Escribe el Polifemo, las Soledades, el Panegírico del Duque de Lerma.—Guerra literaria: escritos de
Pedro de Valencia, Francisco de Cascales, Lope de Vega, Jáuregui, Quevedo y
otros contra el culteranismo.— Réplicas de D. Martín de Angulo y Pulgar, del
autor del Contra- Jáuregui, etc.—Sonetos y epigramas.—Comentadores de Góngora:
Salazar de Mardones, Salcedo Coronel, Pellicer de Salas, etc.— Primeros poetas
culteranos: el conde de Villamediana, Fr. Hortensio Félix Paravicino,
etc.—Orígenes delconceptismo.— Alonso
de Ledesma
LECCIÓN
80
Adversarios del
culteranismo.—Lope de Vega considerado como lírico.—Variedad y muchedumbre de
sus producciones: desigualdades de su estilo: facilidad que degenera en
prosaico desaliño.—Églogas, sonetos, canciones, elegías y epístolas de Lope (La hermosura de Angélica, Dragontea,
Corona trágica, Jerusalem conquistada, etc.).—Poemas
cortos (Circe, Filomena,
Mañana de S. Juan, etc.).—Versos
de burlas: rimas de Burguillos: la Gatomaquia.
LECCIÓN
81
Adversarios del
culteranismo.—D. Francisco de Quevedo.— Noticias biográficas y
bibliográficas.—Poderosa originalidad de Quevedo: el humorismo en la literatura
castellana.—Estilo de Quevedo: sus singularidades.—Erudición y estilo de Quevedo:
autores con quienes tiene alguna semejanza.—Quevedo como poeta.—Análisis de su Parnaso.— Poesías a lo divino.—Poesías eróticas:
sonetos petrarquistas: su inferioridad en este género.— Canciones y rasgos de
moral sentido.—Sátiras clásicas. Quevedo y Juvenal.—Sonetos burlescos.—Sátira
con formas nacionales: versos de burlas, desenfados y donaires (romances,
letrillas, jácaras, bailes, etc.).—Poesía heroico-cómica (Orlando enamorado).— Traducciones e imitaciones de griegos
y latinos.—Forma especial del conceptismo de Quevedo.—El equivoquismo.— Resabios culteranos de Quevedo.
LECCIÓN
82
Conservadores del buen gusto
y de la tradición literaria del siglo XVI en la lírica.—Escuela sevillana:
Rodrigo Caro: sus poesías latinas y castellanas: La canción a las ruinas de Itálica, escrita en el siglo XVI, corregido en
el XVII.—Jáuregui: italianismo y pureza de gusto de sus primeras composiciones (Acaecimiento amoroso, traducciones del Aminta y del Super
flumina, etc.).—Período
culterano de Jáuregui: el Orfeo, la Farsalia.— Rioja, poesía descriptivo-reflexiva:
suave melancolía de su estilo (silvas a
las flores, sonetos,
etc.).—Fernández de Andrada: su Epístola
moral.— Ortiz
Melgarejo.—Pedro de Quirós.—Vase extinguiendo la escuela sevillana.
Ultimos poetas del grupo
granadino.—Mira de Amescua.— Pedro Soto de Rojas.—El bucolismo y la pompa de
dicción.
Discípulos de los
Argensolas.—El príncipe de Esquilache.— Sus
Romances.
LECCIÓN
83
Poetas didácticos y
prosaicos: Cosme Gómez Tejada de los Reyes.—Francisco López de Zárate.—El conde
de Rebolledo: vigor poético de sus traducciones de la Escritura.—Antonio
Enríquez Gómez (Epístolas de
Job, Elegía de su peregrinación,etc.).— Don Luis de Ulloa.
Poetas culteranos y
conceptuosos.—Desarrollo de la poesía burlesca a imitación de Góngora y Quevedo.—Trillo y Figueroa,
Jacinto Polo, Salazar y Torres, D. Gabriel del Corral, Miguel de Barrios,
Cáncer, Sor Juana Inés de la Cruz ,
Gracián, Solís, Bances Candamo...
Ensayos épicos: la Raquel, de Ulloa.
Extrema decadencia de nuestra
lírica.
La poesía popular a fines del
siglo XVII..—Romances vulgares.
