La Misa Glagolítica es una de las cumbres creativas de Leos Janácek y el resumen de su pensamiento musical al final de su carrera. Fue compuesta de un tirón, en menos de un mes de vacaciones pasadas por agua que pasó en un pequeño pueblo de Moravia en Agosto de 1926. Se estrenó el 5 de Diciembre de 1927 en un concierto de la Sociedad Filarmónica de Brno con los solistas, coro y orquesta de la Ópera de Brno dirigidos por Jaroslav Kvapil.
La idea de componer una misa en la antigua lengua de la liturgia eslava le venía ya de algunos años y pretendía no sólo evocar la Gran Moravia de la época del Príncipe Rotislav (nada menos que en los tiempos de la herencia de Carlomagno) sino un sentimiento Paneslavo, más que checo, sobre la lengua vernácula en la liturgia que también conecta con la aventura de Juan Huss y sus seguidores, concluida en la derrota total de la batalla de la Montaña Blanca.
La misa debería llamarse eslava o eslavónica ya que el título de “glagolítica” a lo que hace referencia es al alfabeto introducido por los Santos Cirilo y Metodio (de ahí también lo de Cirílico) evangelizadores de la Gran Moravia y de otros territorios eslavos. Janácek no pretendía hacer tanto una obra pretendidamente litúrgica como subrayar la expresión de fe de todo un pueblo con una alegría primitiva y poderosa que podría muy bien tildarse de pagana.
La prueba es que Janácek, ante una crítica laudatoria del estreno contestó al crítico que le trataba de “viejo venerable maestro de fe profunda”, de su puño y letra, una carta donde se proclamaba “ni viejo, ni venerable ni creyente”.
De manera que la Misa aparecía más como un elemento político de exaltación eslava que como una pieza religiosa. El panteísmo naturalista que ya había triunfado en óperas como La zorrita astuta es lo que le guía en este nuevo fresco mucho más natural que sobrenatural.
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