lunes, 20 de julio de 2009
Josep Pla, El cuaderno gris (fragmento)
13 de abril. Domingo de Ramos. Voy al oficio.Olor de ramas de laurel-que en el Empordá llamamos llor- y de madroño.La Iglesia está llena.El ruido que hacen las ramas arrastradas por las losas de piedra de la iglesia. El perfume es fuerte, rústico, agradable.Los muslos dorados de los angelitos del latar, la ropa de la gente, los rincones oscuros,el aire, las maderas y las rejas de la iglesia quedan impregnados.El olfato queda tan saturado que se diría que todos huelen a laurel.Es quizás el único día del año que otro olor desplaza la amalgama, dulce, del incienso, el olorcillo agrio que tienen las beatas y el gusto de la cera.Ese olor de laurel nos volverá la nariz cada vez que en casa hagan estofado.
A la salida, en la calle de Cavallers,saludo al farmacéutico Almeda.Habla siempre con sus diminutivos.
-Voy a tomar un poco de lechecita-me dice mientras enjuaga, con el pañuelo blanco, los cristales de sus gafas. (...)
Imposible desplazar del olfato el olor de laurel de la mañana.Obsesión casi repugnante de vivir dentro de un estofado. (...)
Atardecer encapotado, aire displicente.Las calles de la villa están desiertas.Sólo se pasea el señor Roig, arriba y abajo de la calle de Cavallers con la cabeza descubierta y el bastón colgado del brazo.En sus inacabables horas de paseante solitario, ¿qué piensa el señor Roig?¿Compone música in mente?¿Planea alguna venta de corcho?¿Imagina algún plato exquisito?Sabemos que el señor Roig es compositor. Sabemos que es un comerciante aprovechado y frío. Que es el primer tenedor de Palafrugell, un excelente gourmet.Pero ¿qué sabemos del señor Roig? De la gente a la que no vemos nunca ¿qué sabemos?
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