La sátira política en los
reinados de Felipe IV y Carlos II.
LECCIÓN
84
Líricos portugueses:
decadencia: bucolismo,
conceptismo y culteranismo.— Fernán
Alvarez de Oriente.—Francisco Rodríguez Lobo: Sus pastorales.—Manuel da Veiga
Tagarro (La Laura de Anfriso), Fr. Bernardo de Brito (La Silvia de Lisardo).— Don Francisco Manuel de Mello: sus
poesías castellanas: epístolas morales: imitaciones de Quevedo, etc.—Poetas
culteranos: Fr. Jerónimo Bahía.—Adversarios del culteranismo: Jacinto Freire de
Andrade.—Colecciones poéticas de este período (Postillón
de Apolo, Félix Renascida, etc.).
Ensayos épicos: Vasco
Mousinho de Quevedo (Alfonso
Africano), Rodríguez Lobo (El Condestable), Gabriel Pereyra de Castro (Ulyssea), Sá de Meneses (Malaca conquistada).
Poesía catalana: imitadores
de Góngora y Quevedo. Vicens García y sus discípulos, Fontanella, etc.
LECCIÓN
85
La novela en el siglo
XVII.—Ultimas muestras del género bucólico en Castilla.—La persistencia en
Portugal (Lusitania
transformada, de Fernán
Alvarez de Oriente; Primavera
y Pastor peregrino, de
Rodríguez Lobo).—Novela picaresca: Vicente Espinel (Marcos de Obregón), Yáñez de Alcalá (Alonso, mozo de muchos amos), Fr. Andrés Pérez (La picara Justina), Quevedo(El Buscón), Antonio Enríquez Gómez (Siglo pitagórico), Castillo Solórzano (Ultimas Celestinas), Salas Barbadillo (La ingeniosa Helena). —Ficciones satírico-morales: Luis
Vélez de Guevara (Diablo
Cojuelo), Enríquez Gómez,
Francisco Santos, etc.—Novela sentimental y de aventuras: El
español Gerardo, El soldado Píndaro, de
Céspedes y Meneses, El
Peregrino en su patria de
Lope de Vega.—Novela alegórica: León
Prodigioso de Tejada de los
Reyes, Criticón de Baltasar Gracián.—Cuadros de
costumbres: Salas Barbadillo, D. Juan de Zabaleta.—Novela con tendencias
dogmáticas: Deleitar aprovechando de Tirso de Molina.—Novelas cortas al
modo de las de Cervantes: Tirso (Cigarrales
de Toledo), Lope de Vega,
Montalbán, Agreda y Vargas, Salas Barbadillo, Castillo Solórzano, D.ª María de
Zayas, etc.—Otros novelistas: Cristóbal Lozano: mezcla y confusión de elementos
(entre ellos el fantástico) en sus Soledades
de la vida, etc.—Observaciones
generales sobre el desarrollo de la novela en España.—Su influencia
ultra-puertos.—Traducciones e imitaciones.—Le Sage.
LECCIÓN
86
Prosa didáctica y satírica.—Quevedo:
Clasificación de sus obras.—Escritos políticos (Marco Bruto, Política de Dios, etc.): ascéticos y filosóficos (Providencia de Dios, La cuna y la
sepultura, Virtud militante, Vida de S. Pablo y de Sto. Tomás de Villanueva,
Origen de los estoicos, Defensa de Epicuro...).— Discursos satírico-morales (Sueños, Hora de todos, etc.). —Desenfados y juguetes (Cartas del Caballero de la Tenaza , Libro de todas las
cosas, Cuento de cuentos, etc.
—Crítica literaria(La culta Latiniparla, La Perinola , etc.).—Epístolas.—Tendencia general de
los escritos de Quevedo.—Su manera y estilo.
LECCIÓN
87
Prosa didáctica y
satírica.—D. Diego de Saavedra Fajardo (Empresas
políticas, República literaria, etc.).—El
estilo cortado y antitético en la prosa castellana.—Doctrina crítica de la República literaria— Escritores de bellas artes: Carducho (Diálogos de la Pintura ).— Políticos y economistas: Sancho
Moncada, Pedro Fernández Navarrete, etc.—Moralistas: Antonio López de Vega,
Baltasar Gracián (El Héroe, El
Discreto, El Político...)— Gracián
como legislador de mal gusto (Agudeza
y arte de ingenio).— Corrupción
de la prosa.—Idem de la elocuencia sagrada: Paravicino.
