lunes, 13 de septiembre de 2010

Nadia Hardy, Como encendida

























Volutas de humo

... que flotan alrededor de mi, de mí, de mi pecho adentro afuera como sea como quieran y fumo fumo el aire fumo la vida fumo me esfumo me fuman desde las puntas de los pies a la cabeza y circulo me odio me amo me extingo y Ud, ¿por qué vive? ¿Acaso porque el aire es gratis? Pero ya se lo están cobrando, y Ud debería reclamar porque el servicio que le prestan es una garcha. No me interesa, yo me quiero ir al Uni y comprarme unas botas de caña alta. Y a Ud ¿qué le interesa? De la vida, de la muerte, de mí. ¿A Ud. qué le da risa? ¿Qué le da pena? ¿De la tele, del cine, de Ud? ¿Ud quiere a su esposa, a su hijo, a su perro? ¿Y Ud qué opina del paro del campo? ¿Lo mismo que opina de la bruma intencional? Yo, ¿sabe lo qué quiero? Quiero unas zapatillas de esas con cámara de todo, un plato de comida con de todo, las calorías se sacan con bisturí, la dieta es para Ud, pobre, pobre, pobre. Ud me da lástima. Qué lástima que se nos acabe el mundo, casi me creo que era un buen lugar para estar. ¿Sabés qué? Dame la mano. Me asusté.

Anormalidad

Paseando en tren me doy cuenta: busco la anormalidad.
Quiero ver un hombre sin uñas, una viejecita sin ombligo, una nariz de un metro real, un tipo sin pito (noten cómo "tipo" es anagrama de "pito", demostrando lo que el miembro viril significa para un hombre), una mujer con un solo seno, un nene con tres ojos y una nena con una lengua de 30 centímetros.
Sin embargo, todo esto me aterraría.

Un Borgeano en el tren

Me gusta viajar en el primer vagón para ser la primera en salir del andén. También me gusta agarrar la barrera baja y cruzar delante de los 42 y 63, taxis, autos y motos que esperan de ambos lados de la vía.

Esta vez, tuve que correr al maldito tren porque, de perderlo, tendría que esperar unos veinte minutos hasta que pase el próximo. Me subí al último vagón y me animé a caminar hasta el vagón anterior al furgón. Mis papás me enseñaron a no atravesar ni permanecer en el sucio y temido furgón. Bajando en la mitad del tren, sin oportunidad de agarrar la hermosa barrera-semáforo baja, me tomé mi tiempo y prendí un cigarrillo. Detrás de mí, apareció una voz masculina. Dijo:

- ¿Me darías fuego?
- Sí, claro.

Lo miré bien. Pantalón negro, camisa roja y corbata negra. Recordé esos lindos posters promocionales de Cuentos Borgeanos, con el mismo atuendo, con esas caras deliciosas y sus bellos pelos castaños. La versión de elegancia que me pedía un encendedor peinaba muy pocas cabellos y todos rubios. Le di fuego al falso Borgeano.

Seguí caminando, con la risa contenida, y miraba en los vidrios de las esquinas a ver si venía detrás. Venía. Ya con la sonrisa en la boca, crucé Cabildo y saqué el celular del bolsillo. Puse modo "cámara" y apreté.

Llegué a casa y me cagué de risa.

Mentirita

Yo no engaño a nadie:
no soy poeta.

Lo único que soy es
una puerta sin bisagra
chirriando
todo el día.

No leo a nadie
No me sé citas
No reviso ni corrijo
No tengo musa
más que una violencia
de adentro hacia afuera.

¿Qué hago acá, entonces,
cortando las oraciones
por
donde más
me
plaz
ca?

Estoy llorando en público.


Un sueño…debe ser…

Bueno.
De un tiempo a esta parte cambió todo.
Ya no fumo ante el mismo escritorio. Ni en el mismo teclado. Ni con las mismas ganas. Ni con la misma cantidad diaria de nicotina. Oh, no. La dosis aumentó, así como el desgano y la sed de amor.
Estuve soñando. Soñé mucho.
Y, como todo soñador, un día me desperté.
Guau... Auch...
Porque encima, al despertar, me caí de la cama. Me dolió mucho. No va a volver a pasar. Ni ese sueño ni la caída.
El sol acaba de abandonarnos en Buenos Aires. Dicen que se fue para el Oriente. Que le vaya bien, que lo necesito mañana.
Voy a prender un cigarrillo más, luego de cerrar la persiana. Le voy a decir "hola" a la Luna. Voy a seguir escuchando a mi vecino ensayar con su saxo. Voy a seguir encarando esta hora del domingo, que es la más enmarañada de todas las horas de todos los días.




Escuché leer a Nadia Hardy en el recital que organizó CulturaBack hace pocas semanas.
Me gustó tanto lo que leyó como el modo de leerlo.
Con el permiso de ella, elegí diversos textos de su blog.
Fue inevitable, al leerlos, recordar La conciencia de Zeno de Italo Svevo, novela en la que el personaje principal es un fumador empedernido.
De allí que esta selección lleve el provisorio (y poco imaginativo)título que lleva.

¿Dije que el blog de Nadia se llama Mientras fumo? Bueno, hubiera empezado por ahí.

9 comentarios:

Gerana Damulakis dijo...

Maravilhosos textos, principalmente o primeiro.

Lisarda dijo...

Gerana, qué alegría que vc, que é descobridora de novos talentos, goste deles.Abrazo.

Andrea de Godoy Neto dijo...

Também gostei muito destes textos.O primeiro me agradou ainda mais. E o terceiro me fez rir :)

besos

N. H. dijo...

Jajaja, pusiste el del borgeano... No es por Borges, no. Es por la ex-banda de rock local Cuentos Borgeanos, que con mis amigas y mi hermana los seguíamos a todos lados. Después googlealos y vas a ver a qué me refiero.

Gracias, querido.

Regalos Pintados dijo...

Me gustó, yo tampoco soy poeta, ni sé cómo serlo pero creo que han descubierto a una talentosa...

Beso.

silvia zappia dijo...

excelente! y el del borgeano...ah!
voy a visitar a Nadia.
gracias,y besos*

Lisarda dijo...

Nadia, veo que hay un ex Catupecu, a los cuales sí escuché; y el primer disco de Cuentos Borgeanos, Fantasmas de lo nuevo, es un título de una colección de cuentos de Ray Bradbury;cuento de cuentos!
1 Beso

Lisarda dijo...

hola Regalos, una alegría que te haya gustado Nadia.
Es talentosa y, aparte de saberlo ella, la han descubierto otros;así que simplemente me sumo a celebrar el descubrimiento.

Lisarda dijo...

hola, Silvia!Sí, visitá el blog de Nadia que "tiene fuego".

(Cuando uno no quiere pensar,el cliché o el chiste fácil resuelve todo!)