Místicos y
ascéticos: decadencia de este género de literatura. Sor María de Agreda (Mística Ciudad de Dios).— El P. Nieremberg (De la hermosura de Dios,
Diferencia de lo temporal y lo eterno, etc.—Misticismo
heterodoxo: Miguel de Molinos(Guía espiritual). —La prosa didáctica en Portugal: D.
Francisco Manuel de Melo (Guía
de casados, Hospital de las letras,etc.).—La elocuencia sagrada: el P.
Antonio Vieira.—Otros ascéticos: Bernardes (Luz y Calor).— Apogeo de la prosa: elsexcentismo.
Didácticos en lengua latina,
desde Pedro de Valencia a Isaac Cardoso.
LECCIÓN
88
De la forma didáctico-popular
en los siglos XVI y XVII.—Colecciones de refranes: Valdés, Hernán Núñez, Palmireno,
etc.—Glosas y comentarios: Mal-Lara, Sebastián de Horozco, Sorapán de
Rieros.—Juguetes Literarios: Blasco de Garay, Cervantes, Luis de Benavente,
Quevedo, Melo, etc.—Los refranes en la novela y el teatro.
LECCIÓN
89
De los historiadores en
lengua latina durante el siglo XVII.— Osorio (Vida
del Duque de Alba): Moret (Cerco de Fuenterrabía).
LECCIÓN
90
XVIII.—Estado de la poesía
lírica.—Poetas conceptuosos y culteranos.—D. Gabriel Alvarez de Toledo, Gerardo
Lobo, Don Diego de Torres, Benegasi, etc.—Poesía mística: Sor Gregoria de Santa
Teresa, Sor María do Ceo.—Poetas latinos: Interián de Ayala: el Deán Martí.
Influencia francesa: primeros
indicios del cambio de gusto.— Fundación de la Academia Española.— Diario de los literatos.— Sátira de Jorge Pitillas.—Poética de
Luzán: su doctrina literaria. Otros reformadores: Montiano y Layando, Nasarre,
Velázquez, Mayans.— Academia
del Buen Gusto.— Poesías de
Luzán, Porcel y el Conde de Torrepalma: Deucalión,
Juicio final.
LECCIÓN
91
Progresos de la escuela
clásica francesa.—Tertulia literaria de la Fonda de S. Sebastián.—D. Nicolás Fernández de
Moratín: Indole española de su ingenio (Fiesta
de Toros, Naves de Cortés, etcétera.—Intolerancia
de Moratín como crítico.—Cadalso.— Don Tomás de Iriarte: sus Fábulas literarias, sus Epístolas, etc.— Prosaísmo de Iriarte.—Fábulas de
Samaniego.—Poetas prosaicos: Trigueros, Olavide, Montengón, Salas, Arroyal,
Noroña, etc.— Nueva perversión del gusto.—Poemas didácticos.—Poetas de temple y
sabor español: D. Vicente García de la Huerta.—Vaca de Guzmán: sus ensayos épicos.
LECCIÓN
92
Escuela salmantina.—Sus
orígenes y carácter.—Primer período más nacional y castizo.—Fr. Diego
González.—Iglesias.— Jove-Llanos: sus epístolas y sátiras.—Forner,
Meléndez.—Segundo período de la escuela salmantina: filosofismo poético:
neologismo. —Ultimas
poesías de Meléndez.—Cienfuegos.—Quintana.— Grandezas y defectos de la poesía
de Quintana: la inspiración lírica en el siglo XVIII.—Prolóngase la escuela
salmantina en las primeras décadas del XIX.—Sánchez Barbero.—Somoza.—Poesía
académica: D. Juan Nicasio Gallego.—Doctrina literaria de la escuela
salmantina.
LECCIÓN
93
Escuela sevillana.—Postración
y abatimiento de la poesía andaluza en el primer tercio del siglo
XVIII.—Esfuerzos de Olavide, Jove-Llanos y Forner.—Fundación de la Academia Horaciana.— Idem
de la de Letras Humanas.—Pléyade poética hispalense: Núñez, Roldán, Castro,
Arjona, Lista, Reinoso,. Blanco, Marchena.—Disidentes de la escuela sevillana:
González Carvajal.—Doctrina literaria de la escuela sevillana: sus resultados.
Poetas granadinos: Burgos,
Martínez de la
Rosa.—Poetas valencianos y aragoneses: Villanueva, Plano, Mor
de Fuentes, Báguena, etc.
LECCIÓN
94
Poesía horaciana.—D. Leandro
Fernández de Moratín considerado como lírico.—Moratín y los poetas italianos de
su tiempo. Grupo literario moratinesco: preceptistas y críticos: Tineo,
Hermosilla, etc.—Poetas: Don Dionisio Solís, D. Norberto Pérez de Camino, D.
Manuel Cabanyes.
Poetas independientes y que
no pueden clasificarse en ninguno de los grupos anteriores: Arriaza, Vargas
Ponce, Maury.
Observaciones generales sobre
el desarrollo de la lírica castellana en el siglo XVIII y primer tercio del
XIX.
LECCIÓN
95
La poesía lírica en
Portugal.—Su desastroso estado a principios de la centuria XVIII.—Indicios de
mudanza en el gusto: traducción de Boileau, por el conde de Ericeyra: Academias
del reinado
de D. Juan V.—Administración de Pombal: la Arcadia lisbonense.—Tentativas pindáricas, de
Antonio Diniz: su poema burlesco el Hysopo.— Líricos horacianos: Correia
Garçao.—Bucólicos: Domingo dos Reis Quita.—Eróticos: Tomás Gonçaga (La Marilia de Dirceu).— Satíricos: Nicolás Tolentino.—Poetas
de la segunda Arcadia: Bocage: Francisco Manuel (Filinto): sus odas horacianas.—Bandos opuestos defilintistas
y elmanistas.— Poetas
académicos y horacianos: Ribeiro dos Santos, Stockler, etc.— La marquesa de
Alorna.—José Agustín de Macedo.—El Romanticismo: primeras obras de
Almeida-Garrett.
Ensayos épicos: poetas
brasileños: Fr. José Durao (Caramuru), José Basilio de Gama (el Uruguay).
LECCIÓN
96
El teatro en
Castilla.—Ultimos poetas de la antigua escuela: Zamora (El Convidado de piedra, El
Hechizado por fuerza, etc.).—
Cañizares (El Dómine Lucas, El
picarillo en España, etc.).
—Comedias de santos, de valentías, de guapezas y desafueros, de magia,
etcétera.—Asoma la influencia francesa y académica.—Traducción del Cisma, por el marqués de S. Juan.—Imitación
de la Ifigenia, por Cañizares.—Doctrinas críticas de
Luzán, Nasarre y Montiano.—Boga de la ópera italiana en tiempo de Fernando VI.
Ensayos trágicos al modo francés: Virginia
y Ataulfo, de Montiano, Hormesinda y Guzmán el Bueno, de D. Nicolás de Moratín; Sancho García, de Cadalso, Raquel, de Huerta; Numancia, de Ayala; Munuza, de Jove-Llanos, etc.—Traducciones de
Llaguno y Armírola (Atalia): Clavijo y Fajardo, Olavide, etc.—Luchas de Huerta
en pro de la antigua escena: espíritu castellano de la Raquel.
Género cómico.—Sainetes de D.
Ramón de la Cruz.
Comedia lacrimosa: El
delincuente honrado, de
Jove-Llanos.—Comedia de costumbres: Moratín padre (La petimetra); Iriarte (El señorito mimado, etc.).—Perversión y barbarie del gusto
popular: Comella, Valladares, Zabala...
Triunfo de la escuela
clásica.—Comedia terenciana. D. Leandro Fernández de Moratín y Moliére.—Escasos
imitadores de Moratín.—Gorostiza, etc.
Prosiguen los ensayos
trágicos: influencia del teatro de Alfieri. —Cienfuegos (Zoraida,
Pítaco, Idomeneo, La Condesa
de Castilla). Quintana (Pelayo).— Sánchez Barbero (Saul).—Marchena (Polixena).— D. Dionisio Solís (Camila, Blanca de Borbón).— Martínez de la Rosa (La viuda de Padilla,, etc.).—Traducciones de Saviñón, Solís,
etc.
LECCIÓN
97
El teatro en
Portugal.—Representaciones de comedias castellanas.—La ópera en tiempo de D.
Juan V.—La baja comedia. Antonio José (El
judío): sus farsas (Alecsim e Mangerona, Don Quixote,
Encantos de Medea, etc.).—Nicolás Luis: Comedias de cordel.— Tentativas clásicas de los Arcades:
discursos de Garçao sobre la poesía dramática: su comedia A Assemblea: sucantata de Dido.—Diniz (O falso heroísmo).— Manuel de Figueiredo.—Domingo dos Reís
Quita (Castro, la pastoral de
Lycoris).— Juan Bautista
Gómez (A nouva Castro).— Traducciones y refundiciones del
francés y del italiano.—Obras juveniles de Almeida Garrett (Caton, Mérope).
LECCIÓN
98
Prosa didáctica y
satírica.—El influjo francés le da un carácter analítico a costa de la
abundancia y la armonía. Principales prosistas del siglo XVIII.—Polígrafos:
Feijóo, Jove-Llanos, el P. Ceballos. —Oratoria sagrada: Calatayud, Bocanegra,
Fr. Diego de Cádiz, etc.—Oratoria forense: Meléndez, Viegas.—Oratoria
académica: Jove-Llanos.—Economistas y políticos: Campomanes, Cabarrús,
etc.—Escritores de crítica literaria: Luzán, Mayans, Sarmiento, Isla, Codorniu,
D. Vivente de los Ríos, Cadalso, Iriarte, Forner, Sánchez (D. T. A.), Moratín,
Estala, Berguizas, Campmany, Marchena, Quintana.—Jesuitas españoles que
escribieron en lengua italiana: Andrés, Hervás y Panduro, Lampillas, Eximeno,
Arteaga.
La novela en el siglo
XVIII.—Torres Villarroel: ficciones satírico-morales a imitación de
Quevedo.—Afán de Ribera (Virtud
al uso).— El P. Isla (Fr. Gerundio de Campazas). — Montengón: géneros que cultiva; novela
histórica (Rodrigo), novela moral y pedagógica (Eusebio, etc.).—Mor de Fuentes: imitación del Werther.— Vaca de Guzmán (Segunda parte de losViajes
de Wanton).— Razones que
explican la pobreza y mediocridad de las novelas en el siglo pasado. —Cuadros
de costumbres de Somoza.
LECCIÓN
100
Consideraciones generales
sobre el movimiento literario del siglo XIX.—En Portugal.—En Cataluña.—En
América.—Principales direcciones y escuelas.
Distinción entre la crítica
histórica y la estética. Aquí tenemos que aplicar las dos. El acto de la
apreciación de la belleza es mixto. Encierra un juicio y un sentimiento. No
conviene dar demasiado predominio al elemento afectivo ni al discursivo. El
crítico ha de tener, si no facultades artísticas, por lo menos análogas a las
artísticas; debe penetrar en la génesis de la obra y ponerse, hasta cierto
punto, en la situación del autor analizado. Puede faltar al crítico el talento
de ejecución, pero en manera alguna otras condiciones. El juicio ha de ser
formal, propio y espontáneo, si vale la frase.
Los elementos de la crítica
han de tomarse del estudio del mundo y de las cosas humanas, de la comparación
de los modelos y de una teoría formada ya a priori, ya a posteriori y como
efecto de esa comparación.
Ha de haber principios en la
crítica, so pena de reducir ésta a impresiones subjetivas; pero los principios
solos no bastan, por su carácter vago y de generalidad. Las reglas son más bien
negativas que positivas.
La apreciación estética no es
en manera alguna un acto puramente intelectual. Ejemplo de la insuficiencia del
juicio tenemos en
algunos críticos del siglo pasado, que no podían admirar la arquitectura gótica
a pesar de sentirse atraídos hacia ella.
El crítico tiene que analizar, describir, clasificar y, finalmente, jugar.
El método exclusivamente
histórico trae los siguientes males: 1.º Pagarse de accidentales relaciones
entre lo histórico y lo artístico. 2.º Negar sus grandezas al genio y
atribuirlo todo a la sociedad.
¿Qué método es el que
autoriza para suprimir todas las cuestiones relativas a orígenes del metro y de
la rima, para dejar fuera a Ausías March?
Comparación de la alta crítica y de la crítica erudita con la física
escolástica y la física experimental. ¿A quién deben las ciencias más
adelantos?
El profesor encastillado en
la alta crítica es un ente atrasadísimo, que no ve ni oye nada de los
verdaderos descubrimientos que cada día se hacen en torno de él.
La crítica no es alta ni
baja; la crítica es una, pero compleja: abraza la crítica externa o
bibliográfica, la interna o formal, la transcendental, la histórica: cualquiera
de estas partes que falte, el estudio será incompleto.
No habría en el mundo cosa
más fácil que la crítica, tal como los adversarios la entienden.
Además, esa crítica no tiene
jugo ni inspira la curiosidad; es fría, académica y pedantesca.
La ciencia histórica es en
grandísima parte ciencia de hechos y de observación, tiene que emplear con
frecuencia procedimientos análogos a los de las ciencias naturales, no puede
sintetizar sin haber analizado antes, no puede generalizar sin conocer los
hechos particulares.
Cabalmente hoy la corriente
favorece a las ciencias y estudios de observación, y es adversa a la síntesis y
generalizaciones precipitadas. Si el positivismo representa algo, eso
representa. Las vaguedades, nebulosidades y logomaquias están en completo
descrédito. Es más: hoy hasta se sacrifica lo estético a lo histórico; así P.
Meyer, G. París, Mussafia, Braunfels, Comparetti, etc.
Lo que sería un alumno
educado por la alta crítica. El que se entregue a la alta crítica tendrá que
creer a ciegas las noticias que de cualquier autor de segunda mano reciba, y a lo
mejor encontrará destruidas sus teorías, verdaderos castillos en el aire, por
descubrimiento de hechos, de autores y de libros.
Siguiendo el sistema de la alta crítica, con aprenderse tres discursos lo tiene
el profesor hecho todo. La tal alta
crítica, es una sarta de
lugares comunes.
Cítese luego lo de la potencialidad y la independización.
No se olvide lo que sería un
alumno educado según la alta crítica. Se le daría, p. ej., un Cancionero del siglo
XV, y no sabría leerle por falta de crítica paleográfica; ni entenderle, por
falta de crítica lingüística; ni ponerle en su lugar, por falta de crítica
histórica; ni juzgarle, según reglas de gusto, por falta de crítica literaria.
Sólo diría cuatro lugares comunes sobre cancioneros y poesía del siglo XV.
Los escritores
hispano-latinos del Renacimiento deben comprenderse en el Programa:
1.º Porque eran españoles y
expresaban ideas y sentimientos españoles, mucho más que la mayor parte de los
escritores de ahora.
2.º Porque la lengua es una
de las últimas condensaciones de la forma literaria.
3.º Porque es una
contradicción incluir, v. gr., la
Historia castellana de Mariana y suprimir la latina.
4.º Porque no se comprendería
la influencia de la literatura latina del Renacimiento en las vulgares si no se
conoce antes esta literatura latina.
5.º Porque no hay una cátedra
donde tales obras y escritores se expliquen.
6.º Porque es una
contradicción incluir a los escritores hispano-latinos de la antigüedad que vivieron
en tiempos en que el estado español no existía, ni existía tampoco el
sentimiento nacional, y omitir a los del Renacimiento.
7.º Porque hay géneros
literarios, especialmente el oratorio y el didáctico, que en el siglo XVI se
cultivaron en latín casi exclusivamente, y de seguro mucho más que en
castellano, por lo cual, omitidos esos escritores, ha de resultar manca la
historia de tales géneros y formárase el alumno mil ideas equivocadas.
Aplicaciones varias de la voz
literatura.
Crítica bibliográfica desde
N. Antonio.
Crítica formalista o externa
(distínguense en ella dos momentos: el del Renacimiento y el del siglo pasado).
Crítica estética (nace con
los alemanes: Schlegel, etc.). Sus inconvenientes.
Crítica filosófica
(Hegelianos: Rosenkrantz).
Crítica histórica: tiene el
inconveniente de anular demasiado la personalidad del escritor y convertirlo en
eco, espejo o reflejo de una civilización.
Método analítico (escuela de
Grirn, Díez, P. París, G. París, P, Meyer, etc.)
Yo he procurado evitar los inconvenientes
de todos estos sistemas. Tengo principios estéticos: procuro, además, poner la
historia literaria dentro de la historia social; pero no traigo un sistema a
priori que me empeñe en aplicar a todo, aunque los hechos lo resistan. Sin
hechos que juzgar no se puede hacer juicio. Tampoco han de tomarse sólo los
hechos culminantes, sino también los de segundo orden, porque estos aclaran y
completan los principales. ¿Dónde hay más hechos menudos que en la Historia del Derecho Español en la Edad Media , de Savigni? Y todos, sin embargo,
vienen allí a corroborar y a confirmar la grande idea de la persistencia del
derecho romano en la Edad
Media.
En cuanto a literatura,
sabida es la frase de St. Marc Girardin: «Para producir un buen poeta, son
necesarios cien poetas malos», no sólo porque las caídas enseñan, sino porque
en las obras de los grandes poetas se encuentran aprovechados elementos de
obras anteriores medianas.
Mi primera dificultad ha sido
fijar la índole y límites de la asignatura. Desde luego suprimo el adjetivo
crítica, porque ¿qué historia será la que carezca de crítica? La recopilación
seca y descarnada de hechos no es historia, sino un almacén de materiales para
ella.
Se me acusa de carecer de
critica y, sin embargo, no solo aplico la crítica estética, sino la histórica y
filosófica. (Ved todo esto en la lección de Lucano.)
¿Ha de abrazar también la
historia de la ciencia? En parte, sí:
1.º Porque la literatura
abraza, no sólo las obras en que el elemento estético es el dominante, sino
también aquellas en que
está como subordinado a otros de utilidad más práctica y directa.
2.º Porque ¿adónde iría el
sentido íntimo si sólo la forma poética se estudiase?
Si la historia de nuestra
literatura es la del ingenio español, menester será buscarle dondequiera que se
halle y en cualquier lengua o dialecto en que esté formulado. El concepto de
nacionalidad es harto vago y etéreo para que en él se pueda fundar literatura
alguna. Y además, ¿cuándo empieza la literatura española? ¿Desde cuándo hay
espíritu nacional? Claro es que no le hay entre los primeros pobladores de
España, ni en la época romana, ni en la visigoda; pero sí elementos y formas de
carácter nacional, que se reflejan en la lengua y en el arte literario. Estos
elementos se van depurando y llegan a su madurez en los tiempos de la Reconquista , y no sólo
entre los cristianos independientes, sino hasta cierto punto entre moros y
judíos. Los primeros eran españoles hasta por la raza y renegados en su mayor
parte. Además, entraban por mucho en su cultura elementos muzárabes. La
literatura provenzal murió en flor; había empezado por la corte y por los
eruditos y no llegó a ser lengua popular. La catalana recorre un ciclo
literario más completo; pero antes de cerrarle, es absorbida por la literatura
castellana. No hay literatura navarra y aragonesa. ¿Cómo y en qué es castellana
la literatura portuguesa? La literatura española, como todas las modernas,
sobre todo, las neo-latinas, nacen de despojos y de reliquias; es una
literatura derivada y, como tal, no se le pueden aplicar esas doctrinas
cerradas sobre los géneros que se pueden aplicar a literaturas como la griega o
la sánscrita. Aquí nunca ha faltado totalmente ninguno de los géneros de
transición.
Yo no sostengo que mi
programa sea mejor que los infinitos que puedan presentarse; no creo estar en
posesión de la verdad absoluta, ni mucho menos. Lo que sostengo es, que es
mejor que los otros programas presentados; más uno, más metódico y consecuente.
Desde luego me ajusto escrupulosamente al orden cronológico, sin confundir, v.
gr., los autores del siglo XVI con los del XVII, ni los tiempos de Carlos V,
con los de la época de Felipe II.
No sacrifico ni abdicaré
nunca el carácter de crítico y de artístico (bueno o malo) por entregarme a
vanas generalidades históricas o estéticas, de las cuales ningún fruto puede sacar el que sienta
en su alma el entusiasmo por la belleza. No creo que encierre verdad alguna
aquella humorística frase de ser la estética la ciencia de los tontos; pero creo
que sirve para que continuamente hablen y diserten de cosas artísticas algunos
espíritus áridos y secos como el esparto, incapaces de tomar un pincel en la
mano ni de hacer una mediana estrofa. Esto es, propiamente, ver la corrida
desde barreras. ¿Cómo he de creer yo que a ingenios de esta guisa se les ha
mostrado, sin cendales, la
Venus Urania ? Lo primero que debe hacer el Profesor de cosas
literarias es inspirar a sus discípulos el amor y la familiaridad. con las
obras artísticas bellas. Si no, ¿para qué sirve su enseñanza? Hay ciertos nadas
que son todo.
Debe el Profesor hacer
investigaciones propias y no contentar se en manera alguna con lo hecho. Todos
tenemos obligación de conciencia de adelantar en la ciencia que cultivamos;
para eso paga el Gobierno una Cátedra, y ese buen ejemplo nos dejó el Maestro
cuya pérdida lloramos. De otra suerte, los discípulos se quedarían rezagados en
el movimiento científico y nada sabrían de lo que pasa en torno suyo. Debe el
Profesor estudiar códices y libros viejos, porque una grandísima parte de la
literatura española, como de todas las modernas (incluso la francesa, que es la
más estudiada), se conserva inédita, aun en sus más importantes monumentos,
verbigracia las Cantigas del Rey Sabio, muchas poesías, de Server de Gerona,
muchos cancioneros del siglo XV, o está en libros rarísimos, v. gr., casi todo
el teatro anterior a Lope de Vega.
Si el Profesor no es
paleógrafo, cítese el ejemplo del Poema
del Cid.
La historia literaria debe
engarzarse con la civil; pero no sacrificarse a ella, ni mucho menos, porque a
veces van por distinto sendero.
No se ha de llevar el
espíritu nacional demasiado lejos. Influencias extrañas.
Contéstese a las acusaciones,
de que yo no me hago cargo, de la influencia de la Reforma , ni de los
descubrimientos, ni de la mística, etc.
Lección preliminar. ¿Por qué
no la he hecho al modo de Milego?
Literatura priscilianista. Nos
queda sólo un himno.
Escuela aragonesa y Marcial.
Paralelo ridículo de Amador entre Marcial y Lupercio Leonardo.
Por qué trato cuestiones
filológicas.
Por qué incluyo tantos
autores.
Por qué no pongo vaguedades.
Ligera explicación del
programa.
Manera fácil de hacerle de
otro modo.
Otro ejemplo en la cuestión
de los místicos.
Inconvenientes que resultan
de fiarse de la erudición de segunda mano. Principales descuidos de Amador.
Esta no es una Cátedra de
Retórica y Poética ni de Principios generales de Literatura. Es una Cátedra de
doctorado, donde se han de ampliar los conocimientos antes adquiridos, para
pasar los alumnos al Magisterio de la Enseñanza.
Y, sobre todo, nadie que de
una manera o de otra no sea artista puede juzgar ni entender de belleza. Caecus non iudicat de coloribus.
E chi me vede e non se innamora
D'amor non averá mai intelletto
D'amor non averá mai intelletto
Che da per gli
occhi una dolcezza al cuore
Che intender non la puó chi non la prava.
Che intender non la puó chi non la prava.
Desde luego, es más cómodo
saber poco que saber mucho.»
. Nota del colector: Es el programa presentado por Menéndez
Pelayo en las oposiciones a la cátedra de Historia Crítica de la Literatura Española
en 1878. Lo publicó integro por primera vez don Miguel Artigas en la revista Cruz y Raya, 1934. Hasta ahora no ha sido coleccionado en
«Estudios de Crítica Literaria».
Nota de Lisarda- en el centenario de la muerte de Marcelino Menéndez Pelayo, nos complace compartir su Programa de Literatura Española, esbozado a los 22 años.
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